Arianna Sterling es una joven con una apariencia destacada y un gran secreto: es la presidenta y heredera de un poderoso conglomerado familiar con lazos a la realeza. Según una tradición familiar, debe pasar varios años alejada de su familia y riquezas, viviendo como una persona común para demostrar su fortaleza. Durante este tiempo de anonimato, enfrenta enemigos ocultos que amenazan con destruir todo lo que le pertenece. A medida que se adapta a esta nueva vida, Arianna descubre que alejarse de la opulencia y el poder conlleva desafíos que pondrán a prueba su inteligencia y su corazón.
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BAJO PRESIÓN
Justo en ese momento, mi teléfono vibró en el bolsillo de mi delantal. Lo saqué rápidamente, esperando que no fuera otra orden de Rebeca. El día había sido lo suficientemente agotador como para que una nueva tarea impuesta por ella terminara de romper mi ánimo. Pero, para mi sorpresa, no era Rebeca quien me había escrito. El mensaje provenía de una fuente inesperada: el señor Mondragón.
Leí las palabras en la pantalla, perpleja.
"¿Cómo estás? Nos vemos pronto en el aniversario. Te debo una respuesta..."
Mi corazón comenzó a latir con más fuerza. El mensaje era corto, pero suficiente para desatar una tormenta de preguntas en mi mente. ¿Por qué él me escribía ahora, justo antes de un evento tan importante? ¿Qué respuesta me debía exactamente? Y, sobre todo, ¿qué significaba su presencia en el aniversario?. Aunque no seria raro que estuviera presente.
Sabía que la semana que se avecinaba sería decisiva, no solo por el evento en el centro comercial, sino porque algo más grande estaba gestándose en las sombras. Y no podía ignorar el hecho de que involucraba a personas clave: Evelyn Flores, Rebeca Monsalvo... y el señor Mondragón.
Tras la incómoda reunión de la semana anterior, el ambiente en la tienda no había mejorado. Rebeca, como siempre, encontraba formas de complicarme la vida, asignándome tareas que claramente no correspondían a mi rol. La tensión era palpable cada vez que estaba cerca. Parecía disfrutar de la idea de que yo fallara, como si buscara cualquier excusa para ponerme en evidencia ante Evelyn.
Una tarde, mientras organizaba algunos productos en la trastienda, recibí un mensaje de Alis. Decía que había escuchado una conversación entre Rebeca y la señorita Evelyn Flores, y que algo importante estaba por suceder. El miedo y la incertidumbre se apoderaron de mí. Cualquier cosa que involucrara a Evelyn no podía ser algo bueno para mí.
Poco después de leer el mensaje de Alis, Rebeca apareció en la trastienda con una sonrisa que me puso los nervios de punta. Había algo en esa expresión que no auguraba nada positivo.
—Arianna, necesito que prepares la sección especial para el aniversario —dijo, con un tono sorprendentemente amable, pero su dulzura fingida solo aumentaba mi desconfianza—. Ya sabes, esa que requiere atención al detalle —añadió, sin dejar de sonreír, como si disfrutara de la situación.
Sabía que este encargo no era una coincidencia. La sección especial del aniversario era una de las más importantes del centro comercial. Cualquier error, por pequeño que fuera, podría ser un desastre. No podía evitar sentir que Rebeca estaba preparando una trampa para mí, algo que podría hundirme en el peor momento.
Sin embargo, no tenía más opción que aceptar la tarea. Asentí con la cabeza y me puse a trabajar de inmediato. Mientras organizaba y preparaba el área, intentaba mantenerme enfocada, pero mi mente no dejaba de dar vueltas. ¿Qué estaba planeando Rebeca? ¿Y qué papel jugaría Evelyn en todo esto?
Más tarde ese día, cuando Elizabeth y Alis me encontraron en la trastienda, notaron de inmediato mi expresión preocupada.
—¿Qué pasa, Ari? —preguntó Elizabeth, bajando la voz, como si temiera que alguien más pudiera escucharnos.
—Rebeca me ha encargado la sección especial del aniversario —respondí con seriedad—. Algo no me huele bien en todo esto.
Alis frunció el ceño, visiblemente preocupada.
—¿Y Evelyn? Seguro está metida en esto también. No sería la primera vez que planean algo juntas —dijo, haciendo una mueca de disgusto.
—Es probable. Creo que están buscando cualquier excusa para hacerme quedar mal delante de todos. Si fallo en algo, será el fin —dije, sintiendo el peso de la situación caer sobre mis hombros.
Elizabeth me miró con determinación y puso una mano en mi hombro.
—No te preocupes, Ari. Sabemos lo competente que eres. No les des el gusto de verte caer. Si alguien puede con esta tarea, eres tú —dijo, tratando de infundirme confianza.
Sonreí débilmente, agradecida por su apoyo, pero no podía evitar sentir que el aniversario sería un punto de inflexión. Rebeca y Evelyn parecían decididas a sabotearme, pero yo tampoco estaba dispuesta a rendirme. Si querían hacerme caer, tendrían que intentarlo con todas sus fuerzas.