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Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Amor de la infancia / Equilibrio De Poder
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Mel G.

Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.

NovelToon tiene autorización de Mel G. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

RESUELTO POR AHORA.

...Santos:...

— Te escucho. — Le dijé al chico quien me dijó que se llama Jorge.

— Escuché la conversación que tuvo con mi madre el otro día, le he estado dando vueltas al asunto. Tengo poco tiempo así que ire directo al punto. — Se escuchaba agitado. — Quiero que paguen mi tratamiento.

— Con gusto te ayudaremos a caminar.

— No es eso el tratamiento que quiero.— Lo evalué — Bueno tal vez sea uno de los beneficios, pero lo que realmente quiero es que me ayuden con el cancer.

— ¿Cancer? — Musité.

— Tengo una tumor en la médula espinal, es maligno y hace poco me dejo en esta silla.

— Entiendo. Me alegra que tu madre alla aceptado.

— No ella no aceptó. — Comentó alterado. — Yo estoy aquí por mi cuenta.

— Tu madre tendria que estar aquí contigo.

— Hace poco me operaron, la operación se complicó, fue cuando quedé en esta silla, pudieron remover el tumor, pero volvió, más fuerte y más grande, los médicos me dasauciaron, pero yo he estado investigando. — Hablaba muy rápido. — Hay un médico, acaba de llegar del extranjero, el ha curado personas como yo, pero es increíblementee costoso y difícil de contactar es por eso que acudi a usted.

— ¿Cuantos años tienes? — Pregunté.

— Diecisiete.

— Lo lamento, pero no puedo hacer nada por ti sin el permiso de tu madre. Háblalo con ella.

— Ya lo hice. — Siseó apretando los dientes. — Despues de que los médicos le dijeron que no había nada que hacer, no ha querido ni tocar el tema, dicen que sólo alargarían mi vida , pero. — Hizo una pausa. — Usted sabe como son las quimioterapias, te acaban. — Moderó su tono. Se podia oler su desesperación . — Cuando usted vino a casa, mi madre y yo peleamos, le dijé que era una oportunidad para mi, pero ella dijó que no haría de mis últimos días un infierno y que ustedes deberían pagar por que ella estaría sola después de mi partida y no con mi padre.

Sopese las palabras del muchacho, lamentaba mucho su destino.

— El problema aquí es que aún tienes diecisiete. Si al menos tuvieras la edad suficiente no importaría si tú madre se opusiera.

— En dos méses cumplo dieciocho, pero por favor, yo necesito el trátamiento ya.

— Lo lamento pero no puedo. — Me pusé de pie.

— Por favor. — Su mirada suplicante me abrumó desde donde se encontraba. — Aún no estoy listo para marcharme.

— Eso podría hacer más grande el problema legal que tengo con tu madre. La respuesta sigue siendo no.

— Por favor señor. — El chico comenzó a respirar con dificultad. De pronto cayó desmayado sobre su silla.

¡No puede ser lo que faltaba!

Termine por llevarlo a urgencias debido a su condición, cuando estuvo mejor me permitieron verlo.

— Ya llamaron a tu madre, para que venga por ti.

— No a mi madre no. — Pidió.

— Algun adulto debe venir por ti.

— Si ella lo ve aquí, mis esperanzas se acabarán.

— Muy bien, tengo malas noticias. — Entró un doctor. — ¿Muchacho ya sabes de la condición que tienes en la médula espinal ? — El chico asintió. — Lo lamento, ¿estás llevando algún tratamiento?

— No, nada. — Respondió.

— Te daré unas pastillas, te ayudarán con los mareos.

Fue todo lo que el doctor pudo decir.

Observé al chico y su expresión. Seguí al médico fuera de la habitación.

— Doctor. ¿Que tan malo es ?

— Al chico no le queda mucho tiempo.

— ¿Cuanto?

— Unos méses

— ¿Y hay algo que se pueda hacer?

— No nada.

— Gracias.

Sopese la palabras del doctor y volvi con el chico.

— Como puedo contactarte sin que tú madre nos descubra.

Su rostro se iluminó. — Todos los días de Lunes a Viernes, tomo clases de musica, en la escuela de Arte y Cultura. — El me entrega un papel con la dirección, nombre del doctor y la clínica donde trabaja. — Mi madre me lleva pero nunca se queda a la clase, puedo salir sin problema y verlo.

— Buscaré al doctor que me dijiste, trataré de contactarlo, ire a buscarte si tengo respuesta de el.

— Esta bien. — Me sonrió. — Gracias señor. Debe irse antes de que mi madre lo vea.

— De acuerdo.

— Me marche.

...****************...

Pedi a una de la secretarías que se contactará con el médico que me indicó el muchacho, lo pedi como prioridades y urgente, lo que significa que ella no hará otra cosa hasta que lo haya conseguido.

