Abigail Sedant, es una joven humilde a quien le ha tocado hacerse cargo de su madre y hermana, ella trabaja y estudia para sacarlas adelante, Abigail se vuelve la obsesión para el millonario Wilians Black, un heredero despiadado que a sido amenazado por su abuelo para conseguir esposa, este con la presión conoce a Abigail y realiza una serie de sucesos para que ella esté obligada aceptar un contrato de matrimonio, lo que ellos dos no esperaban es que este sucedió los llevará a aguas más profundas, liberando sus miedos y dejando aflote los nuevos sentimientos...
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La Boda
Me miro en el espejo, ajustando mi traje hecho a la medida. El negro es perfecto, elegante y sofisticado. La tela se ajusta a mi cuerpo de manera impecable, resaltando mi figura. Los detalles son perfectos, desde el corte de la chaqueta hasta el ajuste de los pantalones.
Me coloco la corbata, asegurándome de que esté perfectamente anudada. El nudo es impecable, sin un solo pliegue fuera de lugar. Me miro de arriba a abajo, asegurándome de que todo esté en orden.
Mi abuelo entra en la habitación con una gran sonrisa en su rostro.
-Felicidades, hijo- dice, abrazándome. -Esta es la mejor decisión que has tomado-
Le devuelvo el abrazo, -Gracias, abuelo- digo, sin mencionar que su insistencia para que me casara fue lo que me llevó a este momento.
Mi abuelo se aleja un poco y me mira con orgullo. -Te ves muy bien, listo para empezar esta nueva etapa de tu vida- dice.
Asiento con la cabeza, sin decir nada. Mi abuelo sigue hablando, contándome sobre su propia boda y cómo fue un momento especial para él. Yo escucho atentamente, sonriendo cuando es necesario.
Finalmente, mi abuelo se calla y me mira con seriedad. -Recuerda, hijo, la familia es lo más importante-dice. -Cuida a tu esposa y hazla feliz-
Asiento con la cabeza, sin decir nada. Mi abuelo me da un último abrazo y sale de la habitación, dejándome solo para que me prepare para la boda.
Rodrigo entra en la habitación, sonriendo. -Estás listo, amigo-dice, mirándome de arriba a abajo. -Te ves genial-
Me limito a asentir con la cabeza, sin mostrar demasiada emoción. -Gracias- digo, ajustando mi reloj.
Rodrigo se acerca y me da un golpe en la espalda. -Vamos, es hora de casarte- dice, sonriendo.
Asiento con la cabeza y salgo de la habitación, listo para enfrentar el día.
Estoy de pie en el altar, con una expresión seria y distante. No miro a nadie, excepto al frente, donde pronto aparecerá Abigail. La música comienza a sonar y ella entra por ese arco de flores que la hacen ver como una más de esas, ella viene caminando hacia mí con una sonrisa radiante en su rostro, aunque solo yo se que no es real, viene apoyada del brazo de su madre.
Mi mirada se fija en ella, y por un momento, mi fachada de despiadado y frívolo se quiebra. La veo y... es como si el tiempo se detuviera. Abigail es aún más hermosa de lo que recordaba. Su vestido de novia es perfecto, resaltando su figura de manera elegante.
Mientras camina hacia mí, siento una sensación extraña en mi pecho. Es como si mi corazón latiera un poco más rápido de lo normal. Me obligo a mantener la compostura, pero no puedo evitar mirarla con admiración. Abigail se detiene frente a mí y me sonríe, y yo le devuelvo con una leve sonrisa, aunque trato de mantenerla contenida.
La ceremonia comienza y yo me esfuerzo por mantener la atención en el sacerdote, pero mi mirada sigue volviendo a Abigail. La veo sonrojarse ligeramente bajo las miradas de los invitados, y siento una sensación de... protección hacia ella.
Abigail es mía ahora. Mi esposa, mi posesión. La he hecho mi propiedad y la mantendré a mi lado. Es perfecta, hermosa, inteligente... todo lo que un hombre como yo podría desear. Me pertenece, y nadie se atreverá a quitármela.
-Ella me mira con dudas Pero con una pizca de tranquilidad. Sabe que soy un hombre poderoso, que puedo darle todo lo que quiera. Y yo se lo daré, siempre y cuando se comporte como debe.
No permitiré que nadie se acerque demasiado a ella. Es mía, y solo mía. La protegeré, la cuidaré, y la haré feliz... a mi manera. Porque soy Wilians, y nadie se atreve a cuestionarme.
Abigail es una joya, una posesión valiosa que debo cuidar y proteger. Y lo haré, con mi vida si es necesario. Porque soy el dueño de toda ella y nadie más se atreverá a tocarla.
El momento de la verdad. El padre nos mira a Abigail y a mí, esperando nuestra respuesta. Me ajusto la chaqueta de mi traje, sintiéndome seguro y poderoso.
-¿Wilians Black, aceptas a Abigail Sedant como tu esposa, para amarla y cuidarla todos los días de tu vida?- pregunta el padre.
Miro a Abigail, y ella me devuelve la mirada con una mezcla de nerviosismo y atracción Me gusta. Me gusta que me mire así.
-Sí, acepto-digo con voz firme y segura. No hay duda en mi voz, no hay vacilación. Soy Wilians Black, y cuando tomo una decisión, no hay vuelta atrás.
Miro a Abigail, y ella sonríe ligeramente. Sé que está nerviosa, pero yo estoy en control. Yo soy el que manda aquí.
