Anya despierta en el mundo de una historia que escribió hace años. Una historia sobre una bella princesa, un valiente caballero... y un despiadado dragón.
Decidida a mantenerse al margen de la gran guerra que se avecina, vive tranquilamente en un pequeño pueblo, hasta que accidentalmente salva a un pequeño niño y unos meses después un dragón aparece en su puerta.
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Malos hábitos.
A la hora de la cena Daisy apareció junto con Rowan para acompañar a Anya hasta el comedor.
Al igual que el resto de la casa, el comedor era gigante, la mesa tenía más de 20 lugares y solamente 2 estaban preparados para la cena.
Anya y Rowan tomaron asiento, en cuanto les sirvieron sus platos el niño empezó a comer.
- Rowan, deberíamos esperar al duque... - lo reprendió con suavidad, el pequeño la observó extrañamente, ladeando su cabeza en señal de confusión.
- ¿Qué sucede? - preguntó Anya, igual de confundida. Él solo negó con la cabeza en respuesta y continuó comiendo. - ... ¿Tu padre no cenará con nosotros?
El niño sacudió su cabeza vigorosamente sin siquiera interrumpir su comida.
- ... Rowan... ¿Tu padre come contigo a menudo?
Negó nuevamente.
- Entonces... ¿Quién comía contigo antes de que yo llegara?
Rowan levantó la mirada hacia ella momentáneamente y le dolió el corazón cuando el pequeño agitó su cabeza una última vez antes de volver a su cena.
El niño comía en completa soledad en ese enorme comedor, era triste y aterrador. Ahora Anya estaba ahí y, aunque eso lo hiciera un poco mejor, él merecía comer con su familia todo el tiempo.
Definitivamente tendría que hacer algo al respecto.
...****************...
Al finalizar la cena, Anya estaba de vuelta en la habitación, yendo de un lado a otro con sus nervios al límite.
"¡¿En qué estaba pensando?!"
Compartir la habitación no le había parecido gran cosa en teoría, ya en la práctica era algo muy diferente.
Ella no era tímida, sin embargo, estaba a punto de compartir la cama con un hombre que estaba más cerca de ser un desconocido que cualquier otra cosa. ¡Y era su esposo! Lo viera como lo viera, esta era su primera noche como marido y mujer. Aunque había prometido no tocarla ¿qué tanto podía confiar en ello realmente?.
Mientras daba vueltas alrededor del cuarto, pensaba en posibles excusas que podría decir para requerir otra habitación o posibles rutas de escape.
¿Qué podría salvarla en una situación como esta?
Toc, toc.
Su corazón cayó a sus pies al escuchar a alguien tocar a la puerta.
¡El duque estaba aquí!
¿Era muy tarde para saltar por la ventana?
Renuentemente, acudió a abrir la puerta. Pero quien estaba del otro lado no era el lord dragón de la mansión, era Rowan con una mucama detrás de él.
- Mamá... - el niño rodeó sus piernas con sus bracitos y hundió su rostro en su camisón.
- ¿Rowan? ¿Qué sucede? - Anya se preocupó al ver que estaba al borde de las lágrimas.
- Lo siento, mi lady, el joven maestro está siendo infantil - se disculpó la mucama, haciendo un intento para retirar a Rowan del regazo de Anya. En cambio, Anya abrazó al niño y lo atrajo más cerca para alejarla. ¿Infantil? Era un niño, tenía derecho de ser infantil. - Intenté decirle que no debía molestar a los lores, pero no quiso escuchar.
- Rowan puede acudir a mí cuando él lo desee, muchas gracias - Anya sonrió de una manera que se sintió más como una amenaza, luego se dirigió al pequeño con dulzura - ¿Tuviste una pesadilla, Rowan?
Él asintió, aun con el rostro enterrado en la tela de su camisón, probablemente temiendo el momento en que lo echaría de su habitación. Lo que no sabía era que se había convertido en la salvación que Anya estaba esperando.
- ¿Quieres dormir aquí conmigo? - preguntó la chica, el niño alzó la cabeza inmediatamente y asintió sin perder un segundo - ¡Muy bien!
- ¡Ah! Mi lady, no creo que el lord... - cualquier cosa que la sirvienta fuera a decir fue acallada por la mirada que Anya le dirigió en ese momento.
- Este asunto está resuelto, te llamaré si necesitamos algo más - Anya sonrió una vez más mientras cargaba a Rowan en sus brazos, después cerró la puerta y se dirigió a la cama.
Estratégicamente, puso al pequeño en el medio de la cama y se recostó en una orilla. ¡Esto era perfecto! ¿Qué mejor para bloquear a una pareja que un niño?
Comenzó a tararear la canción de cuna que le cantaba a Rowan en la cabaña y se quedó dormido casi instantáneamente. Los nervios mantenían a la chica despierta, así que solo se acurrucó con el niño y cerró los ojos. La cama era mucho más grande que la que había en su cabaña, así que ya no era necesario dormir tan juntos; sin embargo, el niño parecía atraído por su calor corporal y a ella no le molestaba, es más, se sentía extraña sin Rowan acurrucado contra su pecho.
