Maja es una hacker que obtiene un trabajo importante para buscar a la esposa de un enigmático empresario que fue secuestrada. Pero comienza una relación prohibida con ese hombre. Un amor imposible que sería infinito.
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Capítulo 3. El Regalo de Navidad.
Amor Infinito 3
Capítulo 3. El regalo de Navidad.
Elsa Isasa.
Maja solo se calmó cuando Andrea casi gritando en el parque de la mansión le dijo :
–Ven. Te llevaré a ver a tu hermano.
Temblando tomada del brazo de ese hombre, entró a la casa y llegó a la habitación donde yacía Bruno.
Y allí lo vió, en una moderna cama de enfermos junto al neurólogo que hacía menos de media hora había visto en el hospital.
Su hermanito estaba rodeado de equipos que Maja jamás podría brindarle. El neurólogo había terminado de hacerle un mapeo cerebral y comenzó a explicarle mostrándole los resultados.
El coágulo se había reabsorbido, no había daño aparente.Los dos hombres de blanco que le rodeaban eran traumatólogos. Todo estaba a servicio de Bruno y el neurólogo creía en un panorama auspicioso para el niño.
Maja ya no gritaba solo lloraba callada arrodillada junto a su hermano.
Una señora llamada Paula entró a la habitación y le tomó del brazo. La llevó por un corredor a una hermosa recámara.
– Aquí dormirás Maja. Esas son tus cajas de ropa que la gente ha traído. Te hemos comprado está mañana algunas vestimentas que están en la cajonera. Allí está el baño. Esta es tu computadora. La contraseña del wifi está escrita en la máquina.
– Pero..¿pero qué tengo que hacer?--
– El señor Andrea te explicará tu trabajo.
– ¿Trabajaré para el mafioso, verdad?--dijo molesta.
– En está casa no hay mafiosos. El jefe es el señor Valente. Es un empresario que te ayudará con tu hermano y tú trabajarás para el.--
La señora Paula se marchó y Maja vió que la puerta de su recámara tenía llave. Cerró la puerta y se sentó en la cama tratando de entender que había pasado. Luego revisó el baño, la cajonera llena de ropa bonita y aún con las etiquetas de recién compradas.
La habitación era amplia y hermosa.
Miró por la ventana descubriendo un poco el cortinado y vió un parque que rodeaba la mansión a dónde habían robado a su hermano. Salió otra vez de la pieza apurada y volvió por el corredor hacia la habitación de Bruno.
Allí estaba su hermanito. Ya no tenía el tubo en la boca y respiraba bien, como si solo durmiese. Uno de los médicos estaba mostrando a una enfermera la forma de ejercitar brazos y piernas de Bruno.
–¿No cerrarán esta habitación, verdad?--Dijo Maja.
– No señorita. Yo y mí compañero vendremos a diario. Marta permanecerá junto a su hermano toda la noche. Usted puede entrar cuando quiera–
Maja vió como la enfermera lo higienizaba, cambiaba la sonda por una limpia, colocaba el alimento líquido en la sonda nasogástrica.
Los traumatólogos salieron y Maja volvió a su habitación.
Nunca que ella supiera le había pasado nada bueno, pero esa navidad que se acercaba pareciera que quería regalarle la salud de Bruno.
Aún no estaba segura y aún tenía miedo.
En su habitación se encontró junto a la mesa una fuente de Sándwiches, frutas, nueces y jugos. Comenzó a comer con desesperación. Después de tragarse dos sándwiches casi al hilo se dió cuenta que todo allí era para ella. Que nada se iba a escapar. Y se tranquilizó un poco.
La puerta estaba cerrada con llave. Nadie parecía querer hacerle daño.
Entró a bañarse y encontró ropa limpia para colocarse. Bañarse con shampoo y agua tibia era una delicia que hacía tiempo no conocía.
Se puso un salto de baño y se sentó en la computadora.
Inició el sistema y se perdió en su mundo.
Y el mundo que buscaba conocer ahora era el de Leonardo Valente.
****
Leonardo Valente estaba en su escritorio. Había ordenado y recibido cada cumplimiento de su orden durante todo el día. Andrea contrató médicos y enfermeros.
El niño llamado Bruno González estaba bien atendido y había esperanza que pronto mejorará.
Él no sabía por qué lo hizo.
Solo sabía que le movilizó la mirada de esa chica. Cuando supo que ella era hacker y muy buena, intuyó que no estaba equivocado. Que esa chica, encontraría a su hijo y su mujer perdidos.
Muchas cosas trajo a su vida la pérdida de su esposa.
Físicamente no podía estar con ninguna mujer. Su deseo sexual intenso antes se había marchado a algún lado y no lo volvió a sentir nunca más. Su médico decía que era psicológico.
Junto al deseo sexual se marchó también el olfato y el sabor.
Leonardo Valente no sentía olores ni sabores. Literalmente podría comer mierda y no sentiría su gusto. También decían que era psicológico, solo sabía que todo eso lo estaba matando en vida. Quizás por eso fumaba y tomaba. El whisky nunca era suficiente porque entraba en su boca como si fuera agua.
Ya no creía en Dios. Junto a su cama estaba la foto de su mujer y la imagen de una virgen que era de su madre.
Había rogado, calmado y llorado frente a esa imagen por su mujer y su hijo pero la imagen lo miraba impasible, sin concederle su deseo.
La chica Hacker se llamaba Maja. Era un nombre distinto. Un nombre de pintura, de cuadro desnudo.
Pensó en lo flaca y desgarbada que era esta Maja. Vestida con pantalones y botines. Nada femenina.
César había dicho que era lesbiana. Pero sin dudas quizás era un mensaje que pretendía dar para que nadie la moleste.
Sus padres habían muerto en una explosión de la casa. Revisó la escueta noticia de los periódicos de hacia varios meses atrás. Podría ser un accidente fortuito o podría ser intencional. Nadie había realizado una profunda investigación, quizá el debía hacerlo.
Decidió ver al niño antes de dormir. Caminó en pijamas dejando a un lado la frugal cena que pidió a Paula.
Encontró al pequeño dormido y cuidado por una enfermera. Todo está bien, se dijo.
Entonces golpeó la puerta de la habitación de Maja para explicarle su tarea.
La chica abrió la puerta y el primer milagro sucedió ante sus ojos. Un suave perfume de mujer recién bañada inundó sus fosas nasales y caminó a su cerebro. Leonardo cerró los ojos y cayó desmayado frente a la recámara de Maja, que gritaba asustada.
La forma d narrar d la autora es bellísima y llega a los sentimientos t transporta y t hace vivir la historia
Bendiciones
El mató a los papás d Maja