Morí sin ruido,
sin gloria,
sin despedida.
Y cuando abrí los ojos…
ya no eran míos.
Ahora respiro con un corazón ajeno,
camino con la piel del demonio,
y cargo el nombre que el mundo teme susurrar:
Ryomen Sukuna.
Fui humano.
Ahora soy maldición.
Y mientras el poder ruge dentro de mí como un fuego indomable,
me pregunto:
¿será esta mi condena…
o mi segunda oportunidad?
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Capítulo 11: La Maldición del Vacío Eterno
Escena 1: El Sueño Roto
Victor dormía. Pero no soñaba.
O mejor dicho… soñaba con el infierno.
Una ciudad sepultada en fuego. Cadáveres desmembrados por doquier. Rascacielos en ruinas.
El cielo teñido de rojo.
Y en el centro de todo… él mismo. O lo que quedaba de él.
Victor, con cuatro brazos y dos rostros, reía mientras masacraba sin piedad a inocentes.
—¿Recuerdas esto? —susurró Sukuna desde la oscuridad—. El Incidente de Shibuya. La mejor sinfonía de gritos que he compuesto.
Victor gritó.
—¡Eso no fui yo! ¡Tú lo hiciste!
—¿Y no somos el mismo ahora?
Las risas de Sukuna resonaban como ecos de una catedral maldita.
Pero entonces… otra presencia se hizo sentir.
Una más fría. Más antigua.
Una voz… sin emoción alguna.
—Tú no eres el único monstruo que despierta.
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Escena 2: La Advertencia de Tengen
Mientras Victor se despertaba jadeando, Gojo, Yuki Tsukumo y Yuta se encontraban en el refugio oculto del Maestro Tengen.
—¿Estás seguro de esto, Tengen? —preguntó Yuki—. ¿Una maldición más antigua que Sukuna?
Tengen asintió.
—No es una maldición como las conocemos. Es una entidad pura, sin forma definida. Nació del vacío… del odio que surgió cuando los humanos temieron a la misma existencia del mal.
Gojo frunció el ceño.
—¿Cómo se llama?
—"Mu-On" (無音). El Silencio que Devora.
Un ser que absorbe maldiciones y humanos por igual, borrando su existencia. No queda alma, cuerpo, ni energía.
Yuta tragó saliva.
—¿Y por qué despierta ahora?
Tengen miró hacia el norte, donde un aura negra crecía como un eclipse.
—Porque el equilibrio del mundo ha sido roto. Y con Sukuna libre… el ciclo de la muerte ha comenzado otra vez.
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Escena 3: El Vacío Llama
Victor, aún recuperándose, caminaba por una calle en ruinas con Yuji.
De pronto, ambos sintieron algo.
Una presencia tan intensa que anulaba sus sentidos.
Victor se detuvo en seco.
Todo su cuerpo temblaba.
—Esto no es una maldición normal…
Yuji, con el rostro pálido, apretó los dientes.
Del cielo, una figura flotante descendía. Sin ojos, sin boca, sin forma definida.
A su alrededor, la realidad se distorsionaba como si el mundo fuera un vidrio quebrado.
Choso cayó al suelo de rodillas.
—N-no… no puedo respirar…
Victor dio un paso al frente.
Sukuna se agitó dentro de él.
—Eso no es una maldición… ¡¡Eso es un abismo con conciencia!!
La criatura habló, sin voz. Sólo pensamiento.
—RYOMEN SUKUNA… TU EXISTENCIA… YA NO ES NECESARIA.
Victor activó su técnica de energía maldita, cubriéndose en una armadura oscura.
—No me importa quién seas. ¡No dejaré que me borres!
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Escena 4: La Batalla Imposible
El combate fue un espectáculo incomprensible.
Victor usó "Cocina Encendida", lanzando flechas de fuego que estallaban en columnas infernales.
El ser las absorbía sin esfuerzo. No reaccionaba.
Sólo avanzaba. Sin emoción. Sin intención.
Victor liberó su Dominio: "Fukuma Mizushi".
—¡TE VOY A DESPEDAZAR!
El templo apareció… pero el enemigo no era afectado.
Los ataques de "Cortar" y "Desmantelar" no funcionaban.
—¡NO PUEDE SER! —gritó Victor— ¡¡Está fuera del sistema de maldiciones!!
El vacío se acercó y puso una "mano" en el pecho de Victor.
Victor gritó. Su alma comenzó a ser absorbida.
Pero entonces, desde el cielo…
Gojo apareció.
—¡ESA COSA NO ES TUYA, VICTOR!
Con un grito furioso, activó "Hollow Purple". La esfera de energía arremetió contra la criatura, que por primera vez retrocedió.
Victor cayó de rodillas, jadeando.
—G-gojo…
—Esa cosa no puede ser derrotada solo, chico. No es tiempo de héroes solitarios.
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Escena 5: Reunión de Leyendas
Esa noche, en un lugar protegido por Tengen, se reunieron los más poderosos.
Estaban allí:
Gojo. Yuta. Yuki. Choso. Maki. Panda. Megumi. Yuji. Nanami. Inumaki. Hakari.
Incluso antiguos enemigos como Uraume, vigilando desde la oscuridad.
Tengen habló:
—Si no detenemos a Mu-On, absorberá a todas las maldiciones… y a todos los humanos. El mundo como lo conocemos… dejará de existir.
Gojo se giró hacia Victor.
—Tú eres clave. Sukuna tiene la fuerza para dañarlo. Pero tú tienes el corazón para resistirlo.
Victor, aún con miedo, alzó la vista.
—Entonces… vamos a pelear.