Escuchó la puerta abrirse y pasos entraron a la habitación. Anya decidió mantener los ojos cerrados y fingió dormir. El duque se detuvo y, por un largo momento, la chica no escuchó nada más.
"¿Qué está haciendo?" La tensión se acumuló dentro de ella. "No va a intentar nada con el niño aquí ¿verdad?"
Estuvo a punto de abrir los ojos, superada por la curiosidad, cuando escuchó los pasos del duque alejarse. Luego de unos minutos de otros sonidos que no alcanzó a distinguir, finalmente escuchó que el cuerpo del duque caía sobre algo acolchado. El problema era que no sintió el peso del lord dragón hundir el colchón.
Sin más remedio, abrió los ojos y lo buscó alrededor de la habitación. Lo encontró recostado en uno de los sillones, cubierto por una manta.
¿Iba a dormir en un sofá? ¡Pero esta era su recámara!
- ¿Mi lord? - Anya lo llamó bajo la tenue luz de las velas.
- Ah, está despierta.
- ¿Qué hace ahí?
- Aquí dormiré - respondió con tranquilidad.
- ¿Por qué? - la chica estaba confundida ¿acaso le molestaba que Rowan estuviera en la cama? ¿O tal vez era ella quien lo molestaba?.
- No planeo incomodar su sueño al hacerla compartir la cama conmigo, para guardar las apariencias es suficiente con compartir la habitación - explicó sin ningún tipo de emoción en su voz, lo que causó que Anya frunciera el ceño - estoy bien aquí, vaya a dormir.
- ¡Eso es ridículo! - exclamó la chica al fin en un susurro, cuidando no despertar al pequeño a su lado. El duque se sorprendió por su exclamación y alzó la cabeza para mirarla. - Venga a dormir a su cama, hay mucho espacio, ni siquiera estaremos cerca del otro.
- Pero...
- ¿Planeaba dormir en el sillón durante los próximos once años? - Anya alzó una ceja que dejaba en claro lo ridícula que era esa idea. El lord dragón no contestó y, después de unos momentos, simplemente se puso en pie para acercarse a la cama, tomando su lugar en la otra orilla.
Con Rowan en el medio, la chica se sentía reasegurada. Así que solo sonrió al hombre que la miraba con una expresión extrañada desde el otro lado de la cama.
- ¡Buenas noches, mi lord!
- ... Buenas noches, lady Anya.
...****************...
Anya abrió los ojos poco a poco, sintiéndose cálida. Tardó un poco para acostumbrarse a la poca luz de la habitación, pues aún era de noche.
Una vez que logró distinguir algo, lo primero que vio en medio de la oscuridad fue el rostro del duque de Demasco a centímetros del de ella. Sus ojos estaban abiertos y la estaba observando.
- ¡¿Qué cree que está haciendo?! - exclamó y echó el cuerpo para atrás.
"¡Este maldito mentiroso! ¡Dijo que no me tocaría!"
La chica estaba furiosa.
El duque, en cambio, hizo una expresión de incomodidad. Casi como si estuviera disculpándose.
- Ya no puedo alejarme más - dijo. Anya frunció el ceño, confundida. ¿Era acaso alguna especie de confesión? Vinieron a su mente miles de escenas similares de novelas donde, sin poder pelear más con sus sentimientos, el héroe se rinde ante la protagonista con esas palabras. ¡Pero ellos apenas y se conocían! ¿Tan irresistible era? - Ya no hay más espacio.
... La respuesta era no.
Anya se irguió un poco más al observar la posición rígida e incómoda del duque. Se dio cuenta de que estaba atrapado contra la orilla de la cama, literalmente, un soplo del viento y caería al suelo. La chica se giró para ver el enorme espacio disponible a sus espaldas y su rostro se volvió rojo como un tomate.
¡¿Había empujado al duque mientras dormía?! Sabía que era de sueño inquieto, pero recorrer el largo entero de la cama tras el pobre hombre era una locura.
- ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! ¡Debió despertarme! - quería hundir su cabeza en la tierra, estaba a punto de acusar al duque de pervertido y era ella quien lo estaba acosando ¡Era humillante!.
- No se preocupe... ¿Podría volver a su lugar?
- ¡Claro, yo...! - Anya se detuvo cuando sintió el peso de Rowan atrapando su brazo debajo de él. Había olvidado que estaba ahí, por suerte, parecía que seguía dormido - Lo siento, pero ¿Podría usted cambiarse de lugar? No quisiera despertar a Rowan.
El verdadero misterio aquí era cómo fue que el niño no se había despertado aún. Anya juraría que el pequeño dormiría aunque un tren pasara a su lado.
El lord dragón aceptó, se levantó y dio la vuelta a la cama para recostarse en el lado libre.
- Gracias, lo siento otra vez, buenas noches - Anya ni siquiera tuvo el valor para voltear a mirarlo una vez más, arrojó las palabras y fingió volver a dormir. Aunque le tomó mucho tiempo dejar de sentir el calor en sus mejillas y finalmente calmar su mente lo suficiente para dejarse llevar por el sueño.