¿Que sucede cuando quieres algo con todas tus fuerzas? ¿Lo tomas por las buenas o por las malas? Mi vecina me vuelve loco y haré lo que sea con tal de tenerla, aunque ahora solo puedo conformarme con espiarla algún día será mía. Eso es un hecho.
NovelToon tiene autorización de Coralia R para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO XI
¿Recuerdan cuando me presenté y les dije que lo que iba a contarles era un poco retorcido? Pues aquí es donde comenzó mi... digámosle... perversión.
Después de varios días, luego del incidente en la casa de Amanda, no la he vuelto a ver en persona, me escribió algunas veces para disculparse y me pidió vernos, pero no he respondido ni sus mensajes, ni sus llamadas ni siquiera he abierto la puerta cuando la he visto del otro lado golpeando con insistencia. Nada de nada. Me siento herido, humillado.
No voy a negar que más de una vez estuve tentado de abrir la puerta porque muero por verla, sin embargo, eso haría que caiga otra vez, como un imbécil, no puedo apartar de mi mente sus palabras, pera ella soy un chiquillo que se quiso hacer el héroe y salvarla cuando no lo necesitaba. Ella, una mujer adulta, madura, que sabe lo que hace, no me necesita para nada y así seguirá. Ni siquiera consideró que pudiera actuar como un amigo, no, simplemente decidió que mi accionar fue por querer resaltar frente a ella. No es que esté muy equivocada en eso, pero tampoco voy a darle el gusto de tener la razón.
Mis cortinas desde ese día no volvieron a abrirse, pero sé perfectamente que ella está pendiente de mí. ¿Cómo lo sé? Sencillamente, porque tengo acceso a cada cámara de su casa y porque puedo escuchar absolutamente todo lo que sucede ahí.
Cuando instalé el sistema olvidé decirle que las cámaras tenían audio, no lo hice con maldad, sino que estaba tan obnubilado en su presencia que solo le expliqué cómo acceder a las imágenes y a las grabaciones para cuando no estuviera, pero no le dije que hay una sección donde se puede activar el audio. Tampoco es que sea algo oculto, si explora la aplicación puede activarlo con facilidad. En fin, yo he estado inmerso en su departamento sin que ella lo sepa.
Aquí aparece lo retorcido, el estudio que utilizo para trabajar, ahora se ha convertido en mi cuarto especial de espionaje, cada monitor me muestra la imagen de algún sector de su casa, así la puedo ver en la cocina, en la sala y si manejo con cuidado las cámaras hasta puedo ver por el pasillo. Por supuesto que no tengo acceso a su habitación porque no instalamos cámaras ahí, pero con lo que tengo es suficiente.
En todos estos días he podido ver todos sus movimientos, las personas que frecuentan su casa, su rutina, todo. Incluso pude retroceder las grabaciones hasta el momento que salí de su casa y lo que sucedió con su ex. Por suerte ese idiota no obtuvo lo que quería y se fue echando diablos de ahí. Eso, de cierta manera, me dio satisfacción.
Dato curioso, Amanda habla sola, con mucha frecuencia. Creo que es algo que todos hacemos, pero me divierte verla enfrascada en discusiones con ella misma. Una de las más frecuentes es por mí, habla y se responde a ella misma haciéndome reír y también sintiendo que estoy exagerando en mi enojo.
Hubo una mujer que no conozco que comenzó a venir casi a diario, Belén se llama y por lo que entiendo es su amiga, ella es quien está de mi lado, por decirlo así, ya que más de una vez fue quien la animó a venir a buscarme diciendo que soy un papacito y que Amanda está loca por dejarme ir sin probarme. Esas palabras me hicieron atragantar con el café que estaba bebiendo, escupiendo todo sobre el ordenador y tosiendo fuertemente. Claramente, se refiere a mi edad y a todo eso del colágeno que hablan las mujeres.
Ahora únicamente trabajo cuando ella sale de su casa. Es en esos momentos que puedo concentrarme. El resto del tiempo me la paso estudiándola, observando cada movimiento. Sé cómo comienza su día, las películas que le gusta ver, el trabajo nuevo que consiguió, la manía de pasar la aspiradora tres veces al día, su pijama favorito, su libro predilecto. La he visto dormirse en el sillón mirando hacia mi ventana, las muecas que hace cuando va a estornudar, o cuando una comida no le gusta tanto, el gesto de placer al comer su helado favorito o cuando pide alitas de pollo fritas. Pequeños detalles que me hacen prender de las pantallas y no soltarla.
Prácticamente, no salgo de mi casa, compré unos equipos para entrenar desde aquí, Fernando no ha regresado y hablamos un poco algunas veces a la semana, pero de esto no sabe nada, si lo supiera me denunciaría, mi amigo es muy correcto en ese aspecto, de todas maneras está completamente abocado a conquistar a la mujer que lo trae loco. Ojalá yo pudiera ser así y lanzarme sin problemas a conquistar a Amanda, pero ella no quiere nada serio, se lo dijo a su amiga, ni siquiera sabe lo que tiene con su ex.
Por cierto ese maldito aparece de vez en cuando, escucho las discusiones, todas son por lo mismo: él quiere que vuelvan y ella no desea perdonarlo, pero hay algo que los enciende y terminan teniendo sexo. Afortunadamente, no lo hacen en la sala, aunque ahí comienzan, pero aparentemente Amanda prefiere la habitación porque ahí lo conduce entre besos apasionados arrancándose la ropa en el camino. En esos momentos ataco mi saco de boxeo. Odio cuando aparece, odio que ella le corresponda y odio mucho más ser este tipo de personas que espía a la mujer que le gusta, como un maldito cobarde.
Esto se está convirtiendo en una fuerte obsesión y temo llegar al punto en el que no pueda definir los límites y mi salud mental se vea afectada seriamente. Cualquier persona dejaría de hacerlo, pondría punto final a todo, buscaría ayuda profesional, pero yo no soy capaz de apartarme de ella. Aun cuando solo la veo a través de una pantalla. Cuando tengo mis ataques de conciencia pienso en de todo, hasta de mudarme para dejar de seguir lo que hace, buscar una mujer que me ayude a sacarla de mi sistema, con quien desahogar este deseo que crece cada vez que la veo aparecer en pijama o envuelta en una toalla, pero no puedo, no quiero a otra, la quiero a ella.
La única mujer que quiero es a Amanda.