Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.
Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.
Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.
¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?
NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 11
POV Rafael
Era temprano en la mañana, me dirigía al departamento de Aurora como se lo había dicho. Toda la noche estuve pensando en ella, y en qué podía hacer para arreglar esto, había llegado a una decisión. Disfrutaría de estar con ella y de su compañía durante el corto viaje, y después de eso trataría de alejarme por completo, aunque le prometí que no volvería a hacerlo, era lo mejor para ambos, yo no era bueno para ella y yo no quería volver a intentar darle mi corazón a nadie, honestamente me asustaba hacerlo.
Llegué a la hora que había acordado a su hogar, bajé del auto y fui hasta la puerta de su departamento, toqué tres veces y un par de segundos después ella salió. A diferencia de otras veces, vestía de una forma mucho más relajada, traía puesto un pantalón de pants y un crop top, traía puestos unos tenis, por lo que noté que era baja en estatura, nunca la había visto sin tacones, se veía muy linda, tenía una sonrisa boba en el rostro al verla.
-Hola Rafael, buen día- Me saludó con una sonrisa dejando un pequeño beso en mi mejilla.
-Buen día, bonita- Respondí con una sonrisa tomando la pequeña mochila que ella cargaba.
-Te miras más relajado vestido de esa forma- Comentó Aurora con una pequeña sonrisa viendo mi vestimenta mientras caminábamos hacia el auto.
Yo traía puesto un pantalón de mezclilla negro, una camiseta gris y tenis, era la primera vez que ella me veía vestido de esa forma, no era común que vistiera así, casi siempre llevaba traje o ropa formal por la naturaleza de mi trabajo.
-Me gusta...- Soltó un par de segundos después mirándome de arriba abajo mordiendo su labio inferior suavemente. Yo me acerqué a ella sonriendo y besé la comisura de sus labios cortamente.
Entramos al auto después de poner la maleta de Aurora en la cajuela y emprendimos nuestro camino hacia Nueva York; iríamos en auto ya que era más sencillo movernos estando allá, y además no era un viaje demasiado largo, si acaso serían unas 3 o 4 horas. Hablaba con Aurora de temas un poco triviales, ella siempre tenía un tema de conversación, me encantaba eso. La miraba de reojo de vez en cuando notando lo linda que se veía de aquella forma tan relajada, como si fuese algo cotidiano estar así los dos juntos. A una hora de haber comenzado el camino notaba que sus ojos pestañeaban pesadamente.
-¿Te encuentras bien, Aurora?- Pregunté mirándola brevemente con angustia.
-Sí, no te preocupes, solo estoy un poco cansada. No pude dormir muy bien anoche- Contestó tallando sus ojos.
-Duerme en lo que llegamos, todo está bien, yo te cuido- Le dije poniendo mi mano en la parte alta de su muslo.
Ella me sonrió levemente de forma agradecida, puso su mano encima de la mía y se acomodó en el asiento cerrando sus ojos para poder dormir. ¿Por qué estoy actuando así? ¿De cuándo a acá me preocupo tanto por su bienestar?
Durante todo el camino la miré brevemente en algunas ocasiones solo queriéndome asegurar que estaba bien, aunque quisiese aparentar lo contrario, me angustiaba saber que ella estaba mal, o se sentía incomoda con algo, deseaba que estuviese bien en todos los aspectos...
Llegamos a la hora que predije más o menos a las dos de la tarde, llegué directamente al hotel donde nos estaríamos hospedando este par de días ya que la junta que teníamos programada era más tarde y aún quedaba bastante tiempo, por lo que al llegar me estacioné directamente fuera del hotel. Bajé del auto, me acerqué a la puerta del copiloto, la abrí y me arrodillé para estar a la altura de Aurora que aún se encontraba dormida.
-Aurora, linda despierta...- Susurraba cerca de su rostro acariciando su mejilla, ella se restregó en mi mano y soltó un pequeño gemido haciendo que mi maldita mente sucia viajara a pensar cosas muy indecentes.
-Cariño, ya llegamos, despierta...- Dije de nuevo con la voz ronca queriendo controlarme.