Ahora es su turno. El padre le hace la misma pregunta, y ella responde con una voz suave y temblorosa. -Sí, acepto-Sonrío ligeramente, satisfecho. Ahora es mía. Oficialmente.
El padre nos declara marido y mujer, y con una sonrisa, nos invita a sellar nuestro compromiso con un beso. Miro a Abigail, y ella me devuelve la mirada con una mezcla de nerviosismo y expectativa.
Me tomo mi tiempo, disfrutando del momento antes de acercarme a ella, llevo una de mis manos a la delicada piel de su cara llevando conmigo un mechon para detrás de su oreja y la tomo, agachó mi cabeza y me inclino hacia ella, y cuando finalmente la beso, lo hago con pasión y posesión, como si estuviera marcando mi territorio. Mi boca se apodera de la suya, y siento cómo se entrega a mí, llevo mi otra mano a su pequeña cintura y la pego Ami.
El beso es intenso, profundo, y lleno de significado. Es un beso que dice "eres mía", y Abigail lo entiende perfectamente. Cuando finalmente me separo de ella, ambos estamos sin aliento, y puedo ver el rubor en sus mejillas.
Sonrío, satisfecho, sabiendo que he marcado mi territorio de manera efectiva. Ahora es oficialmente mía, y nadie se atreverá a cuestionarlo.
Los invitados aplauden y vitorean mientras mi familia y la de Abigail se acercan para felicitarnos. Me preparo para el ritual de abrazos y besos, pero no estoy de humor para tanta efusividad. Me limito a dar la mano a mis familiares y amigos, con una sonrisa cortés pero sin demasiado entusiasmo.
Mi padre me da un abrazo fuerte y me dice -Estoy orgulloso de ti, hijo- Le doy un apretón de manos firme y le digo
-Gracias, papá- Mi madre me besa en la mejilla y me susurra -Te quiero, Wilians- Le sonrío y le digo -Yo también, mamá-
Del lado de Abigail, su familia es más efusiva. Su madre la abraza y la besa repetidamente, diciendo "Mi niña, mi niña". Cosa que me hace voltear los ojos a tanto empalago. Abigail se ríe y se deja abrazar, pero yo me mantengo firme en mi postura de dar la mano. Su madre me da un abrazo fuerte y me dice -Bienvenido a la familia, Wilians- Le doy un apretón de manos firme y le digo -Gracias, señora Paulina-
Después de las felicitaciones, nos tomamos algunas fotos con nuestras familias y amigos. Me aseguro de estar siempre al lado de Abigail, con mi brazo alrededor de su cintura. Soy consciente de que soy el centro de atención, y me gusta.
El gran banquete de la boda es un evento opulento, con mesas llenas de comida y bebida, y una orquesta que toca música clásica. Los invitados están vestidos con sus mejores galas, y el ambiente es festivo.
Mientras caminamos por la sala, presento a Abigail a mis familiares y amigos. Mis tías y tíos la abrazan y la besan, felicitándome por mi buena suerte. "¡Qué hermosa es!", dicen. "¡Eres un hombre afortunado, Wilians!".
Me acerco a mi familia con Abigail del brazo, y comienzo a presentarlos. -Mamá, papá esta es Abigail, mi esposa-Mi madre sonríe y abraza a Abigail, diciendo -¡Bienvenida a la familia, querida!- Mi padre le da un beso en la mejilla y le dice -Estoy encantado de conocerte, Abigail-
Luego, me vuelvo hacia mi hermana, que está sonriendo y mirando a Abigail con curiosidad. -Esta es mi hermana, Sofía- le digo a Abigail. Sofía se acerca y abraza a Abigail, diciendo -¡Hola! Me alegra conocerte por fin- Abigail sonríe y le devuelve el abrazo.
Finalmente, me acerco a mi abuelo, que está sentado en una silla, observando la escena con interés. -Abuelo, esta es Abigail-le digo. Mi abuelo se levanta lentamente y se acerca a Abigail, mirándola con una sonrisa. -Encantado de conocerte, joven-le dice, y le da un beso en la mano.
Abigail sonríe y charla con mi familia, y puedo ver que se están llevando bien. Me siento aliviado de que mi familia la haya recibido bien.
Cuando mis socios se acercan a nosotros, noto que la miran de manera diferente. La devoran con los ojos, y algunos incluso se permiten hacer comentarios inapropiados. -¡Estás casado con una verdadera belleza, Wilians!- dice uno de ellos. -¡Es una joya!- comenta otro.
Me siento incómodo con la forma en que la miran, y me pongo protector. No me gusta que la admiren de manera tan descarada. Me acerco más a ella, y le pongo la mano en la cintura, como si estuviera marcando mi territorio.
-Gracias-les digo con una sonrisa cortés, pero sin demasiado entusiasmo. -Soy muy afortunado de tener a Abigail como mi esposa-
Abigail parece darse cuenta de la forma en que la miran y la siento algo incomoda, pero aún así sonríe mientras le saluda con palabras a mis amigos y socios. Pero yo sí lo noto, y me siento cada vez más posesivo. Quiero que la miren con respeto, no con deseo.
Mientras avanzamos por la sala, noto que algunos de mis amigos y socios se acercan demasiado a Abigail, y les lanzo una mirada de advertencia y les digo en voz baja:
-Caballeros si alguien aquí presente aprecia su vida y sus ojos les voy a pedir que volteen sus asquerosas vistas para otro lugar que no sea mi esposa.- con esas simples palabras los hice temblar, y es que ellos saben quién soy y de que soy capaz y no quiero que nadie se aproveche de mi esposa. Ella es mía, y solo mía...