La joven, cuyo corazón había sido destrozado por la crueldad de aquellos que una vez habían sido sus seres queridos, ahora caminaba por un sendero de venganza. Había perdido todo: su hogar, su familia, su inocencia. La amargura y el dolor habían dado paso a una sed de justicia, que la impulsaba a buscar a aquellos que le habían arrebatado todo. Sin embargo, el destino, que parecía tener un plan propio para ella, nuevamente la pondría a prueba. La joven se encontraría cara a cara con su pasado, y debería enfrentar las sombras que la habían perseguido durante tanto tiempo. ¿Podría encontrar la fuerza para perdonar y seguir adelante, o la venganza la consumiría por completo? Eso solo el tiempo lo diría.
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Capítulo 6
Narón sintió como si hubiera sido golpeado en el estómago. La reina había hablado con una claridad y una crueldad que lo había dejado sin aliento. Nuevamente lo había empujado hacia un rincón, como si fuera nada, tal como lo había hecho su padre. La mirada de la reina es igual a la de una serpiente que lo envolvía, se siente como si estuviera siendo estrangulado por la propia madre. Sus ojos se encontraron con los de ella y definitivamente se trata de una mujer fría y calculadora.
Su madre se acercó un poco más, su voz era como un susurro, pero Narón la escuchó como si estuviera gritando. "Unos nacemos para la gloria y otros no. Debes aceptar lo que te toca". Sus palabras eran como un veneno que se esparcía por su cuerpo, envenenando lo poco que quedaba de él.
La reina había hablado, y él tenía que obedecer, debía aceptar su destino, debía aceptar que nunca podría estar con Amalia, que nunca podría ser más que un servidor de la corona.La rabia y la tristeza se mezclaron en su interior y se sintió como si estuviera a punto de estallar. Pero no lo hizo. Se tragó sus palabras, se tragó su dolor, y se convirtió en la persona que la reina quería que fuera. Se convirtió en un príncipe sin alma, sin corazón, sin esperanza.
Una semana más tarde la coronación de Aarón y Amalia había sido un evento grandioso. Narón había asistido, como era su deber, pero no pudo evitar sentir una sensación de vacío y desilusión. Todo parecía tan... falso. Ahora, mientras se preparaba para partir hacia los campos de entrenamiento se sentía aliviado. Era mejor volver a las trincheras, donde la vida era dura y simple, pero al menos era real.
Aarón se acercó a él, sonriendo. "¿Sabes que puedes quedarte?" preguntó, como si Narón fuera un invitado en su propia casa. Narón sacudió la cabeza. "Lo sé, pero seré más útil en el campo de batalla que aquí."Aarón asintió, aunque parecía un poco decepcionado. "Siempre serás bienvenido". Amalia se acercó, sonriendo débilmente. "Deseo que tengas suerte en tus batallas", dijo, aunque sus ojos parecían decir algo más y entonces, en un susurro apenas audible, Amalia dijo: "¿Debes irte? ¿Por qué me abandonas nuevamente?"
Narón sintió un nudo en la garganta, a simple vista podía notar que Amalia no se había casado por amor eso estaba claro pero ¿Por qué condenarse de esa manera? La nostalgia y la tristeza se apoderaron de él y por un momento se sintió como si estuviera a punto de derrumbarse pero sabía que no podía permitir que eso sucediera. Sabía que debía ser fuerte, que debía seguir adelante.
Ese lugar nunca fue y nunca será su hogar, era mejor así, volverá al lugar donde puede ser él realmente y olvidarse de que alguna vez estuvo en este lugar . Así que se enderezó, se despidió de Aarón y Amalia y se subió al carruaje que lo esperaba.
"Adiós", dijo, sin mirar atrás.
El reencuentro con su amado está muy próximo