Ella pareció abrir de a poco sus ojos, pestañeo varias veces hasta que se incorporó por completo.
-¿Ya llegamos?- Preguntó confundida bostezando.
-Sí, acabamos de llegar, dormiste todo el camino- Le informé conteniendo una sonrisa, ella pareció avergonzarse un poco.
-Lo siento Rafael, debí haber despertado mucho antes-
-Descuida, todo está bien- Traté de despreocuparla –Ven, vamos a hacer el check in en lo que esperamos a que sea la junta- Comenté tomando su mano para ayudarla a ponerse de pie, sacamos las maletas del auto y nos dirigimos a la entrada.
Caminé con mi mano en la espalda baja de Aurora guiándola a la recepción del lujoso hotel, siempre me quedaba aquí cuando venía a Nueva York, algunas veces solo, otras veces me acompañaba Sebastian, pero era un lindo lugar, honestamente me alegraba poder estar aquí con mi pequeña tentación de ojos bonitos.
-Buenas tardes, bienvenidos a "Millennium Hotel", ¿En qué los puedo ayudar?- Habló la señorita de la recepción cuando nos acercamos a ella.
-Tengo una reservación de dos habitaciones a nombre de Rafael Novoa- Informé con seriedad manteniendo mi personalidad habitual.
Había reservado las dos habitaciones desde la semana ante pasada creyendo que Sebastian vendría conmigo, aunque siendo sinceros, era mucho mejor así de todas maneras, sería tentar demasiado a mi débil autocontrol teniendo a Aurora en la misma habitación.
-Mmm... Creo que hay un error, señor- Comenzó a decir la señorita haciéndome fruncir el ceño de inmediato –Hay una reservación pero para una sola habitación...- Comentaba apenada.
-No es así, hace dos semanas reservé dos habitaciones, tengo el número de confirmación- Le dije con voz algo impaciente, si me quedaba en una habitación junto con Aurora, iba a estar completamente jodido, ella solo miraba la situación con intriga.
-Aquí dice que por la mañana llamamos al número desde el cual se hizo la reservación para confirmar e informaron que solo se necesitaría una sola habitación, se hizo el reembolso y todo- Comentaba la mujer volteando el monitor para enseñarme la información.
Yo miré todo lo que decía ahí, era cierto, alguien canceló una de las habitaciones... Miré el número que estaba registrado, era el teléfono de la empresa, lo cual significaba una sola cosa... Sebastian.
¡Maldito hijo de perra! ¡Lo hizo a propósito! Apreté la mandíbula y eché la cabeza para atrás soltando un suspiro, ¡¿Qué carajo voy a hacer ahora?!
-¿No tiene alguna otra habitación disponible?- Pregunté esperando que hubiese algo.
-Lamento informar que no, señor- Decía apenada.
-Mierda...- Susurré casi inaudible, sentí que alguien tomó mi brazo con suavidad, voltee para ver que se trataba de Aurora.
-Rafael, no te preocupes, no tengo problema con compartir habitación contigo, puedes dormir tú en la cama, no me molesta dormir en el sofá, prometo que no te molestaré- Me dijo inocentemente dedicándome la sonrisa más dulce.
Yo acaricié delicadamente su mejilla y le devolví la sonrisa... Cielo, si supieras que no hay nada más que deseara que compartir habitación contigo, pero mis hormonas locas son un peligro para ti si te tengo en el mismo lugar en una cama a mi lado, no quiero exponerte a eso, pero al parecer no hay más remedio.
-Denos la habitación- Terminé por decirle a la recepcionista con una mirada fría.
No era que me molestara compartir una habitación con Aurora, desde luego que no, es solo que era demasiada la tentación de tenerla para mí y no poder hacer nada, necesitaría hacer uso de todo mi autocontrol para no tocarla o no intentar algo, sería demasiado difícil... Sebastian está metido en muchos problemas.
-Enseguida- Respondió la mujer tecleando algo en el monitor.
-Descuida, no creo que sea para tanto. Sé que te gusta tu espacio, no notarás que estoy ahí- Me decía Aurora en voz baja con inocencia aun creyendo que me molestaba estar con ella.