Me encontraba en la obra supervisando.

Recibí una llamada.

— Reachel.

— Hola. No he tenido noticias de ti. ¿Como esta todo por alla?

Suspiré. — Iba a llevarte un resporte de todo lo ocurrido, pero creo que será mejor que estés informada de una vez.

— ¿Tan malo es? — Escuché su angustia a través del teléfono.

— Esto fue obra de tu hermano. — Se escuchó un silencio del otro lado.— Lo más seguro es que una de las esposas vaya a demandarnos y yo ya pusé la demanda en contra de Franco, el escándalo será inevitable, lo siento.

— Está bien, es lo que corresponde. ¿Tu como estas? — Preguntó con voz dulce.

— Estoy bien, ahora estoy en la obra, volveré cuando me asegure de que todo marche bien.

— Claro. El hombre del testamento vino. Al ver que no estabas se marchó, le dijé que estabas en un viaje de negocios.

— ¿Interrogó a los empleados? — Me tensé. Había estado tan concentrado en todo este problema que lo olvide a ese hombre por completo.

— Solo le permití hablar con dos de ellos, argumentando que los demás tenían deberes, y les di intrucciones a Ana y Lorena que nos describieran como la pareja más amorosa.

— Me alegro que todo saliera bien.

— Si. — Hizo una pausa. — Santos.

— Dime.

— Te extraño.

Inevitablemente una sonrisa escapó de mis labios, pero ella siempre me decía eso aunque yo no podía evitar emocionarme cada vez .

— Tambien te extraño. — Era cierto, me encantaba estar con ella.

— Me gustaría que habláramos de algo importante cuando vuelvas.

Mi corazón se aceleró. ¿Me reclamaría el beso? — ¿Puedo saber de que se trata?

— Prefiero hablarlo en persona contigo.

— De acuerdo. — Pasé una mano por mi nuca nervioso. — ¿Como van las cosas por alla?

— Los planes arquitectónicos están un poco detenidos debido a que me pediste no tomar decisiones, me gustaría enviártelos para que los revises y poder aligerar un poco el trabajo.

— Hazlo, más tarde los revisaré por que estoy en la obra.

— De acuerdo. Lo bueno es que Romina me ha estado apoyando demasiado.

— Ustedes se están acercando no es así.

— Si parece que si.

— Tal vez sea momento de limar asperezas, aunque pasó mucho tiempo alguna vez fueron amigas.

— Si tal vez.

— Señor, Nececitamos su firma para la recepción del material. — Llegó un obrero a informarme.

— Debo irme. Prometo llamarte más tarde.

— De acuerdo.

Colgué la llamada.

...****************...

Pude ver que la Señora Flores dejó a Jorge en la escuela.

Cuando ella se marchó y justo antes de que él ingresara lo llamé.

Se sorprendió, habian pasado tres días y no había tenido noticias mías.

— Señor, podia ver la esperanza en sus ojos.

— ¿Cuanto tiempo duran tus clases ?

— Dos horas.

— Hay que darnos prisa, tenemos poco tiempo.

Lo ayude con el baúl de su Violín.

Tuve que ayudarlo a subir al auto y conduje hasta donde tenimos la cita con el Dr. Sisneros.

— Gracias. — Tenía los ojosos brillosos.

— Solo será un chequeo, no es seguro que vayas a tener un tratamiento. — No quería darle falsas esperanzas.

Cuando llegamos, no acercamos a recepción.

— Buenas tardes. Tenemos una cita con el Dr. Sisneros a nombre de Jorge Flores.

— Si gustan tomar asiento por favor, en un momento los pasamos.

El chico se veia inquieto.

— Tranquilo, todo saldrá bien.

Imediatamente después de eso, nos pasaron, comenzaron imediatamente a hacerle no se que tanto estudio.

Por falta de tiempo tuvimos que volver al día siguiente.

Fue cuando por fin nos vimos con el doctor.

— Tenemos buenas nocticias, aún hay esperanza. Hay un setenta por ciento de probabilidad de que podamos curar el cancer. — El rostro del chico pareció tomar una luz distinta. — No puedo asegurar que puedas caminar de nuevo.

— No importará doctor. — Se escuchó emocionado. — ¿Cuando empezamos?

— Ya nada más que el tutor legal firme el consentimiento y mañana mismo podémos comenzar. — Imediatamente la sonrisa desaprecio de su rostro. — ¿Pasa algo?

— ¿No habrá manera de llevar a cabo el procedimiento, con mi firma? — Pregunté.

— No es posible señor Bianco, el padre o tutor legal debe firmar.

Insistimos un poco más, pero el doctor no cedió, era más que entendible que no se prestara a esto.

De por si ya había hecho una excepción con los estudios.

— Hablaremos con tu madre y la convenceremos.

