Siempre Juntos... |Trilogía: En Las Buenas Y En Las Malas #2

—Nada de lo que he hecho hasta ahora, me ha proporcionado la calidez que usted me da.

—Osea... Que si lo toco... ¿Puede sentir calor? —balbucea —Imposible...

—Si así es, y también se que suena increíble. —sonríe apenado, esperando que le crea —El día que la toque en el hotel pude sentir su calor y el día que tuve la crisis aquí, pude comprobar que si la abrazo por un tiempo determinado y sin necesidad de tomar las pastillas, mi temperatura vuelve a subir, incluso un poco más... Memo me llevo al doctor en cuanto salimos de su casa y este estaba asombrado de ver que tenía 29 grados en vez de 27 como siempre he tenido. Ni las pastillas habían logrado algo así...

—Dice que si le abrazo... ¿Puede sanar?

Dion Park, ríe con diversión.

—Cuanto me gustaría que así fuese, pero no. Tiempo después de haberla abrazado, mi temperatura llego a los 27 de nuevo.

—Wow... —Tina se deja caer en el respaldo de la silla —¿Está seguro que solo es conmigo?

—Créame, he tocado a mucha gente en mi vida. Doctores, enfermeras, celebridades, familiares, socios, accionistas y con ninguna he podido sentir el calor que usted me dio el día de la entrevista.

—Carajo... —balbucea y él sonríe —No me esperaba algo así cuando vino a pedirme matrimonio... —admite, pasando una mano por su rostro —Entonces, yo soy su colchón de calor.

—Si así es.

—Me... Me alegro, creo. —sonríe con nerviosismo antes de suspirar

—Por eso le pedí que se casara conmigo. Las pastillas solo mantienen mi cuerpo en 27 grados pero con usted, mi temperatura corporal se eleva y aunque sea por un corto periodo de tiempo, es un alivio para mi... se que no está enamorada de mi y no necesito que lo esté. Yo necesito su calor y si permanece a mi lado, fungiré mis deberes como marido según la ley. Le daré todo lo que necesite y apoyaré en todo... Y si en el futuro, usted encuentra a alguien y se enamora de esa persona, yo con gusto le daré el divorcio. Por eso... En parte también decidí que fuera en secreto nuestro matrimonio.

Tina no podía creer lo que estaba escuchando.

—Como usted dijo, este es un contrato laboral si quiere verlo así —continua —Yo respondo a sus preguntas y le doy las exclusivas a su empresa si ha cambio me proporciona calor cuando tenga mis colapsos.

—Entiendo... Claro, yo puedo hacer eso.

—Gracias señorita Buller y espero que esto no termine en un titular.

—¡Oh, no, no! — ríe—No lo haría... Gracias por tener la confianza de decirme lo que le pasa.

—No, todo lo contrario, gracias por acceder a mi capricho y agradezco que usted haya regresado al trabajo, no puedo pensar en otra persona para la entrevista que no sea usted.

—Siento que usted tuvo algo que ver.

Dion sonríe y niega.

—No, no hice nada se lo aseguro... ¿Terminamos de cenar?

—Si, si, claro.

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—Con... Con respecto a dormir... —balbuceo la castaña cuando termina de lavar los platos y encara a Dion quien está en su celular, respondiendo unos mensajes —Eh...

Apagando su celular, él la mira.

—No se preocupe, yo dormiré en el sofá.

—¿Seguro? Solo será en lo que amueblo el cuarto de invitados. Nunca había recibido visitas.

—¿Ni de sus padres?

Tina, sonríe con pesar.

—Mi madre murió cuando era una bebé y mi padre... Eh... No lo he visto en años y no es un tema del que quiera hablar.

Él sacude la mano con desinterés.

—No se preocupe, no tiene que darme explicaciones y tranquila, estoy bien. Aún tengo trabajo que hacer así que puede ir a dormir si gusta, yo ocupo el sofá.

—Bueno, entonces le traeré unas mantas.

Sin esperar su respuesta, Tina se dirige a su habitación y del closet saca unas sábanas y una almohada para Dion Park. Después de todo, hacía frío afuera y con su temperatura interna debía ser horrible dormir en estas épocas del año.

Al salir, ve a Dion en el pasillo atendiendo una llamada.

—Si, Memo... La junta de mañana en la tarde pasala a las 10:00 am si, si, gracias. Buenas noches... —cuelga

—Aquí le dejo sus cosas. ¿Está seguro que no le incomodará?

—No se preocupe señorita.

—¿Cómo le hará para ir al trabajo mañana temprano?

Él toma la sabana y la coloca sobre el sofá mientras se afloja la corbata.