Yo reí levemente, la abracé por los hombros y dejé un beso en su cabeza. A los segundos la recepcionista extendió una tarjeta hacia mí la cual tomé rápidamente.
-Tengan un buen día, y lamentamos los inconvenientes ocasionados- Terminó por decir la señorita, yo no dije nada, solo asentí con la cabeza.
-Descuide- Añadió Aurora dedicándole una sonrisa.
Tomé nuestras maletas y comenzamos a caminar hacia el ascensor, marqué el piso 52 que era donde estaba nuestra habitación, estábamos en silencio, yo aún seguía pensando en si sería capaz de controlarme teniendo a la tentación hecha mujer en una habitación, donde estaremos solo ella y yo, solos...
-Aquí es- Dije abriendo la puerta de la habitación dándole el paso a Aurora.
-Vaya... Es muy bonita- Soltó impresionada.
Renté una de las mejores habitaciones del hotel, en efecto la habitación era bastante grande y muy bonita, al menos tendría la ventaja de tener una sala separada de la habitación, no sería lo más cómodo dormir en el sofá pero ni loco iba a dejar que ella durmiera ahí solo por darme la cama, y dormir ambos ahí no creo que fuese la mejor idea.
-Es agradable- Respondí dejando nuestras cosas en la sala de estar, ella se acercó corriendo a mí y me tomó del brazo.
-¡Mira la vista Rafael!- Pedía emocionada, yo solo podía verla con una sonrisa en el rostro.
Estuvimos en la terraza hablando un par de minutos, teníamos una vista directa al time square, de noche era bastante impresionante, la vida nocturna de Nueva York era una locura. Decidimos comenzar a alistarnos para poder ir a la junta que teníamos en algunas horas, teníamos que considerar la distancia que teníamos que recorrer y el tan desagradable tráfico de esta ciudad.
Me vestí con un traje gris oscuro y una camisa negra, sencillo pero funcional, esperé a Aurora quien salió no muchos minutos después vestida con un elegante vestido negro bastante adecuado para la ocasión, y como siempre sus altos tacones, se miraba jodidamente sexy, al verla no pude evitar recorrer todo su perfecto cuerpo con la mirada.
-Te ves hermosa...- Susurré viéndola acercarse a mí.
-Gracias- Respondió algo tímida, yo la miré prestando atención a cada detalle de ella, bajó su vista a mis manos viendo mi corbata entre estas, la tomó y comenzó a ponerme la corbata prestando toda su atención a aquella tarea, yo solo la miraba completamente idiotizado. Cuando terminó de anudarla, levantó la vista conectando con mis ojos, no me pude contener mucho antes de acercarme tomando con delicadeza su barbilla y besar sus labios con suavidad, era una tortura constante estar a su lado.
Aurora pasó sus manos detrás de mi cuello y me continuó el beso unos cuentos segundos hasta que nos separamos, mantuvimos nuestras frentes unidas hasta que ella habló.
-Será mejor que nos vayamos, se nos hará tarde- Dijo en voz baja acomodando mi cabello.
-Claro...- Respondí recobrando el control.
Sabía que esto no iba a ser nada fácil, y aun no llevábamos ni la mitad del día, estoy tan jodido...
POV Aurora
Habíamos llegado a Nueva York tal como se había planeado, me pareció algo extraño cuando supimos del inconveniente de las habitaciones, no quería molestar a Rafael, así que no me molestaba darle la cama y yo dormir en el sillón, sé que era un hombre que disfrutaba de su espacio personal.
El cuarto era muy bonito, era demasiado grande y espacioso, y ni hablar de la hermosa vista que teníamos, solo había venido una vez a Nueva York con mis padres, pero no había estado mucho por estas zonas. Me estaba volviendo completamente adicta a los besos de Rafael, cada que se acercaba a besarme me hacía sentir tan feliz, cuando me besaba de forma lenta y suave, no podía describirlo pero me hacía sentir como si quisiese transmitir algún sentimiento, tal vez solo era mi imaginación, pero no podía evitar todo lo que pasaba por mi mente.
