¿Entonces, Qué Somos?
—Vamos, Ansel, hoy por mí, mañana por ti.
Emmett Dubois sacudió su brazo mientras él estaba concentrado leyendo el último cómic que había comprado. Ansel rodó los ojos y pasó la página, irritado por la tonta petición de su mejor amigo. Pero Emmett no planeaba rendirse, así que, dando un salto sobre la cama, se colocó detrás de él y lo abrazó con fuerza por los hombros.
—Por favor, Ansel, todos los amigos lo hacen —insistió, dándole pequeñas sacudidas que lograron que Ansel despegara los ojos de las páginas llenas de dibujos.
—Eso no es cierto, no he visto que Ronan y Alex lo hagan, y ellos también son mejores amigos —contraatacó con el ceño fruncido. No es que realmente no quisiera hacerlo, porque se moría por ello, pero sabía que Emmett no le daría la misma importancia que él, y eso no le agradaba en absoluto.
—Esos aburridos con suerte y sueñan con hacerlo. —Emmett se bajó de la cama y se puso de rodillas frente a él—. Por favor —volvió a suplicar, uniendo las manos delante de su rostro—. Tú eres el único que puede ayudarme.
—Es demasiado raro para dos hombres hacerlo, además, ¿por qué no lo haces con ella? Así aprendes.
—¿Enloqueciste? Sheira Finnegan es la chica más atractiva del último año; quiero que me considere un experto el día de la graduación, no puedo quedar en ridículo.
Ansel rodó los ojos y desvió la mirada. Su tonto amigo había tenido la estúpida idea de crearse una imagen falsa de playboy para impresionar a cuanta chica se le pusiera enfrente. Sin embargo, desde que ambos entraron al colegio, se obsesionó con Sheira, la rubia más codiciada del instituto y un año mayor que ellos, pero que, por razones que ignoraba, iba en el mismo año de estudios, pero en diferentes aulas.
Hace una semana se anunció la fiesta de graduación de los de último año, y la gran bocota de Emmett le dijo a ella que era el mejor besador que podría conocer, incluso mejor que los mayores con los que solía salir. Ella, por supuesto, se rió de él.
—Te lo probaré en la fiesta de graduación —dijo Emmett, confiado.
—Estaré esperando, niño.
Emmett no era feo; de hecho, estaba catalogado como uno de los más atractivos en el instituto. Alto, con una musculatura media a pesar de ser un chico de apenas diecisiete años. Cualquier chica lo quería como novio, pero él únicamente tenía ojos para Sheira.
—Entonces busca a otra persona, yo no pienso ayudarte.
Ansel agarró el cómic que había dejado a un lado y se dedicó a leerlo. Aunque Emmett no era consciente de todo lo que causaba en él, Ansel no podía hacerse de la vista gorda e ignorar sus sentimientos. Si lo hacía, seguramente saldría más herido de lo que deseaba.
—Todas las chicas piensan que soy un experto, no puedo ir con una y pedirle que me enseñe.
—Pues no le digas que es tu primer beso.
—Por favor, cualquier idiota se daría cuenta. —Bufó. Comenzaba a irritarle la actitud de su mejor amigo—. An, ¿no recuerdas nuestra promesa? Dijimos que nos íbamos a ayudar en todo, no hubo excepciones.
—Lo recuerdo, pero esto, Emmett, rebasa mis límites. Es nuestro primer beso. —Ansel bajó más el rostro para evitar que su amigo lo viera sonrojado; no quería parecer ridículo.
—Es un simple beso, no le des tanta importancia, Ansel —sus palabras llenaron de tristeza los ojos de Ansel, sin embargo, Emmett ni siquiera lo notó.
—Sí... un simple beso —repitió con decepción.
Ansel había aceptado hace mucho que sus sentimientos por Emmett iban más allá de una simple amistad. Cuando Emmett llegó, lo agarró de las manos y le dijo "An, quiero besarte", todo su cuerpo se puso rígido y los colores se le subieron al rostro. Sin embargo, las siguientes palabras y la razón detrás de ello lo decepcionaron completamente.
Para Emmett era un simple beso, un experimento para complacer a alguien más. Pero para Ansel, ese beso podría hundirlo aún más en sentimientos que no debería tener.
—Pero, aunque sea un simple beso, nosotros somos hombres; no está bien.
—¿Ese es el problema? —cuestionó, levantando una ceja—. Déjame arreglarlo.
Emmett se puso de pie y corrió hacia la habitación de la hermana mayor de Ansel. Emily era una chica de veintidós años que participaba en obras teatrales y poseía una gran cantidad de pelucas de diferentes colores.
—Em, ¿puedes prestarme una peluca negra? —pidió, haciendo pucheros. Sabía que su rostro de niño bueno siempre convencía a cualquiera.
—Claro, elige la que más te guste.
—Muchas gracias.
Emmett abrió el armario donde ella guardaba su material de trabajo. En una esquina divisó una peluca larga, lisa, del mismo color que su cabello. Sus ojos brillaron; la bajó con cuidado y regresó a la habitación de su amigo, poniendo el cerrojo a la puerta para evitar molestias innecesarias.
—¿Qué carajos? —preguntó Ansel entre carcajadas, viendo cómo Emmett se ponía la peluca y hacía una imitación barata de una chica.
—Ya está, An. Ya soy una linda y tierna chica —Emmett usó un tono de voz más delicado y se acercó a donde Ansel estaba, casi muriendo de la risa—. Ahora sí, déjame aprender a besar.
