Mis Tres Vidas

Llegó el día de la boda y mi corazón se hizo trizas, ver a mi amor casarse con otra persona, aún sabiendo que era fachada me daba pena. Temía que no triunfara nuestro amor a pensar de todo. Desde que fuimos a esa hacienda él no dejó de buscarme en las noches, incluso no le interesaba ocultar las apariencias. Esa mañana todo estaba listo para su boda y justo antes de dar el paso él confesó todo a Filomena.

Ella no reaccionó mal, le confesó que sabía todo desde el inicio, notó como muestras miradas se cruzaban continuamente, para ella no era un secreto que estábamos juntos y no le interesaba, solo pedía a cambio tener un hijo y así poder partir en paz hacia la muerte eminente que le acechaba. Nos pareció un trato justo en parte, solo sería una noche a cambio de una vida juntos, aunque no pudiera ser su esposa formal, ella no se opondría a nuestro amor.

Llegó la noche y ellos una vez casados debían consumar su matrimonio. Él no fue capaz de traicionarme. Esa noche vendo los ojos de la débil Filomena y un esclavo blanco cambio su lugar por él. Para gracias de Dios quedó embarazada ese mismo mes y nosotros pudimos seguir con lo pactado. Luego de nueve meses llegó el parto y con este el fin de su débil vida.

Todos sus bienes pasaron a nombre de Arón y de su joven. Él bebé lo cuidaba como propio junto con él por el resto de nuestras vida. Desde entonces no volvió a contraer nupcias con nadie más y vivimos un amor oculto entre las paredes del lugar, no podíamos casarnos, ya que no estaba permitido, pero si amarnos entre cuatro paredes.

Él me dio la libertad y pasé a ser su fiel empleada desde entonces para el mundo y para el su único amor y esposa, sin necesidad de un papel que lo avalara. Tuvimos varios hijos años después, los cuales nacieron como hombres libres y les fue entregado pequeñas propiedades para asegurar un futuro digno ya que no podían llevar su apellido.

Fue así que desperté en el bosque Buery, mi padre estaba al lado de mi cama. Superamos la primera prueba de amor. Arón estaba justo a mi lado. Lo que habíamos vivido era solo una fracción de segundos en el Reino de mi padre, lo sentí como toda una vida. Aron despertó desorientado. Lo último que recordaba era que me había abandonado a mi suerte en el castillo.

Quedó muy contento al verme, no lo podía creer. Me abrazó llorando y pidiendo perdón por no poder ayudarme. Por suerte su herida ya había sanado por completo y no había peligro alguno para su vida. Le mostré el lugar con sumo cuidado, había perdido mucha sangre y aún estaba algo débil, aún cuando había bebido mi sangre.

Le conté sobre mi origen y lo que era. Al inicio no me creyó en lo más mínimo. Esas eran leyendas antiguas decía, no fue hasta que conoció a los demás y sus dones mágicos que me tomó en serio. Al preguntarle si aún me amaba dijo que sí, unas y mil veces sí. Me amaría incluso fuese un duende dijo.

Al comentarle sobre los planes de mi padre y el reto, le pareció bien. Solo estaba preocupado por su abuela. Nuestra huida traería repercusión, no descansarían hasta darnos caza y que nos dieran una lección por insultarlos, escapar y no aceptar las órdenes del príncipe. Le preocupaba que tomaran represalias con ella una vez ni fuesen capaz de encontrarnos.

Mi padre accedió a trasladar a su abuela hacia el bosque Buery con nosotros hasta que fuéramos capaces de completar el reto, pero sin decirle lo que éramos, para ella le vendría los ojos.Mando un aviso con un alcón a Karla, con las órdenes de trasladarla hasta allí, vender todo y si debíamos vivir como humanos el se haría responsable de buscarnos un nuevo hogar lejos de ese reino y la ciudad Esmeralda. Más tranquilo accedió a beber el brebaje que nos llevaría a nuestro nuevo destino.