OCTAVO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Tal vez muchos no recuerdan sus vidas en la temprana infancia, yo tampoco, pero lo que si recuerdo es que era feliz. No podía relacionar qué, quién o quiénes me daban ese sentimiento; pero si recuerdo que los perdí. Años después volví a ser feliz, pero no era algo duradero. Era un ida y vuelta que me dejaba vacía. En mi adolescencia, supe que buscar ser feliz era un sentimiento que ponía más presión y estrés en mi vida. A mis 18 años, renuncié por completo a esa tonta sensación... Para que, unos años después, poco a poco venga un tipo creído a querer destruir mi bien estructurado credo.
No recuerdo mucho mi temprana infancia, pero si recuerdo una sensación de malestar cuando estaba mi padre. Cuando no estaba él, todo era felicidad. Después, con su partida, fui feliz. Crecí rodeado de personas que me aman y que yo amo con todo mi ser. Crecí siendo sociable, seguro de mi mismo y el terror de los bullys. No me molestaba presionar los boton
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CAULDER (CAP. 11)
Sabía que todo era por Chloe y por más que quisiera odiarla no puedo. Caleb, el novio de mamá, es su tío. Las pocas veces que tomaba, en fechas específicas, contaba lo difícil que fue todo para ella. No puedo ayudarla a ella, pero si puedo intentar ayudar a mi hermano.
Salimos de la ducha, yo más tranquilo y él más sobrio. Mientras nos cambiamos, tengo que hacerlo entrar en razón.
* Cas, debes parar. Si hubiera sido mamá quien te encontraba, créeme que se estaría culpando.
Eso hace que se tome el cabello.
*- No sé qué hacer Caul. Siento un profundo vacío en mi corazón y solo quiero adormecerlo.
Entre lágrimas me contó lo que pasó. El engaño de quién creyo su amiga y por tonto perdió a la chica que amaba.
- Caspian, ¿te estás escuchando? Todo pasó porque tomabas un montón. Si Chloe volviera, ¿crees que vería que mejoraste? No. Ella vería que sigues siendo el mismo que llevó a destruir su relación.
El me mira con los ojos bien abiertos. Si, puedo ser un chico superficial, pero eso no significa que sea estupido.
- Nadie dice que dejes la bebida de la noche a la mañana, pero puedes hacer como Caleb. En fechas específicas o ponerte un límite. Un límite que indique que si lo pasas, no te importa lo que perdiste como crees.
Puedo ver que se está enojando, al menos eso es mejor que la desdicha que abundan en sus ojos.
*- ¿Crees que sabes mucho? Tu no has vivido nada de eso. Tu no has sentido el abandono de papá como yo. Tu no sientes como todos te dejan.
Bueno, parece que yo también puedo enojarme más.
* ¿Y quienes somos mamá, Cruz, Connor y yo? Bueno, por como lo dices, parece que somos tus vecinos. Sí, tienes algo que te marcó y en lugar de buscar ayuda, solo pierdes las cosas buenas que te pasan y sigues refugiándote en la bebida. Dijiste que serías distinto de padre, al no abandonar al hijo de Miki, pero ¡eres igual dejando a tu familia a un lado por la bebida!
Creo que pude haberlo golpeado y le habría dolido menos. No puedo arrepentirme.
* Mira, hermano. Tú no necesitas que te cuiden las heridas y te hablen con la voz suave de mamá. Tú necesitas que te digan las cosas como son. Si tengo que sacrificar mis sueños, para que vuelvas a ponerte en pie, lo haré. Porque nadie de los que te ama te abandona. ¡Entiende eso de una maldita vez!
Saco las cartas de las becas de las universidades, dejo la de Tennessee a un lado y voy rompiendo las otras. Como si fuera un tonto cliché voy rompiendo las de menor a mayor importancia. Me doy cuenta que cada vez voy temblando más, con las justas y puedo romper la que era mi 2da opción: la universidad de Duke. Cuando llego a la de Kentucky, aparte de temblar voy notando que caen gotas en mis manos. Suelto la carta y me seco las manos en la ropa.
