una misteriosa casa donde constantemente desaparecen las personas que entran en su interior.
Sara es una joven introvertida. a la que constantemente molestan sus compañeros de clases. un día, cuando camina sola de regreso a casa. se encuentra con un grupo de chicos que la llevan hasta la misteriosa casa del bosque donde como una broma. la hacen entrar para ver si es capaz de volver a salir.
ella y otro dos chicos se aventuran dentro de la casa. para descubrir que paso en realidad con todas esas personas que desaparecieron allí.
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Capitulo 11: Edificios y rosas
La siguiente habitación resultó ser una tienda de comestibles donde sin importar donde miraras, no había una sola puerta. El lugar parecía abandonado y la mayor parte de lo que allí había, estaba vencido o en mal estado.
- que asco - María vio dentro de una caja de galletas y encontró que estaba llena de bichos.
- ¿qué rayos paso aquí? - pregunto leo buscando con desesperación algo de comer que no estuviera dañado.
Los otros lo imitaron, revisando en cada rincón de la tienda, sin llegar a encontrar nada que no estuviera echado a perder.
- recorramos el lugar - comento Sara sin mirar a nadie en particular - la puerta no debe estar lejos y debemos encontrarla pronto.
Caminaron por largo rato, pero no hallaron rastro alguno de la puerta que buscaban. En su lugar encontraron la entrada de la tienda, que resultó ser un gran agujero en la pared.
-¿quizás? - Sara camino hacia la entrada, dudando de si debía cruzarla o no.
Miró a través del gran agujero, y su respiración se detuvo por un segundo- ¿qué hay allí? - pregunto María desesperada, pero a una distancia segura.
Mateo colocó su mano sobre el hombro de Sara sorprendiéndola, ella no había notado que estaba paralizada por la impresión de lo que veía - ¿que viste Sara? - Mateo no deseaba seguir esperando, así que paso delante de Sara y cruzo por el agujero.
Leo lo siguió sin esperar, estaba cansado y sentía que cualquier cosa que pasara a partir de ahora no podría ser tan mala como lo que ya habían vivido.
- ¿a dónde creen que van? - María al no querer quedarse sola también cruzo el agujero.
Esto los llevo a una gran ciudad. Con edificios altos y un panorama gris.
Si decir palabras alguna, todos comenzaron a caminar. Recorrieron varias calles. Pero al igual que en la tienda. Los edificios carecían de puertas o ventanas. Eran solo estructuras de piedras grises sin aberturas.
- ¿y ahora que? - Sara miró el panorama y pudo deducir que aquella ciudad estaba abandonada o simplemente había sido puesta allí para retrasar el avance de los visitantes de la casa.
Nadie encontró respuesta para eso, solo pudieron lamentarse por la suerte que no los acompañaba.
Continuaron caminando por otro rato más, hasta que el cansancio comenzó a apoderarse de sus cuerpos, ya de por sí débiles por la falta de descanso y alimento.
Se habían acostumbrado a comer en exceso en las habitaciones anteriores.
- tengo hambre - grito María cuando ya había pasado un tiempo considerable.
Leo recordando el trozo de carne que había guardado en su bolsillo antes de abandonar el comedor, se palpó los pantalones. Y sonrió por lo bajo al ver que seguía allí. - creo que iré a recorrer el lugar otra vez para ver si está vez consigo encontrar algo que nos pueda ser útil.
Se levantó y con paso lento comenzó a alejarse lo más posible de ellos. - se ve raro, no creen - comento María mirándolo con sospecha
- ¿por qué dices eso? - Sara mantenía los ojos cerrados mientras hablaba, trataba de controlar su cuerpo para que dejara de pedir alimento.
- no se había querido separar de nosotros en ningún momento, por miedo a ser abandonado. Y ahora - lo vieron desaparecer detrás de un edificio, mientras acariciaba su bolsillo derecho.
- nos está ocultando algo - Mateo se levantó, decidido a averiguar que era lo que le sucedía a su amigo.
Leo llegó hasta un lugar apartado, donde unos arbustos quemados por el sol, lo medio ocultaban de la vista. Busco en su bolsillo y saco un trozo de carne en buen estado, que parecía recién hecho.
No quiso averiguar, cómo era posible que la carne continuara tibia y con buen sabor, solo se concentró en comerla rápido, para poder volver con los otros.
- leo - lo llamo Mateo, caminando cerca de donde se había ocultado el chico. El dulce olor de la carne invadió sus fosas nasales y su estómago reaccionó con un gruñido.
Leo trato de no hacer ruido, pero ya tenía a Mateo casi encima y solo pudo quedarse quieto.
- leo ¿dónde estás? - Mateo siguió acercándose, pero sin llegar a verlo, Leo se dió cuenta que su cuerpo se había fundido con la piedra del edificio y el pánico lo invadió. Salto hacia adelante cayendo
Sobre Mateo que también gritó de miedo.
Las chicas aparecieron pocos segundos después, encontrando a los chicos paralizados de miedo.
- ¿qué sucedió? - Sara trato de ayudarlo a ponerse de pie, pero Leo al darse cuenta de que la carne que quedaba en sus manos sería expuesta, se negó a levantarse.
Los otros encontraron su comportamiento un tanto extraño, pero el chico logro distraerlo con el descubrimiento de la pared.
- miren esa pared nos succiona - dijo señalando el lugar donde estuvo escondido segundos antes.
Sara estiró la mano para tocar dicha pared y vió con sorpresa como esta se pintaba del mismo color gris de la pared.
retiro la mano rápidamente un tanto sorprendida. Los otros también se acercaron y Leo aprovecho la oportunidad para levantarse y volver a guardar el torso de carne en su bolsillo.
- esto es impresionante - comento Mateo colocando también su mano sobre la pared. Presiono un poco sobre la superficie y su mano desapareció en el interior de la pared - ¿me preguntó si? - presiono un poco más fuerte y se undio casi por completo en la pared.
- ¿que haces? - grito Sara horrorizada al ver a su amigo - sal de allí. Trato de jalarlo, pero Mateo fue absorbido por completo por la pared.
Todos gritaron al mismo tiempo, pero no pudieron hacer nada por Mateo que ya había desaparecido.
Trataron de seguirlo, pero la pared se selló y les impidió el paso.
un rato después cayeron agotados por el esfuerzo y el hambre que cada vez era mayor, hasta que sin proponérselo se quedaron dormidos.
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Mientras tanto Mateo miraba a su alrededor, se encontraba en medio de un precioso jardin, rodeado por rosas de distintos colores y con fragancias diversas que lo envolvieron, haciéndolo suspirar.
- que maravilloso - sonrió mientras caminaba
Entre las flores extasiado por la sensación de libertad que le proporciono el estar allí. olvidó por un momento, sus problemas y a sus amigos que trataban de sacarlo de allí.
Mateo avanzó un poco más, buscando un lugar donde recostarse para descansar antes de continuar con su travesía.
encontró un cómodo lugar donde un precioso rosal, le sirvió como sombrilla natural, cerro los ojos y se dispuso a descansar un poco.
Justo cuando consiguió dormirse, el sol comenzó a descender en el cielo y la luna apareció, nutriendo las flores con su luz. Esto hizo crecer las flores de forma descomunal, hasta que Mateo estuvo durmiendo.
Entre flores colosales, cuyas espinas hacían el papel de rejas, dejándolo sin salida.