"Fantaseo Con Esas Curvas" es una novela que narra la historia de un hombre que, a pesar de los estereotipos y las normas sociales, se enamora perdidamente de una mujer con sobrepeso. Alejandro, un joven exitoso y atractivo, ha pasado toda su vida rodeado de mujeres delgadas y "perfectas" según los cánones de belleza establecidos. Sin embargo, un día conoce a Sofía, una mujer con curvas generosas que cautiva su corazón desde el primer momento. A medida que su relación avanza, Alejandro debe enfrentarse a sus propios prejuicios y a la presión de su entorno, que no entiende cómo puede estar enamorado de alguien que no encaja con los ideales de belleza tradicionales. Sofía, por su parte, lucha por aceptarse a sí misma y superar sus inseguridades, mientras descubre que el amor verdadero puede encontrarse en los lugares más inesperados.
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Capitulo 12
Alejandro
Una vez allí, preparamos una cena sencilla pero deliciosa, y nos acomodamos en el sofá frente a la chimenea. la envolví entre mis brazos, y ella se acurruco contra mi pecho, sintiéndose más segura y protegida que nunca.
Durante un buen rato, permanecemos en silencio, simplemente disfrutando de la mutua compañía y del calor de nuestros cuerpos entrelazados. Es un momento íntimo y cálido, lleno de una conexión que parece trascender lo físico.
Finalmente, Sofía levanta la mirada y me regala una sonrisa radiante.
-Alejandro, ¿puedo hacerte una pregunta? -murmura, con una timidez que me resulta encantadora.
-Por supuesto, mi amor -respondo, acariciando suavemente su rostro-. Puedes preguntarme lo que quieras.
Ella toma una profunda respiración, y puedo ver cómo su mirada se llena de una determinación que pocas veces he presenciado en ella.
-¿Crees que... crees que esto podría funcionar? -pregunta, con voz temblorosa-. Quiero decir, ¿crees que nosotros podríamos llegar a ser algo más?
Siento cómo mi corazón se acelera ante sus palabras, y una oleada de emociones me invade por completo. ¿Acaso Sofía está hablando de una relación a largo plazo? ¿De un futuro juntos?
Acaricio su mejilla con ternura, perdiéndome en la profundidad de sus ojos.
-Sofía, mi amor -murmuro, sintiendo cómo la pasión y el cariño se entrelazan en cada una de mis palabras-. No hay nada que desee más en este mundo que poder construir una vida a tu lado.
Veo cómo una sonrisa se dibuja en su rostro, y siento cómo sus ojos se llenan de lágrimas de felicidad.
-Alejandro, yo... -vacila, con la voz entrecortada por la emoción-. Yo también quiero eso. Quiero poder estar contigo, apoyarnos mutuamente y enfrentar juntos todo lo que la vida nos depare.
Sin poder contenerme más, la beso con una ternura y una pasión que parecen consumirme por dentro. Sofía corresponde a mi beso con la misma intensidad, y siento cómo mi mundo se reduce a ella y a la magia que nos envuelve.
Cuando finalmente nos separamos, nuestras miradas se encuentran, reflejando una complicidad y una sintonía que me dejan sin aliento.
-Te amo, Sofía -susurro, acariciando suavemente su rostro-. Y no sabes cuánto me alegra saber que tú también quieres intentarlo.
Ella sonríe y se acurruca aún más cerca de mí, dejándose envolver por el calor de mi cuerpo.
-Yo también te amo, Alejandro -responde, en un susurro casi inaudible-. Y estoy lista para dar este paso contigo.
Permanecemos así durante un buen rato, simplemente disfrutando de la mutua compañía y de la calidez que nos rodea. Es un momento mágico y único, y siento cómo mi corazón se hincha de una felicidad que parecía inalcanzable.
Finalmente, el cansancio comienza a hacer mella en nosotros, y decidimos retirarnos a la habitación. Una vez bajo las sábanas, Sofía se acerca a mí y, con una timidez que me resulta adorable, envuelve sus brazos a mi alrededor.
-Gracias por todo, Alejandro -murmura, depositando un suave beso en mi pecho-. Gracias por estar a mi lado y por no rendirte conmigo.
Correspondo a su abrazo, sintiendo cómo mi alma se llena de una dicha indescriptible.
-Gracias a ti, mi amor -respondo, acariciando suavemente su espalda-. Tú eres quien ha iluminado mi vida y quien me ha enseñado a ver el mundo de una manera diferente.
Sofía me regala una sonrisa radiante y, lentamente, se acerca a mí para besarme con una ternura y una delicadeza que me dejan sin aliento.
Cuando finalmente nos separamos, siento cómo todo a mi alrededor parece haber adquirido una nueva dimensión. Es como si, de pronto, el mundo fuera un lugar más luminoso y maravilloso.
Con Sofía a mi lado, sé que puedo enfrentar cualquier cosa que la vida me depare. Ella se ha convertido en mi pilar, en mi fuerza y en mi razón de ser, y no puedo imaginar mi vida sin ella.
Poco a poco, el sueño comienza a apoderarse de nosotros, y nos dejamos envolver por la calidez de nuestros cuerpos entrelazados. Antes de caer rendido, deposito un suave beso en la frente de Sofía, sintiendo cómo mi corazón se hincha de un amor puro y sincero.
A la mañana siguiente, despierto con una sensación de tranquilidad y plenitud que hacía mucho tiempo que no experimentaba. Al abrir los ojos, me encuentro con la imagen de Sofía durmiendo plácidamente a mi lado, y una sonrisa se dibuja en mi rostro.
Con suma delicadeza, me acerco a ella y comienzo a acariciar suavemente su rostro, disfrutando de la suavidad de su piel y de la paz que refleja su semblante.
Poco a poco, veo cómo sus párpados se mueven y, finalmente, sus ojos se abren, regalándome una mirada soñolienta pero radiante.
-Buenos días, mi amor -susurro, sintiendo cómo la emoción se apodera de mi voz.
-Buenos días -responde ella, esbozando una sonrisa tímida.
Sin poder contenerme más, me acerco a ella y deposito un suave beso en sus labios. Sofía corresponde a mi beso con la misma ternura, y siento cómo mi corazón late desbocado en mi pecho.
Cuando finalmente nos separamos, nuestras miradas se encuentran, y puedo ver reflejada en sus ojos una mezcla de felicidad y seguridad que me deja sin aliento.
-¿Cómo has dormido? -pregunto, acariciando suavemente su brazo.
-Mejor que nunca -responde, acurrucándose aún más cerca de mí-. Contigo a mi lado, me siento más segura y protegida que nunca.
Sonrío, sintiendo cómo una oleada de ternura me invade por completo. Estrecho a Sofía entre mis brazos, disfrutando de la calidez de su cuerpo y del aroma de su cabello.
-Sabes, Sofía -murmuro, depositando un beso en su frente-. Quiero que sepas que, para mí, tú eres lo más importante. No hay nada ni nadie en este mundo que pueda compararse a lo que siento por ti.
Ella levanta la mirada, y puedo ver cómo sus ojos se llenan de lágrimas de felicidad.
Mientras ellos sean felices, los demás les resbale.