Finalmente nos dirigíamos al bufete al que habían llamado a Rafael para una junta, era bastante común en este rubro que se convocaran a importantes abogados para hablar respecto a las cosas relevantes que sucedían en el medio. Llegamos unos 15 minutos antes de que la junta comenzara, caminamos con paso tranquilo hasta el lugar correspondiente, yo solo iba siguiendo a Rafael quien parecía saber exactamente qué hacer.
Me sentía nerviosa, muy nerviosa a decir verdad. Estar aquí con tanta gente importante del medio me causaba cierto miedo, yo solo era una simple practicante después de todo, sabía que si ellos estuvieran al tanto de mi situación no estarían nada de acuerdo con mi presencia ahí. Llegamos a una gran sala de juntas, había una enorme mesa redonda en el centro con algunas personas sentadas alrededor.
Al abrir la puerta todas las personas dirigieron su atención hacia nosotros, me sentí intimidada al instante, Rafael con seguridad continuó caminando hasta la mesa donde había dos lugares contínuos con el nombre del bufete de Rafael, "The New Age Law Firm". Caminamos hasta ahí, él movió la silla para mí, me senté y miré a todas las personas a mi alrededor.
-Buenas tardes- Dije tratando de que sonara con seguridad, algunas personas respondieron al saludo, algunas otras no.
Me sentía intimidada, Rafael que estaba sentado a mi lado notaba como me sentía, tenía su mano puesta en mi muslo por debajo de la mesa, yo miraba a todos con atención, en su mayoría eran hombres, de diferentes edades, solo había dos o tres mujeres, aunque todas de edad avanzada. Al ver con detalle a todas las personas de la mesa, pude notar que había un rostro bastante familiar que me observaba fijamente, me tensé al instante, Rafael lo notó obviamente.
-¿Sucede algo?- Susurró casi inaudible en mi oído con discreción.
-¿No es Patrick Stewart el hombre que está en la orilla del fondo?- Pregunté de la misma forma.
Él pareció girar su mirada con discreción, al verlo tensarse y fruncir el ceño pude confirmar de forma inmediata que efectivamente se trataba de Patrick. Él no me transmitía muy buena vibra que digamos, desde la vez que lo conocí en su empresa el día que acompañé a Rafael me pareció un hombre con el que no me gustaría tener nada que ver.
Volví a mirarlo, aún mantenía su mirada puesta en mí, aunque no me agradara del todo la presencia de aquel hombre, tenía sentido que estuviese en la junta, ya que su bufete también es bastante exitoso al igual que el de Rafael, aunque claramente no cuenta con el prestigio y respeto que el que Novoa tenía.
Llegó un hombre de edad mayor después de un par de minutos, la junta comenzó y yo mantuve mi atención cien por ciento puesta en ella, tomaba nota de las cosas importantes, básicamente era como la asistente de Rafael así que era parte de mi trabajo el asegurarme que ningún detalle pasara por alto.
La junta duró casi dos horas, fue bastante interesante poder estar presente en este tipo de escenarios, considero que me estaba preparando demasiado para el momento en que llegase a ejercer, deseaba poder ser convocada en algún momento por ser igual de buena en mi trabajo y no solo por ser la acompañante de Rafael. Finalmente la junta terminó, todos comenzaron a levantarse y salir del gran salón, nosotros nos levantamos pero Rafael tomó mi mano antes de comenzar a caminar a la salida.
-Espera, voy a hablar con Beckham unos minutos, ya vuelvo, espérame, ¿Sí?...- Dijo él sonriéndome con gentileza.
-Sí, está bien, saldré del salón para darles privacidad- Respondí devolviéndole el gesto, él borró su sonrisa al escucharme.
-No, no te vayas, no me molesta que estés aquí- Agregó.
-Descuida, no me iré, solo saldré del salón- Él pareció pensar en lo que decía.
-Está bien, pero quédate justo afuera, por favor, no tardaré mucho...- Pidió acariciando mi cabello, yo sonreí.
-No te preocupes, te estaré esperando- Terminé por decir caminando fuera de la sala de juntas.