— Ella no va a ceder, yo la conozco bien.

— Yo sabré convencerla, descuida.

Continué manejando hasta la casa del chico. Sus clases aún no debían terminar por lo que su madre estaría en su casa todavía.

El abrió la puerta e ingresamos.

— Mamá ya estoy aquí. — Gritó el joven al interior de la casa.

— Jorge¿ como volviste tan… ?— La mujer frunció el seño cuando me vio detras de sus hijo. — ¿Que estás haciendo con el? — Cuestionó al chico.

— Mamá quiero hablar contigo. — El muchacho no titubeo.

— Jorge te dijé que no buscaras a este hombre.

— Señora debemos hablar.

— Por favor mamá escúchalo. Fuimos a ver al Dr. Sisneros.

— ¿Sin mi permiso? — Se quejó ella.

— Mamá no te molestes, lo hice por que no me dejaste opción.

— ¡Tu no decides!

— Hay una probabilidad mamá. — Soltó con esperanza de que eso hiciera cambiar de opinión a su madre.

La discusión comenzó a escalar.

— No quiero oírla. — Negó ella.

— Pero mamá.

— ¡Nada! ¡Dijé que no!

Sus voces se elevaban.

— Mamá por favor escúchame. — Suplicó el.

— Es la última vez que te lo digo Jorge.

— ¿Pero por que mamá? ¿Por que me quitas la única oportunidad que me queda? — Cuestionó frustrado.

— ¡Basta! — Ordenó ella.

— Dime mamá, solo me has dicho que no sin darme una explicación.— Ella negó con la cabeza.— ¿Por que mamá? — Exigió de nuevo. — ¿Por que quieres dejarme morir? — Le gritó el.

Los ojos de ella se cristalizaron y su barbilla tembló.

— No quiero que me den esperanza. — Se escuchó a duras penas de sus labios. Una lágrima rodó por su mejilla. Después de la ultima vez no creo poder soportarlo. — Jadeó.

— Mamá, por favor escúchame y escucha al señor Bianco, si después de eso aún estas en contra, esta bien yo… — Hizo una pausa— . Yo no hablaré más del tema.

— Tome asiento. — La mujer me fulminó con la mirada. Así lo hice.

Tome un largo suspiro. — Hablamos con el Dr. Sisneros. El le hizo estudios a Jorge.— Observé al muchacho, estaba nervioso.— Hay posibilidades de que se salve si inicia el tratamiento lo antes posible. — Ella observó a su hijo. — Hay un setenta porciento de probabilidades de que él sobreviva. — Ella dejó escapar un suspiro ahogado. — Pero no puede comenzar con el tratamiento si usted no firma.

— ¿Y si eso no pasa?

— Mamá habrá un punto en el que yo no tendré fuerzas, lleve o no tratamiento. Al menos con esto tengo posibilidad de continuar con vida.

Ella estaba reacia a aceptar.

— Lo siento pero no.

— ¿Que le parece esto? — Me entrometí. — No firmaremos nada, el tratamiento correrá por mi cuenta y no por la cuenta de la empresa. Así no debe firmar para renunciar a su derecho a demandar, si Jorge no logra sobrevivir usted podrá demandarnos aún así, incluso si logra hacerlo tambien podría hacerlo, pero algo me dice que si este fuese el caso, usted no lo haría.

Tal vez le estaba dando demasiadas armas a la mujer, pero por ahora lo más importante era la salud del muchacho.

El chico la vió expectante.

— ¿En verdad es lo que deseas? — Preguntó ella.

— Con todas mis fuerzas mamá. — No había duda en el joven.

— Bien, entonces podrás llevar el tratamiento. — Por fin aceptó.

La llevamos con el médico y firmo los papeleo sin titubear.

El chico comenzó al día siguiente con su tratamiento y por ahora, no habría demandas que nos perjudicaran.

...****************...

Ya habían pasado dos días, había dejado todo en orden en la construcción, no le avise a Reachel que ya venía de regreso, estuve muy ocupado estos días para poder volver lo antes posible.

Cuando entre a su oficina Bolat estaba ahí y ella estaba apunto de firmar algo.

— ¿Que crees que haces? — Pregunté molesto.

— Santos. — Me observó emocionada.

La tomé de la muñeca donde tenía el bolígrafo. — ¿Acaso no te dijé que no tomarás decisiones sin mi?

Su semblante cambió y algo en ella me indicaba que se había molestado.

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Noemi Rios
me falta el el final
Mel G.: Hola buen día querida lectora, así es, aún esta en emisión, si gustas puedes leer ¿Tu eres mi esposa? Que es una novela antes de esta.
total 1 replies
Yolanda Fuentes
me encanta seguir con la historia de Rachel y santos 👏🏻👏🏻
Rossana Centeno
excelente
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