—No se preocupe, lo más seguro es que cuando usted despierte yo ya no este aquí.

—Ah... Entiendo.

Quitándose la corbata, empieza a desabrochar su camisa.

—Bu-buenas noches señor Park. —dicho esto, la oji aceituna regresa rápidamente sobre sus pasos y se dirige a su habitación

—Señorita Buller.

Ella se detiene en seco.

Ay Dios...

Dándose la vuelta, le mira

—¿S-si?

—Si no le molesta, ¿podríamos hablarnos de tú? Al menos en privado. Siento que tanta formalidad... Sobre todo ahora que estamos casados...

—Oh, si, si, me parece perfecto. Después de todo, hay que llevarnos bien... —sonríe con el corazón acelerado al verlo con la camisa completamente desabrochada —Descansa... Eh... Dion —esa frase, le cuesta decirla

Sin embargo, él sonríe.

—Buenas noches, Tina.

Asintiendo y sin mirar atrás, la trigueña corre a su habitación.

Cuando entra, cierro lo más despacio que puede.

¡Maldición!

—Esta información vale oroooo —chilla y se cubre la boca —No, no, lo prometiste Tina Buller. —murmura auto regañándome —No puedes hacerlo algo así... —se da palmaditas en las mejillas y asiente con fuerza —Bien, a dormir.

...[...]...

Bostezando, Tina sale de su habitación y se dirige a la cocina.

¿Dion Park aún estará despierto?

Usando la lámpara de su celular y caminando con lentitud para no hacer ruido en caso de que ya esté dormido, se sirve un poco de agua y rápidamente se dirige a su habitación .

Un quejido proviene de la sala, por lo que la castaña se detiene y regresa sobre sus pasos para acercarse a mirar.

Dion Park esta dormido en el sofá, cubierto de pies a pecho con la manta, sin embargo, parece adolorido ya que de nuevo lanza un quejido.

Debe ser doloroso vivir con constante frío.

Tina se acerca a él y puede notar que esta sudando.

Eso era nuevo.

—Señor Park... —susurra y se agacha a su altura —¿Señor...? —él está completamente dormido pero por momentos arruga el ceño y parece que le duele algo —Dion... —murmura y toca su frente —¡Ay! —grita —Me asustó...

Dion Park la tiene sujetado de la muñeca y se queja antes de mirarla

—¿Qué hace...?

—Lo si-siento... —balbucea —Lo escuche quejarse y creí que tendría dolor.

Su sonrisa medio adormilada, aceleran el corazón de la castaña.

—Lo siento... —susurra —¿La asuste?

—Ah... No... Y recuerde, de tu.

Dion, asiente mientras se remueve en el sofá.

—Perdón si te preocupe, tenía frío.

—¿Una crisis?

Él niega.

—Solo... Frío. —murmura y deja caer su cabeza sobre la almohada

Tina le ve luchar por abrir los ojos, pero sin duda, el cansancio pudo más, ya que sin percatarse qué aún la tiene sujeta, se duerme.

Ella se acomoda y lo toma de la mano, Dion vuelve a quejarse pero pronto, ella también cae ante el sueño.

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De nuevo, un movimiento a su lado la hicieron abrir los ojos y lanzar un quejido al sentirse adolorida.

Dion se había dormido y Tina lo sujeto de la mano toda la noche, se había sentado en el suelo, recostando la cabeza a su lado y reclinandose en el sofá, ambos habían pasado la noche juntos.

—¿Está bien? —le pregunta, toca su frente y por suerte no está sudando

Él aprieta los ojos y la mira con asombro

—¿Estuvo aquí...?

—¿Toda la noche? —asiente y sonríe —Si y no se preocupe.

—Cuanto lo siento... —murmura el peli negro apenado mientras la suelta

La trigueña sisea por lo bajo cuando su brazo cae a un lado de su cuerpo como si fuera de trapo, se había entumido.

—Está bien.

—¿Le duele?

Ella niega.

—De tu.

—Perdón, yo le pedí hablar así y ahora estoy apenado contigo que no puedo hacerlo.

Sonriendo, se pongo de rodillas.

—Tranquilo, es normal dentro de un matrimonio... ¿No? Ayudarse mutuamente.

—Creo... —suspira —Lo siento, prometí irme antes del amanecer y ahora...

Tina se levanta rápidamente y lo sostiene del rostro.

—Tranquilo. —le detiene —Mi  casa ahora es suya y la suya mía... Bueno, eso espero. —sonríe y él lo hace también —Así que no se preocupe, dígale a Memo que traiga su ropa y con gusto puede bañarse y cambiarse aquí antes de ir al trabajo. —le suelta y retrocede —¿Tiene hambre?