Tal como le dije a Rafael, me quedé justo afuera de aquel salón, estaba recargada en una pared con mi teléfono en la mano, estaba mensajeando con mamá, me mantenía informada de cómo estaban ella y mi padre, los extrañaba demasiado, mamá me decía que los visitara pero no había tenido demasiado tiempo libre, pero ya buscaría un espacio para ir pronto. Estaba concentrada en la pantalla de mi celular cuando escucho que alguien habla frente a mí.
-Hola- Dijo una voz masculina, levanté mi mirada y pude ver a quien había hablado.
Miera... Era Patrick...
-Buenas tardes- Respondí solo por educación recobrando mi postura seria y firme, él estaba a medio metro de mí, me sentía acorralada.
-No pude evitar notarte cuando llegaron, estoy muy sorprendido de que estés aquí con Novoa, él no suele traer a otra persona que no sea Stan, veo que está contento contigo... con tu trabajo por supuesto- Decía él con cierto tono burlón, notaba el doble sentido de sus palabras, mantenía una sonrisa perversa y coqueta en su rostro, yo crucé mis brazos queriéndome sentir más protegida, simulando una barrera.
-Supongo que está conforme con mi desempeño laboral, señor, soy una mujer preparada si esa es su duda- Respondí con seguridad sin dejar notar la incomodidad que él me provocaba.
-Claro, no dejo en tela de duda eso- Comentó sonriendo.
Él miraba con atención mi rostro, bajó su mirada a mi cuello notando la pequeña cicatriz que había dejado Richards cuando me atacó y me cortó con el cuchillo, el maldito loco que este imbécil quería representar.
-Me enteré de lo que pasó con Richards, de tu ataque, lamento lo que te ocurrió- Decía con falsa angustia.
-Sí fue lamentable, eso no debió ocurrir, pero me alegro se haya solucionado- Respondí simplemente queriendo dejar de hablar con él.
-Veo que realmente te hirió- Soltó refiriéndose a la delgada cicatriz de mi cuello.
-No es nada...- Solté, vi que él levantó su mano hacia mí queriendo tocar mi cuello, yo di un paso hacia atrás pero choqué con la pared.
Él pasó su dedo por mi cuello dejándome paralizada y asustada, yo lo miré con los ojos muy abiertos, a los segundos vi que una mano tomó con fuerza y brusquedad la muñeca de Patrick, era Rafael, empujó su mano obligándolo a alejarse de mí.
-¿Qué crees que haces?- Le preguntó Rafael a Patrick con notoria molestia.
-Solo estaba externándole mis disculpas a la señorita West por el lamentable suceso que vivió con Richards-
-Sea lo que sea, te sugiero que mantengas tus manos lejos de ella, si no quieres tener problemas conmigo- Lo amenazó mirándolo furioso, yo estaba sin palabras al ver como él me defendía de nuevo.
Patrick levantó sus manos en forma de rendición y sonrió burlonamente.
-Tranquilo Novoa, es toda tuya...- Soltó para finalmente darse la vuelta e irse de ahí. Ambos vimos en su dirección hasta que desapareció del lugar.
-Hijo de puta- Susurró Chis aun mirando en la dirección en que se fue.
Yo me alejé un poco queriendo tomar aire, fue una situación muy tensa e incómoda. Sentí los pasos de Rafael detrás de los míos.
-¿Estás bien? ¿Te hizo algo?- Me preguntó con preocupación tomando mis mejillas entre sus manos.
-Descuida, estoy bien, solo que fue muy incómodo- Traté de responder sin dar mucho detalle, mucho menos hablar de su insinuación a que me acuesto con Rafael, no quería hacer que se molestara aún más.
-¿Qué es lo que quería?- Preguntó con seriedad.
-Dijo que lamentaba lo que pasó con Richards-
-¿Te dijo algo sobre él?- Preguntó de forma rápida, pude notar cierto ¿miedo? En su mirada al momento en que pregunté aquello.
-No, nada, llegaste justo a tiempo antes de que hiciera o dijera algo... pero ya no hablemos de eso, mejor volvamos al hotel a descansar, ¿Sí?- Pareció relajarse un poco al escucharme, me sonrió cálidamente y entrelazó su mano con la mía.
