Isela es una mujer que desde muy pequeña tuvo que trabajar, tuvo un matrimonio aparentemente perfecto, pero todo se derrumba cuando sufre la peor traición y aún más después de la muerte de su esposo tiene que salir adelante sola, mientras se enfrenta a los obstáculos impuestos por la sociedad.
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11
Todo lo que Keyla le dijo fue un golpe para Isela, en pocas palabras le dijo lo ingenua que es y que le pueden ver la cara.
- hija, entiendo lo que me dices( estaba muriendo de vergüenza, no sería fácil decirle a su amor que no, pero no tenía de otra).
- mira, dile que por ahora no puedes porque ya invertimos en nueva mercadería, y que no podemos darle esa cantidad.
- si eso haré, tienes razón es mucho dinero.
- así es mami, te amo cuídate. Cualquier cosa estoy aquí para ti siempre.
-Gracias mi niña- Isela se retiró, aún debía hablar con Marcus, le envío un mensaje diciendo que se verían en casa para conversar.
Marcus al recibir el mensaje, mostró una gran sonrisa, estaba seguro de que ya tenía el dinero en sus manos y se veía llevando una buena vida unos meses.
Al llegar Isela lo llevo al jardín de la entrada ahí Isela empezó a decirle.
- Marcus, hable con Keyla lo del dinero, lamentablemente no podemos prestártelo.
- como, por qué.
- Keyla hizo nuevo pedido de mercancía, mientras no llegue y no ponga en venta no podemos tomar una cantidad así, sabes que siempre hay riesgos y ese es nuestro seguro por ahora.
- me dices que no puedes prestarme el dinero(se levanta enojado)
- así es, por ahora no puedo hacerlo- de puso un poco nerviosa ante la actitud de Marcus.
- eres una estúpida, realmente crees que he estado a tu lado por amor. Me acerqué a ti por el dinero, sabía bien que ibas a quedar protegida y yo solo quiero un poco de eso para disfrutarlo por aguantar tus lágrimas y lamentos.
- Marcus...
- No, mira yo no te amo, esto se quedó aquí, no me vuelvas a hablar. Yo tengo a otra persona, vivo con otra persona y por ella accedí a engañarte, quería el dinero para irnos de viaje. Yo me voy no quiero verte, ni para darme lo que quiero sirves, eres tan inútil.
Marcus se fue, Isela se quedó en un mar de lágrimas, bien decía su hija, lo que hay en el corazón no vemos y su maldad se puede disfrazar.
Se sentía mal, por haberse dejado llevar por una cara bonita y por las lindas palabras, había sido muy tonta y casi le entrega su dinero, ese que le ha costado tanto tener.
Agradece a su hija, por negarse a dar el dinero, si ella hubiera accedido se quedaría sin pan ni pedazo.
Isela, no sabía que hacer no podía enfrentar a su hija ahora, tenía vergüenza por haber confiado en la persona equivocada. Siempre había dado todo por los demás, prefería quedarse con lo justo y así otro no pasará hambre, porque tenía que encontrarse con un hombre así. Uno que la estuvo engañado haciendole creer que la amaba y en realidad solo jugaba con ella
Isela se preguntaba si acaso su familia también lo sabía, por que hasta hace unos días ella compartió con ellos. Y ellos sabían estaban de acuerdo con la relación de ellos, cuanto mal le querían hacer. Quedarse sin nada, no era justo para ella, perder lo poco que ha logrado obtener y otro que quiera quedárselo no es justo.
Mientras sus lágrimas decendian por sus mejillas decidió irse unos días mientras ponía sus ideas en orden.
A pesar de querer mucho a Marcus, no se iba a derrumbar, había pasado un infierno con Raúl y esto la haría más fuerte.
Un viaje sería ideal, a su regreso pensaba tomar terapia, tenía que mejorar y dejar atrás a su yo asustada y dependiente de otros, para ser una mejor versión de si misma.
Isela estaba segura que debía ser más fuerte que nunca, no permitiría que un mal hombre destrozara el resto de su vida, no claro que no.
Ahora se debía respeto y amor a sí misma, ese que tal vez nunca tuvo y que por mucho tiempo lo busco en las personas equivocadas, ya no quería depender solo del amor de sus hijos uno le había demostrado que podía darle la espalda en tiempo de tormenta y otra que era capaz de sacrificar su vida por verla feliz.
No, no podía permitir que Keyla destruya su futuro por ella, quería verla feliz y no viviendo solo por su bienestar.
Esa noche cito a sus hijos a cenar con ella.
Isela no quería ocultarles lo sucedido, pese a la vergüenza que sentía debía ser sincera con ellos, y así no volver a tocar el tema después.
La charla fue tranquila y pese al enojo que Jefferson sentía prometió no decirle nada a Marcus, siempre y cuando esté no volviera a buscarla. Keyla se veía igual de molesta, pero no dijo nada más que era mejor así, que sacará los colores de una vez y que estaba bien que no volviera nunca, porque la próxima vez no saldría caminando si se atrevía a acercarse de nuevo.
Isela volvió a sentirse protegida y luego les contó que pensaba irse viaje, Jefferson no quería, pero Keyla por el contrario estaba muy feliz, tanto que le ayudo a revisar lo que debía llevar.
Isela quería irse a un lugar tranquilo y el campo era una buena opción, hace mucho que no veía a su padre y era un lugar tranquilo y alejado de la ciudad.
Allí si padre tenía y a casita pequeña en la que se usaba de hospedaje cuando llegaban visitas. Seguro el querría tenerla a su lado pero su necesidad de estar sola y pensar le iba, a solicitar que le permita quedarse ahí por un tiempo.
Al día siguiente muy temprano llamo a su padre y le comento que iría a visitarlo y que llegaría en unas horas, el muy feliz le dijo que la esperaba en la central de autobús.
Pues si, era más fácil y no viajaría, sola. Además la gente de pueblo suele ser amable en su mayoría.
Keyla acompaño a su madre a tomar el autobús, abrazo a su madre y beso sus mejillas varias veces. Luego Le dijo.
- cuidate mamá, lo que pasó dejalo atrás, no vale la pena que llores por quien no lo merece, espero que regreses cuando te sientas mejor. Estaré esperando por ti.
- Isela conteniendo sus lágrimas subio y se ubico en su asiento, tenía miedo de irse, pero más de quedarse. Recuerda todas las veces que quizo terminar con su vida mientras Raúl la amenazaba, no quería pasar por eso de nuevo. Debía amarse y seguir adelante y este era un respiro a la tranquilidad.