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Final del Capítulo 11
Una guerra nunca vista está por comenzar.
Y el Rey de las Maldiciones… deberá luchar no sólo contra el mundo,
sino contra el abismo que amenaza con devorarlo todo.
Capítulo 11 (Parte 2): El Rey y el Abismo
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Escena 6: La Voz del Silencio
Victor caminaba por el interior del refugio, aún sintiendo el temblor en su alma. El contacto con Mu-On lo había dejado marcado. Aunque Sukuna aún rugía dentro de él, exigiendo pelear, Victor… no dejaba de temblar.
No por miedo al dolor, sino por lo que había sentido al estar frente a esa entidad.
Un vacío tan puro que no permitía emociones. Ni ira. Ni odio. Ni siquiera muerte. Sólo desaparición.
—¿Te rindes, pequeño recipiente? —murmuró Sukuna desde su rincón interior—. ¿Eso te quebró?
Victor apretó los puños.
—No... aún no.
Una voz suave lo interrumpió.
—¿Estás bien?
Era Maki Zenin, de pie, observándolo desde la entrada.
—Vi lo que hiciste. Resistir a eso sin volverte loco… no es algo que muchos lograrían.
Victor no supo qué decir. Maki se sentó a su lado, en silencio. No era necesario hablar más.
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Escena 7: El Plan del Contraataque
En la sala principal, Gojo se dirigía al resto con determinación.
—No podemos esperar a que Mu-On venga por nosotros. Necesitamos atacarlo antes de que absorba más maldiciones.
—¿Y si no funciona? —preguntó Megumi, con seriedad.
—Entonces morimos todos —respondió Yuki sin vacilar—. Pero no sin darle guerra.
Tengen apareció flotando sobre ellos, sus múltiples ojos brillando.
—No podrán dañarlo si no entienden cómo funciona su esencia.
Todos lo miraron atentos.
—Mu-On es como un parásito conceptual. Se alimenta de las contradicciones de la humanidad: miedo, negación, vacío emocional. Necesita un "ancla" en la realidad. Y esa ancla… es Victor.
Un silencio cayó.
—¿Qué...? —dijo Yuji.
—Mu-On se despertó porque Sukuna volvió al mundo. Pero fue la dualidad dentro de Victor —Sukuna y humanidad fusionadas— lo que lo activó. Para destruirlo, necesitarán entrar en su núcleo. Y sólo Victor puede abrir esa puerta.
Victor, que acababa de entrar, los escuchó con el corazón encogido.
—Entonces… ¿yo soy la llave?
—Y también el candado —dijo Gojo—. Así que tenemos que protegerte, pero también confiar en ti.
Victor tragó saliva.
—Entonces llévenme al infierno. Estoy listo.
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Escena 8: El Abismo se Abre
La noche siguiente, se dirigieron al lugar más inestable de Japón: el cráter espiritual de Aokigahara, donde Mu-On había construido un nido de oscuridad.
Al llegar, un campo anti-maldiciones se desplegó. Ni energía positiva ni negativa podía usarse libremente allí.
—Esto va a ser difícil —gruñó Inumaki.
Victor avanzó primero.
Sukuna rió en su interior.
—¿Estás preparado para enfrentar al fin lo que ni yo comprendo?
—No, pero lo haré igual.
De pronto, el suelo tembló. El aire se volvió pesado.
Y el cielo se partió como un cristal.
Mu-On emergió.
No tenía forma física definida, pero era como una tormenta hecha de sombras, lenguas negras que flotaban como humo.
—ENTRARÁS EN MÍ... RYOMEN SUKUNA. Y JAMÁS SALDRÁS.
Victor cerró los ojos…
Y activó un dominio diferente.
Uno que no pertenecía ni a Sukuna ni a ningún otro hechicero.
Era su propio dominio, un espacio donde el dolor y la determinación coexistían. Un reflejo de su alma.
—¡Vamos a ver si puedes devorar esto!
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Escena 9: El Rey y el Silencio
En el interior del dominio, Victor se encontró con una versión gigantesca de sí mismo, con cuatro brazos… y ojos brillando en rojo.
Sukuna.
—Has hecho algo imposible —dijo Sukuna con una sonrisa de orgullo cruel—. Un dominio que no es mío, ni tuyo… sino de ambos.
—Entonces ahora luchamos —gritó Victor—. ¡¡Juntos!!
Y por primera vez… Sukuna rió de verdad.
—¡Así me gusta, mocoso!
Ambos, fusionados, emergieron del dominio con un poder descomunal. Gojo, desde afuera, notó el cambio.
—Su energía… ¡se estabilizó! ¡Ya no es una pelea entre dos almas! ¡¡Es un nuevo ser!!
Victor lanzó su técnica, ahora mejorada:
—Desmantelar Celestial.
Las cuchillas no cortaban carne. Cortaban existencia.
Mu-On gritó, sin voz. El golpe había hecho mella.
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Escena 10: El Primer Grito del Vacío
Mu-On, por primera vez, reaccionó con ira.
Absorbió maldiciones cercanas, entre ellas antiguas como Dagon y Jogo, ahora fragmentadas en su esencia.
—DESTRUCCIÓN. ANULACIÓN. PURIFICACIÓN.
Lanzó un ataque de antimateria espiritual.
Yuta y Yuki se interpusieron con todo su poder, bloqueando el golpe.
—¡Sigan avanzando! —gritó Yuki— ¡¡¡Nosotros los cubrimos!!!
Victor, sintiendo su alma arder, alzó una mano.
—¡No voy a permitir que esto acabe en silencio!
La batalla final apenas comenzaba.
Pero ahora…
el Rey de las Maldiciones no luchaba solo.