Un hombre de personalidad fuerte, fría, arrogante, egocéntrico, déspota y con una autoestima más arriba del cielo mismo, acostumbrado a tratar a todos por debajo de él, así estén por encima, se cruzará por casualidad con una hermosa joven y quedará obsesionado con ella.
Nicholas Elliott Windsor, descendiente de una familiar importante, con un ego inmenso, acostumbrado a obtener cualquier cosa, es el segundo en la cadena de mando de la elite; General de cuatro estrellas, casado y con 32 años, querrá a la hermosa Lia Harrington en su lista de las mujeres que usa y desecha.
Lía Harrington es una joven de 22 años, que aparentemente es una simple profesional, es modelo y una abnegada novia de un teniente coronel, pero que en realidad es una coronel en la organización secreta de la Élite.
Lía no solo es la mejor espía de su tiempo, sino que tiene una personalidad tan fuerte como la de Nicholas y le enseñará a jugar su propio juego.
Podrá Nicholas doblegar a la hermosa Lía.
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Desestresandose
Alessandro se lleva al jardín a lía y esta tiene que evitar ver el lugar donde hace rato estuvo con Nicholas para no mojarse, ese hombre la enciende, jamás ha tenido esos impulsos con Alessandro ella no le daba prioridad a eso y ahora es en lo único que piensa, pero es casado, mayor y aparte la jode siempre.
—Es en serio Lia, me dejaste en ridículo, como es posible que yo no sepa que eres una espía de la élite, qué mierda es esta. —Dice y ella se molesta.
—Primero no me hablas así de acuerdo, no te podía decir por eso, soy espía y segundo no te dejé en ridículo, no tengo culpa que no hayas mantenido la calma para que nadie se diera cuenta.
—Que cara dura eres de verdad, como me dices eso así, tan cara lavada, soy tu prometido, y no, escúchame bien, no seguirás de espía, te lo prohíbo. — La carcajada que resuena es de lía, lo que dijo le dio tanta gracia.
—Lo lamento, pero tú a mí no me prohíbes o permites nada y que sea la última vez que me ordenas algo. —Se gira y Alessandro la toma del brazo y la gira.
—No estoy jugando Lia, tú a mí me respetas, nos vamos a casar y no quiero que mi mujer trabaje en la élite. — Dice este agarrándole el brazo.
Lía se suelta de su agarre y lo empuja.
—De verdad no me vuelvas a agarrar así o te vas a arrepentir. — Él se da cuenta y trata de alcanzarla.
—Lía lo lamento, amor espera —Pero es inútil, ella regresa a la fiesta y se despide de su familia.
—Me voy, luego hablamos sí… —todos se ven la cara.
—Que ocurre… Por qué te vas. — Pregunta Tomás, pero ella niega
—Nada padrino hasta luego. —Toma el auto y sale, pero Andre la detiene.
—A donde vas, que ocurrió con Alessandro. — Ella niega y se va.
—Nada hermanito, solo está molesto porque no le dije nada. —Se retira rápido del lugar.
— Qué es eso en tu brazo. —Pregunta, pero ella se acerca a sharpei y le quita su llave, se sube en el auto y se retira, está molesta, confundida y no sabe qué mierda hacer, así que maneja hasta su santuario, que es una cabaña que usa cuando quiere estar sola.
En la fiesta André se acerca a su amigo y lo empuja, está molesto.
—Espero que lo rojo en el brazo de lía no se lo hayas hecho tú porque soy capaz de matarte idiota, lo entiendes.
—Sería incapaz de hacerle daño, solo discutimos, en dónde está. —Pregunta Alessandro.
—No lo sé, estaba molesta y se largó, si te ocultó cosas, pero solo fue por trabajo o lo entiendes o entonces déjala y listo. —Dice André.
—De eso nada, esta solo es una discusión de pareja, nosotros nos vamos a casar, todo está bien. —Se aleja Alessandro y todos comienzan a preguntarse por qué Lia se fue.
A las afueras de la ciudad está Lía en una cabaña, se saca el vestido y toma una copa de vino, se mete a la tina y vota el aire que no sabía que tenía retenido.
La noche fue abrumadora, toda una locura.
Lía sale del baño y se coloca ropa interior, luego se coloca una bata y va a la cocina por algo de comer.
Revisa para ver qué hacer y el timbre suena, no sabe quién pueda ser porque de esa cabaña no sabe nadie, toma el arma que está detrás de un jarrón y abre la puerta, pero es grande su sorpresa cuando es Nicholas el que está de pie.
—Hey, no me mates… —Alza las manos riendo.
—Que haces aquí, como diste conmigo. — Pregunta ella.
— Te seguí, ahora me dejas pasar. —Ella lo deja entrar y coloca el arma de lado.
Ella le dice que se siente y se regresa a la cocina para preparar sandwiches, pues, necesita comer para calmarse.
—Quieres algo de tomar. —Pregunta ella mientras prepara la comida, pero le contestan a su espalda.
—Prefiero comerte a ti. —Ella se sobresalta y se voltea.
—Nicholas hasta cuándo vas a seguir haciendo eso. —Dice y él la toma de la cintura.
—Vine para hablar contigo. —Le dice.
—Dejarás de ponerme trabas. —Pregunta ella.
—No. —Contesta él.
—Largo. —Espeta ella.
—Espera sí, solo quiero ayudarte y cuidarte, hay gente peligrosa que viene por la cabeza de emperatriz.
—Listo ya están los sandwiches, vamos a comer. —Él se sienta y ella igual, pero él la sienta en sus piernas
—Aquí estás más cómoda mi diosa. —Ella comienza a comer y le da a él.
—O comes o te largas. —Él come y ella suspira.
—Que te preocupa… —Pregunta él.
—Te lo voy a contar, pero me ayudas de acuerdo. —Dice Lia y él asienta.
—Hay un idiota, General de la élite que me quiere fuera de mi trabajo, y quiero matarlo, lo haces por mí —Él se ríe y ella igual.
—Qué chistosa, pensé que me ibas a decir que te ayudará a encontrar al hombre que te tiene loca. — Dice y ella se ríe.
—Son muchos, de quien hablas. —Él la agarra del cuello y la besa
—Deja tus chistes, eres mejor coronel que chistosa.
—No me has dicho a qué viniste. —Pregunta ella.
—A estar contigo y no digas que no tú también lo deseas. —Ella se abre la bata y se le sube encima.
—Solo por hoy no te mataré. —Dice y lo besa, él le corresponde y la cabaña se llena de gemidos y gritos de placer, se unen de nuevo como en el jardín.
Primero en el sofá, luego en la habitación, el baño y cada lugar de esa cabaña presenció la pasión entre ellos.
— Carajo, no te cansas… —Dice él riendo y ella niega.
—Para qué te ofreces entonces.