Samara es una brillante joven que vive con sus padres adoptivos en un tranquilo pueblo.Un día acompaña a su mejor amiga a pasar el fin de semana a ciudad Amatista ,la ciudad más moderna y próspera del continente.Lo que no sabía Samara es que ese viaje le cambiaría la vida para siempre ya que allí descubre que es una loba blanca,algo no visto en años y que su pareja es nada más y nada menos que Alfa Kai,el Alfa de ciudad Amatista,el líder más poderoso que hay en todo el continente.
La nueva pareja tendrá que luchar contra los fantasmas del pasado que querrán aprovecharse de su poder ya que la loba de Samara guarda un gran secreto .¿Aceptará Samara su legado y a su pareja destinada?¿Podrá Alfa Kai protegerla?
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Capítulo 12 Conociendo Ciudad Amatista
Samara
Crystal me presentó a su madre, Laura. La mujer era idéntica a su hija, pelo rubio y largo, baja estatura y unos ojos verdes que destilaban dulzura. Laura tenía su dorado pelo recogido en un moño y en sus ojos se podían apreciar ya algunas arrugas.
Vivían en una casa muy bonita de dos plantas con un pequeño jardín trasero. Lucía había hecho limonada y nos sentamos en el jardín a tomarla aprovechando que había sombra, ya que el verano se iba haciendo notar por sus altas temperaturas en Ciudad Amatista.
—Querida, no sabes lo feliz que me hace que Kai te haya encontrado por fin. Él es como un hijo para mí. Cuando murió su familia y mi pareja, Kai vino a vivir con nosotras. Él solo tenía 14 años y tuvo que hacerse cargo de la manada. Ni siquiera tuvo tiempo de llorar la muerte de sus padres y de su hermano. Pasó a ser el Alfa de la manada y le tocó madurar de golpe—
—No sabía que Kai tenía un hermano. —
—Sí, se llamaba Kebei. Era dos años mayor que Kai y se suponía que sería el próximo Alfa. Era la primera vez que acompañaba a sus padres en la reunión anual de Alfas. Benjamin, el padre de Kai, quería que Kebei se fuera familiarizando con los otros Alfas porque pensaba cederle el puesto cuando cumpliera 18 años. Mi pareja era su Beta y lo acompañaba siempre . Desgraciadamente el avión en el que viajaban sufrió un accidente y murieron todos. —
—Lo siento muchísimo —
—Gracias querida. Fueron tiempos muy difíciles para todos. Kai nunca se quejó, nunca se hundió. Era un niño y asumió las responsabilidades de un cargo que nunca pensó que tendría que asumir. Kai demostró tener un don innato para liderar. A día de hoy es el Alfa más influyente de todo el país y del que dependen muchas manadas.Ha convertido ciudad Amatista en la manada más grande y moderna de todo el continente. Su padre estaría muy orgulloso de él. —
Laura hablaba con mucho cariño y orgullo de Kai. El rubio debía ser muy inteligente y tener una mente brillante y muy fuerte para lograr todo lo que había logrado con la desgracia que le había tocado vivir. Mi pareja no dejaba de sorprenderme. Deseé tenerlo a mi lado para poder abrazarlo. No podía imaginar lo duro que tuvo que ser para un niño de 14 años perder a su familia y encima hacerse cargo de una manada.
—Kai es increíble —afirmé sinceramente.
—Sí que lo es y es hora de que forme su propia familia y sea feliz— la rubia puso su mano sobre la mía y me dio un apretón a la vez que una sonrisa se instalaba en sus labios.
—¡Oh! — mis mejillas se sonrojaron cuando me di cuenta de a qué se refería.
—¡Mamá!,— le regañó Crystal —Ya te he dicho que Samara se ha criado como una humana, apenas acaba de saber que es una loba así que no le hables de tener cachorros, ella necesita su tiempo para adaptarse—
—Sí, es cierto, perdona querida. Han hablado mis deseos de ser abuela. Como mi hija no termina de decidirse tengo mis esperanzas puestas en Kai. No me hagas caso— hizo un ademán con la mano quitándole importancia. —Lo importante es que ya te ha encontrado y os tenéis el uno al otro. Yo nunca quise que se fuera de esta casa pero hace unos cuantos años se le metió entre ceja y ceja que quería independizarse y vivir solo y no hubo manera de persuadirlo. Ya irás viendo lo testarudo que es a veces. Ahora me quedo más tranquila al saber que ya no está solo. ¡Bienvenida a la familia Samara.! —
—Gracias —dije correspondiendo el abrazo que Laura me había dado.
Después de la charla con Laura, Crystal me llevó a conocer la ciudad.
Amatista era una gran ciudad que rebosaba tecnología y modernidad miraras donde miraras.
Largas avenidas de edificios altos constituían el centro de la gran urbe. En la parte baja de esos edificios había comercios de todo tipo, desde perfumerías hasta boutiques de las grandes firmas. Al final de la avenida por donde íbamos circulando había una gran plaza con un majestuoso edificio en medio que resaltaba sobre todos los demás por tener un estilo más clásico.
—Esa es la casa de la manada, es algo así como el ayuntamiento para los humanos—
—¿Porqué es tan diferente del resto de edificios? —
—La casa de la manada es muy antigua. Los Alfas de la manada Amatista siempre han vivido ahí con sus familias desde hace muchos siglos atrás. Ahí vivía Kai con sus padres y su hermano. Cuando ocurrió el accidente Kai vino a casa a vivir con nosotras y luego, cuando se independizó, no quiso volver a vivir aquí. Las reuniones, las fiestas y los encuentros con otros Alfas se hacen aquí pero la última planta, donde están las habitaciones, no se ha vuelto a usar. De hecho Kai no ha dejado que nadie entre ahí desde que su familia murió. Creo que es como una especie de santuario para él—
Miré el edificio color ocre mientras nos alejábamos. No podía ni imaginar el dolor por el que había pasado Kai.
Crystal giró a la izquierda y el ambiente de la calle cambió drásticamente. Cines, teatros, galerías de arte, museos, se agolpaban en ambos lados de la calle. Volvimos a girar a la derecha y divisé lo que intuía que era un gran centro comercial. Crystal entró en el parking subterráneo de dicho centro y nos bajamos para dar una vuelta. El centro comercial era enorme y contaba con todo tipo de establecimientos, supermercados, tiendas de ropa, deportes, lencería, fotografía, restaurantes, bolera, zapaterías, joyerías, jugueterías, tienda de electrodomésticos, de móviles, de videojuegos... Todo lo que tu mente pudiera imaginar estaba aquí. El edificio era impresionante por dentro. Tenía una especie de jardín de donde nacía un río que iba rodeando todo el recinto y en el que los niños podían disfrutar montando en unas pequeñas barcas. Los techos eran altísimos y estaban coronados con vidrieras que dejaban pasar la luz del sol. La gente iba y venía en todas direcciones.
—¿Siempre hay tanta gente? — pregunté
—¡Oh! Hoy está vacío, espera a venir en fin de semana—rió la rubia —Amatista es la ciudad más poblada del país, aquí hay gente por todas partes, da igual el día o la hora—
—Comprendo—
—Ven,quiero enseñarte una cosa — dijo la rubia tirando de mi mano.
—Mira, esto es ciudad Amatista—
—¡Guau!— es lo único que salió de mi boca.