-Claro, preciosa, vamos- Dejó un corto beso en mi frente y caminamos a la salida aun con nuestras manos unidas, el gesto me pareció lo más adorable del mundo, no sabía que es lo que pasaba entre nosotros pero quería disfrutarlo, me encantaba su compañía y la nueva versión de él que me estaba dejando ver.
Llegamos de vuelta al hotel de forma rápida, ya a este momento había anochecido, por la hora decidimos que lo más cómodo sería pedir que nos trajeran cena a la habitación, así que hicimos justamente eso, cenamos entre una agradable charla y una vez que terminamos y se llevaron todo decidimos que era tiempo de prepararnos para ir a dormir, me di una corta ducha, me puse un short y una blusa de tirantes y salí para hablar con Rafael respecto a donde dormiría cada uno.
-¿Rafael?- Llamé su atención, él miraba hacia un punto fijo, estaba sentado en la orilla de la cama.
Volteó hacia donde yo estaba, caminé hacia él y me posicioné entre sus piernas, la cama era alta por lo que aun él estando sentando quedábamos casi a la misma altura.
-¿Quieres que te deje la cama?- Pregunté con suavidad comenzando a deshacer el nudo de su corbata, él me miraba con atención.
-Claro que no, ¿Cómo crees que voy a permitir que duermas en el sillón?- Devolvió la pregunta.
-No quiero molestarte Rafael, insisto- Dije haciendo su corbata de lado y acariciando su cabello.
-Descuida, tú dormirás en la cama, no estoy preguntándote- Soltó de forma tajante pero con una pequeña sonrisa.
-Podría compartirla contigo...- Susurré después de un par de segundos mirando sus labios con deseo, él se puso de pie lentamente, me sujetó con fuerza por la cintura y acercó su rostro al mío.
-Créeme, no quieres eso cariño...- Dijo de la misma forma dando cortos besos en mis labios bajándolos por lo largo de mi cuello.
-¿Por qué?- Devolví la pregunta dejándome llevar por el deseo que tenía de él.
Rafael no dijo nada, en ese momento atacó mis labios con intensidad, yo le devolví aquel salvaje beso gustosa, me cargó en sus brazos para poder movernos con facilidad, me recostó en la cama y se posicionó entre mis piernas sin dejar de besarnos. Estaba al borde del colapso, este hombre estaba tan clavado en mi mente que rayaba en la locura. Rafael pasaba sus manos por todo mi cuerpo y yo solo soltaba suspiros amando cada cosa que él me estaba haciendo sentir.
Comenzó a moverse sobre mí aun con nuestra ropa puesta creando fricción entre nosotros, sentía la dureza entre sus pantalones que golpeaba mi entrepierna, eso solo me hacía sentir más deseosa de él, quería que me mostrara e hiciera todo lo que ambos hemos estado deseando durante estos días. Tomó mis muñecas con una de sus manos y las puso arriba de mi cabeza dejándome expuesta a él, su otra mano recorría mi trasero y mis pechos con avidez.
-Te deseo tanto, pero tanto, que podría rayar en la locura, cariño- Susurró en mi oído para después mirarme a los ojos con profundidad.
-Yo también a ti- Admití en un susurro pasando mi mirada de sus labios entreabiertos a sus ojos que me miraban fijamente.
Me besó con intensidad de nuevo abriéndose paso en mi boca para introducir su lengua, yo a este punto estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con él, lo deseaba con locura. Se alejó de mis labios cuando se hizo presente la falta de aire, ambos estábamos agitados tratando de recuperar y normalizar nuestras respiraciones, tomó una de mis manos con su mano libre y la dirigió al bulto de sus pantalones, abrí mis ojos con sorpresa, se sentía grande y duro, no lo admitiría en voz alta, pero esto me gustaba demasiado...
-Todo esto, no lo causa nadie más que tú...- Susurró de nuevo besando mis labios entrecortadamente.
Yo en un deje de atrevimiento apreté mi mano que estaba aún encima de su entrepierna, lo escuché suspirar y cerrar sus ojos gustoso, solo quiero que este hombre me consuma por completo, lo deseo, solo lo necesito a él...