Dion, se levanta de un salto.

—Déjame cocinar.

—Oh no... —la castaña sacude la cabeza —Yo preparó los desayunos y tú la cena. ¿Te parece?

Él asiente con pena.

—Si, me parece bien.

—Bueno, ¿qué le gustaría desayunar esposo de un día?

La carcajada que lanza, los relaja a ambos un poco. Tina actuaba con nerviosismo al pensar que él tenía un interés amoroso por ella, pero ahora que sabía que no era así y que él necesitaba su ayuda, las cosas eran diferentes.

Tal vez podamos llevarnos bien y ser buenos amigos...

—Lo que sea está bien, siempre y cuando tú cocines.

—Bien, entonces espera un poco.

.

.

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...Toc, Toc......

—¡Voy! —grita la oji aceituna mientras corre hacia la puerta —Hola Memo.

—Buenos días señora Park.

—Sssh... No me digas así. —le reprende cuando entra a la casa —Nadie puede saberlo.

—Entiendo... Buenos días mi señora.

—Eso tampoco sirve. —arruga la nariz

Memo le sonríe

—Pero no le diré de otra manera.

Tina, suspira resignada

—Bien... Pero en privado.

Él asiente.

—Traje una muda de ropa para el señor Park —se la muestra —¿Dónde está?

—Se está bañando ahora mismo así que puedes pasar a verlo.

—Gracias... —Memo se abre paso y se aleja por el pasillo

La trigueña regresa a la cocina para guardar lo que queda del desayuno cuando Memo aparece por el pasillo.

 —¿Listo? —le pregunta

Él asiente.

—Si, el señor Park saldrá pronto.

—¿Ya desayunaste?

—Si, si, muchas gracias.

—Memo, necesito que...

Tina, contiene el aliento al ver a Dion Park vestido de un traje color azul marino. Verlo así es algo de lo que están acostumbrados los medios porque él siempre es cerrado en sus cosas personales y pocas veces se le ha visto vestido de manera informal.

Pero verlo con su cabello húmedo y acomodando su reloj de plata en su muñeca a Tina le hacen desear poder sacar una exclusiva de ello.

—Tina.

Parpadeando, ella sacude la cabeza

—¿Si?

—¿Estás bien? —Dion le mira preocupado

—Si, si, lo estoy... ¿Ya se van?

Él asiente.

—¿Deseas que te alcance a tu trabajo?

—No hará falta, tengo que ir a una entrevista ahora mismo y luego iré a la oficina. Así que adelantense...

Ambos asienten y es Memo quien sale primero.

Dion se acerca ella a paso lento, lo que la hace retroceder rápidamente y antes de poder alejarse, él la sostiene de los hombros y le da un beso en la frente.

—Cuidate. ¿De acuerdo?

—S-si... Igualmente.

...[...]...

Su celular comienza a vibrar, por lo que estirando la mano, lo agarra para responder mientras escucha el audio de su entrevista y pasa todo en limpio.

—¿Diga?

—¿Estás ocupada?

Tina se sobresalta y mira su celular, sin duda, es un número que no tiene registrado pero la voz bien la conoce —¿Se... —baja la voz —... Señor Park?

Se escucha una risita del otro lado.

—Si, soy yo. ¿Estás ocupada ahora mismo?

—Ah... Algo así. ¿Necesita algo?

—Si, que vengas a Dominion. Y hablame de tú, ¿Recuerdas?

Dejando de escribir, se irgue

—¿A Dominion? —sacude la cabeza —Ah... No, no, no puedo hablarle de tú... —susurra —No en público.

De nuevo, su risita.

—Bien, solo si así lo quieres... Respeto eso, pero yo no lo haré y no voy a cambiar de opinión.

—¿Y si alguien le escucha? —se alarmó —Debería ser más cuidadoso.

—Supongo que es su hora del almuerzo, ¿cierto?

Mirando el reloj que hay en la oficina, ella se asombra de ver que en efecto, le ha atinado.

—Si, así es... En dos minutos.

—Bien, venga a la empresa y almorcemos juntos.

—Oh no, aún tengo trabajo y no creo que pueda almorzar ahora.

El silencio del otro lado la confunden, pareciendo que la llamada se ha cortado, pero al ver su celular, ésta continúa.

—¿Se...

—Bueno, le entiendo... Esperaba comer con usted y de paso responder otra pregunta.

—¿En serio? —se levanta de la silla —Si no tiene problema en esperarme yo iré de inmediato.

—No, no lo tengo.

—Llegaré en 10 minutos. —colgando, toma su bolso rápidamente y corre hacia la salida