—Oye, amigo, esto es más turbio que antes. Ni siquiera tienes la delicadeza de una chica.
—¡Ay, cierra la boca! —Emmett se lanzó sobre Ansel, y ambos terminaron sobre la cama, con los rostros tan cerca que podían sentir la respiración del otro.
Ansel intentó empujarlo, pero Emmett fue más rápido y aprisionó sus manos, además de usar sus piernas para evitar que Ansel usara las suyas para empujarlo.
—Emmett, no quiero hacer esto —murmuró con el rostro completamente sonrojado.
—¿No soy atractivo? —Emmett bajó un poco más el rostro, rozando su nariz con la de su amigo. Ansel tragó saliva, sintiendo cómo el cosquilleo en la parte baja de su abdomen comenzaba a crecer. El sentimiento de estar acorralado lo estaba mareando y haciendo que deseara aún más probar los labios de su amigo.
—Eres mi mejor amigo; no está bien. —Con cada movimiento de labios sentía cómo su piel y la de Emmett se rozaban, lo que le hacía temblar inconscientemente.
—An, por eso eres el único que puede ayudarme. Por favor, te lo suplico, y cuando llegue el momento, te ayudaré a conquistar a la persona que te guste, ¿de acuerdo?
Ansel cerró los ojos. «¿Y si la persona que me gusta eres tú, me ayudarás aun así?» quiso preguntar, pero conocía la respuesta. «Pero si no puedo tenerte, al menos disfrutaré este momento».
—Solo... solo para practicar, ¿de acuerdo? —Desvió el rostro, y un beso sonoro llegó a su mejilla.
—Gracias, por eso eres mi mejor amigo.
—Sí, sí, apúrate antes de que me arrepienta.
Ansel miró nuevamente a su amigo; un brillo de expectación apareció en sus ojos, sin embargo, Emmett ni siquiera lo notó. Cerró los ojos esperando el contacto boca a boca, y unos segundos después sintió los cálidos labios de Emmett sobre los suyos. Emmett tenía razón, sus movimientos torpes dejaban ver que era un inexperto. Pero ambos lo eran, y no le importaba, así que se dedicó a disfrutarlo.
Emmett comenzó a mover su rostro, y el inocente y torpe beso pronto cambió. Sus labios se volvieron más intensos, y la falta de experiencia dejó de notarse, al menos para él.
—Abre la boca —susurró Emmett sobre sus labios.
—¿Para...?
Ansel ni siquiera terminó la pregunta cuando Emmett volvió a hacer de las suyas. Emmett metió su lengua en la boca de su amigo. Los ojos de Ansel se abrieron con sorpresa, pero el beso era tan intenso que, poco a poco, se dejó llevar por el placer que este le brindaba. El sonido del beso húmedo resonaba en la habitación; las manos de Ansel fueron apretadas por su amigo con fuerza.
Quién sabe cuántos minutos pasaron antes de que Emmett por fin lo dejara libre. Las respiraciones eran erráticas, y sus pechos se movían salvajemente tratando de recuperar el oxígeno. No sabía si Emmett estaba igual que él, pero Ansel sentía el corazón latir con fuerza, y no solo por la falta de oxígeno. Sus ojos estaban un poco llorosos y sus labios rojos por la intensidad con la que ambos se habían besado.
—¿Y bien? ¿Qué tal estuvo? —preguntó Emmett, quitándose de encima y sentándose junto a él.
—Bueno, nunca he besado a nadie, así que no tengo con quién compararte. Pero supongo que besas bien.
—¿Bien? ¿Solo eso? —replicó Emmett, alzando la voz y sobresaltando a Ansel.
—¿Qué más quieres que te diga? Por un momento, no sabía si me estabas besando o tratando de succionarme el alma —dijo Ansel, poniéndose de pie, exasperado. Señaló sus labios rojos y calientes—. Mira, aún siento un poco de dolor. Fuiste muy brusco.
—Joder, entonces tengo que seguir practicando hasta que me digas que beso increíble.
—¿Estás loco? No voy a seguir con esta tontería.
—¿Por qué no? Ya nos besamos. ¿Qué importan unos cuantos besos más? Al menos por esta semana, hasta que la bese a ella.
La duda brilló en los ojos de Ansel; sin embargo, tal vez podría aprovechar esa semana para sentir que sus sentimientos eran correspondidos.
—De acuerdo, por una semana.
Emmett saltó de la cama y lo abrazó con fuerza, completamente feliz.
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Hola espero que estén bien, este es el primer capítulo de esta nueva historia.
Ya saben, l@s que me conocen, que me encantan las cosas clichés, así que ahora me dispuse a escribir una historia de friends to lovers (人 •͈ᴗ•͈) no será triángulo amoroso aunque quizá llegue a precerlo.
Ahora conoceremos a Ansel y Emmett, espero que les guste, dejen sus comentarios y sus likes.
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Comments
Ada
hola admiro mucho tu trabajo empezé leyendo La hermosa mariposa del mafioso y no pude parar hasta leer la trilogía completa.Ahora estoy atrapada con la historia da Alonzo y Alexandro 👌. Está me salió como sugerencia y en cuanto vi que era tuya no lo dude y no me arrepiento solo leí el primero y me encantó ❤️🤩
2024-11-06
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rosbely lujano
Y aquí estamos, presentts/CoolGuy//Casual//Casual//Casual/.
2024-10-31
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Martha Divas Delgado
uffff está de infarto me gusta como decir k no a una historia k poco a poco nos irá deleitando autora te sigo
2024-09-06
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