POV Rafael
Lo que pasó después de la junta me había puesto muy furioso, en el momento en que vi a Patrick me tensé al instante, primeramente porque ese hombre no me agrada para nada, segundo, no me gusta como mira a Aurora como si quisiera devorarla en cualquier momento, y tercero, no quería que le fuese a decir nada a ella acerca de Richards y de que fue lo que pasó con él.
Afortunadamente llegué a tiempo antes de que el maldito de Stewart siguiera molestando a Aurora, no quería que se atreviese a tocarle un solo cabello, por lo que rápidamente lo terminé echando del lugar no sin antes darle una tajante advertencia. Al volver al hotel, después de cenar no pude controlarme más, mi cuerpo me exigía con gritos desgarradores que tomara a Aurora de una vez por todas y la reclamara como mía, la necesitaba.
La besé con tanta intensidad y ansias que no necesité mucho para ponerme como piedra y estar más que preparado para cualquier movimiento, no era capaz de detenerme, y mucho menos viendo como ella era tan receptiva a mí, como me aceptaba y se acoplaba como si estuviésemos hechos para el otro.
-Todo esto, no lo causa nadie más que tú...- Susurré en algún momento besando sus labios.
Resultado de un momento de perversión guié su mano hacia mi virilidad haciendo que me tocara, nada me pudo causar más satisfacción que ver su sonrisa traviesa aceptando cada uno de mis movimientos, que me tocara de la forma en que lo hacía podía causar estragos en mi interior.
Continué besándola con pasión hasta que una pequeña voz en mi cabeza gritó pidiéndome que me detuviera antes de que fuera demasiado tarde... sé que dije que la disfrutaría durante estos días, pero no puedo quitarle su pureza solo por un momento de pasión, no le puedo hacer eso... Fui frenando el beso de a poco, ambos teníamos nuestra respiración agitada, yo jamás había estado tan excitado como en este momento, y no me ayudaba para nada que ella me mirara como lo hacía justo ahora.
-Tú vas a dormir aquí, ¿De acuerdo?- Susurré acariciando su rostro con una mano, aun me encontraba entre sus piernas, dejaba cortos besos en su mejilla.
-No me molesta compartir la cama contigo- Respondió ella de la misma forma mirando fijamente mis ojos.
Jamás fui un partidario de lo romántico, nunca vi el gusto en permanecer en una cama con una mujer después de satisfacer nuestras necesidades, pero en este momento no podía desear nada más que recostarme a su lado y sentir su cuerpo cálido junto al mío, su piel unida a la mía. Realmente no había una cosa que anhelara más que aferrarme a su cuerpo y dormir junto a ella... ¡¿Qué carajo me estaba pasando?!
Tengo que controlarme, por el bien de ambos...
-Descuida cielo, iré a dormir al sofá- Solté con mi voz apenas audible aun sintiendo mi respiración entrecortada.
Ella asintió con una pequeña sonrisa, dejé un beso en su frente y me levanté de la cama con la intención de ir a darme una ducha MUY fría, tenía que alejarme de ella al menos por esta noche si no quería que todo se fuera al carajo, no quiero caer rendido por ella; aunque aún así, no pude evitar pensar en ella mientras me tocaba en la ducha tratando de bajar esta estúpida erección, ¡Dios! Que patético me he vuelto, me siento como un jodido adolescente hormonal.
Al salir del baño pude ver que Aurora ya se había dormido, me acerqué hasta ella observando su rostro tranquilo, era tan hermosa que dolía verla, besé su mejilla una última vez y me fui a acostar al incomodo sofá, antes de dormir mi último pensamiento fue ella, solo pensaba en las cosas que me hacía sentir...
Dios, por favor, que esto que siento no sea lo que estoy pensando...
Narrador omnisciente
Los siguientes días fueron un poco de lo mismo, momentos pasionales desenfrenados que eran detenidos por Rafael antes de que escalaran a algo más, él se negaba a aceptar lo que claramente estaba pasando, por miedo. Continuó durmiendo en el sofá lo que restó del corto viaje para poder controlar un poco su hormonal cuerpo, cuando fue tiempo de volver, Rafael dejó a Aurora en su departamento solo esperando que fuera inicio de semana para poder verla de nuevo.
Él estaba completamente perdido por esa chica...