Amor Ardiente

Las semanas siguientes a la revelación sobre el pasado de Daniel fueron un torbellino de emociones para Valeria. Aunque había decidido intentar superar el dolor y seguir adelante con Daniel, la tensión entre ellos seguía creciendo, y cada día se hacía más difícil ignorar las heridas abiertas.

Una tarde, Valeria recibió una llamada inesperada de un número desconocido. Dudó por un momento antes de contestar.

—¿Hola? —dijo Valeria, un poco a la defensiva.

—Valeria, soy Lucrecia, la madre de Daniel. Necesito hablar contigo sobre algo muy importante —respondió una voz temblorosa al otro lado de la línea.

Valeria sintió un nudo en el estómago. Había conocido a Lucrecia brevemente en un par de ocasiones, pero nunca había recibido una llamada de ella. Acordaron encontrarse en un café cercano, donde Lucrecia llegó con un aire de preocupación y urgencia.

—Valeria, gracias por venir. Sé que esto es inesperado, pero hay algo que debes saber sobre Daniel y su pasado —comenzó Lucrecia, tomando las manos de Valeria entre las suyas.

—¿De qué se trata, Lucrecia? —preguntó Valeria, temiendo lo peor.

Lucrecia tomó un profundo respiro antes de continuar.

—Hace muchos años, Daniel estuvo involucrado en un asunto que ha intentado dejar atrás, pero que sigue persiguiéndolo. Durante su primer año de universidad, se involucró en un círculo peligroso relacionado con el tráfico de drogas. No estaba directamente vendiendo, pero era un facilitador para un grupo de estudiantes que traficaban. Una noche, en una fiesta todos se salieron de control entre tantas drogas y licor, uno de los estudiantes murió de una sobredosis. Daniel estaba presente, y aunque no fue responsable directo de la muerte, su participación en el círculo de drogas lo convirtió en cómplice moral —dijo Lucrecia, con lágrimas en los ojos.

Valeria quedó atónita. Nunca había oído hablar de este incidente ni del círculo de drogas. La magnitud del secreto la dejó sin palabras.

—¿Por qué nunca me dijo nada? —preguntó Valeria, con voz temblorosa.

—Daniel ha vivido con la culpa y el miedo desde entonces. Hizo todo lo posible para dejar atrás esa vida, incluso ayudó a la familia del joven fallecido anónimamente. Pero la culpa y el miedo a ser descubierto nunca lo dejaron en paz —continuó Lucrecia, con voz quebrada.

El mundo de Valeria se tambaleó. ¿Cómo podría Daniel haber ocultado algo tan grande? Necesitaba respuestas y necesitaba enfrentarse a Daniel.

Esa noche, cuando Daniel llegó a casa, encontró a Valeria sentada en el sofá, con los ojos llenos de lágrimas.

—Daniel, tenemos que hablar —dijo Valeria, su voz llena de emoción contenida.

—¿Qué sucede, Valeria? —preguntó Daniel, preocupado por la seriedad en su rostro.

—Tu madre me contó sobre tu pasado en la universidad. ¿Por qué nunca me hablaste de ello? —preguntó Valeria, con voz temblorosa.

Daniel palideció y se dejó caer en el sofá junto a Valeria.

—Valeria, no quería que supieras porque es el capítulo más oscuro de mi vida. Fue un error terrible que ha marcado cada día desde entonces. No hay un solo momento en que no piense en lo que sucedió esa noche y en la vida que se perdió —dijo Daniel, con voz temblorosa.

—Pero Daniel, ¿cómo esperabas construir una vida conmigo con un secreto tan grande entre nosotros? —preguntó Valeria, con lágrimas en los ojos.

—Pensé que si podía hacer el bien y compensar de alguna manera, tal vez podría seguir adelante. Pero ahora veo que esconderlo solo ha hecho las cosas peor. Lo siento tanto, Valeria —respondió Daniel, desesperado.

Valeria sintió el dolor y la sinceridad en la voz de Daniel, pero las dudas seguían atormentándola.

—Daniel, necesitamos descubrir cómo superar esto juntos. No podemos vivir con esta sombra entre nosotros —dijo Valeria, firme en su decisión.

—Estoy de acuerdo. Haré todo lo que sea necesario para demostrarte que puedes confiar en mí y para encontrar la manera de sanar —respondió Daniel, decidido.

Mientras trabajaban en sanar y enfrentar el pasado, otro secreto empezó a emerger. Valeria recibió un mensaje anónimo que contenía información detallada sobre el incidente en la universidad. El mensaje insinuaba que Daniel había sido más involucrado de lo que Lucrecia le había dicho.

Valeria decidió confrontar a Daniel nuevamente.

—Daniel, acabo de recibir esto —dijo Valeria, mostrando el mensaje. —¿Hay algo más que no me has contado?

Daniel miró el mensaje y su rostro se oscureció.

—Valeria, te he dicho todo lo que sé. No estaba directamente involucrado en la muerte del estudiante, pero sí, fui parte de ese círculo y me he arrepentido desde entonces. No sé quién puede estar enviando estos mensajes, pero claramente quieren hacer daño —dijo Daniel, angustiado.

La revelación de que alguien estaba intentando sabotearlos sumó una nueva capa de tensión. Daniel y Valeria se encontraron en una encrucijada, con la verdad revelada y nuevos secretos saliendo a la luz.

¿Podrían enfrentar juntos este nuevo desafío, o los secretos del pasado serían demasiado para soportar? La verdad dolorosa había desenterrado heridas profundas, y la presencia de un enemigo anónimo amenazaba con destruir todo lo que Valeria y Daniel habían construido.