Emma Varela, una joven de 18 años, ha pasado los últimos cinco años de su vida intentando olvidar el trauma de un accidente automovilístico que no solo dejó cicatrices físicas, sino que también le arrebató a su mejor amiga, Sofía. Emma se ha refugiado en los estudios y la natación, evitando a toda costa recordar aquella noche fatídica.
Su mundo comienza a tambalearse cuando Gabriel Muñoz, un joven misterioso y reservado, llega a su escuela. Gabriel, con una mirada cargada de secretos y una actitud distante, se convierte en el centro de atención de todos, pero es a Emma a quien él parece observar más detenidamente.
A medida que Emma y Gabriel se van conociendo, ella descubre que él también tiene su propio pasado doloroso. Ambos empiezan a apoyarse mutuamente, y una conexión profunda surge entre ellos. Sin embargo, emma pronto se da cuenta de que Gabriel sabe más del accidente de lo que el admite.
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Capitulo 18: El Baile De Los Silencios
Las investigaciones de Emma y Gabriel los llevaron al evento social más importante de la temporada: el baile de gala anual organizado por la empresa del jefe de su padre. Sabían que este sería el lugar perfecto para recoger información y observar a las personas influyentes que podrían estar involucradas en el accidente.
Emma y Gabriel llegaron al salón de baile, decorado con luces centelleantes y arreglos florales impresionantes. La música suave llenaba el aire, y las risas y conversaciones animadas creaban una atmósfera vibrante. Pero para Emma y Gabriel, cada risa, cada mirada, cada silencio contenía un significado oculto.
—Recuerda, estamos aquí para observar y escuchar —dijo Emma, ajustando su vestido mientras echaba un vistazo al salón lleno de gente.
Gabriel asintió, ajustando su corbata nerviosamente.
—Entendido. Estemos atentos a cualquier cosa fuera de lo común.
Se separaron, mezclándose con la multitud. Emma se acercó a un grupo de mujeres que conversaban animadamente, fingiendo interés en la charla superficial mientras sus oídos captaban cualquier fragmento de información relevante.
Gabriel, por su parte, se dirigió hacia la mesa de bebidas, donde algunos hombres discutían sobre negocios y otros temas triviales. Su mirada se posó en el jefe de su padre, un hombre de mediana edad con una sonrisa carismática pero ojos fríos. Decidió acercarse con cautela, esperando captar algo útil.
Mientras tanto, Emma notó a una mujer mayor, elegantemente vestida, sentada sola en una esquina. Su expresión era distante, y había algo en su mirada que llamó la atención de Emma. Se acercó lentamente y tomó asiento a su lado.
—Hola, soy Emma. ¿Le importa si me siento aquí? —preguntó con una sonrisa amable.
La mujer levantó la vista y sonrió levemente.
—Claro, querida. Soy Beatriz. Es raro ver a alguien joven interesada en charlar con alguien de mi edad en estos eventos.
Emma rió suavemente.
—Bueno, siempre es interesante escuchar historias de vida. Además, a veces los silencios dicen más que las palabras.
Beatriz la miró con interés, como si evaluara sus intenciones.
—Tienes razón, querida. Los silencios pueden ser muy elocuentes. ¿Qué te trae a este baile?
Emma pensó cuidadosamente antes de responder.
—Vine con un amigo, Gabriel. Estamos tratando de entender algunas cosas del pasado, y pensamos que este evento podría darnos algunas respuestas.
Beatriz asintió lentamente, como si comprendiera más de lo que decía.
—El pasado siempre encuentra la manera de alcanzar el presente, ¿verdad? Debes tener cuidado, Emma. A veces, los secretos son guardados por una razón.
Emma sintió un escalofrío ante las palabras de Beatriz, pero también una curiosidad renovada.
—¿Sabe algo sobre lo que pasó con la hermana de Gabriel? —preguntó en voz baja, esperando no haber ido demasiado lejos.
Beatriz suspiró, sus ojos revelando una tristeza profunda.
—Conocía a su madre. Era una mujer valiente y fuerte. Sé que estaba investigando algo importante antes de su muerte. Algo relacionado con la gente de poder en esta sala. No sé mucho más, pero puedo decirte que los secretos aquí son como un baile de silencios. Debes moverte con cuidado, Emma.
Mientras Emma procesaba esta información, Gabriel se acercó a la mesa de bebidas, donde el jefe de su padre, el Sr. Valenzuela, estaba en una conversación animada con otros invitados.
—Buenas noches, Sr. Valenzuela —dijo Gabriel, tratando de sonar casual.
Valenzuela se volvió hacia él con una sonrisa calculada.
—Gabriel, qué sorpresa verte aquí. ¿Disfrutando del baile?
Gabriel asintió, manteniendo su tono ligero.
—Sí, es un evento impresionante. Siempre me ha fascinado cómo se maneja todo esto. Debe ser un trabajo duro.
Valenzuela rió suavemente.
—Es un desafío, pero también gratificante. Uno debe aprender a leer entre líneas, a entender los silencios tanto como las palabras.
Gabriel sintió que había algo más detrás de esas palabras, pero decidió no presionar.
—Debe ser así. Bueno, disfrutaré de la fiesta. Fue un placer hablar con usted.
Se retiró con una sonrisa, pero su mente estaba trabajando a toda velocidad. Se reunió con Emma en una esquina tranquila del salón.
—Hablé con el Sr. Valenzuela. Hay algo en la manera en que habla sobre los silencios y leer entre líneas. Creo que sabe más de lo que dice.
Emma asintió, compartiendo lo que había aprendido de Beatriz.
—Ella también mencionó los silencios y los secretos. Hay algo grande aquí, Gabriel. Debemos ser muy cuidadosos.
Mientras la música continuaba y los invitados seguían disfrutando del baile, Emma y Gabriel se dieron cuenta de que estaban en medio de un complicado juego de verdades ocultas y silencios reveladores. Con cada paso que daban, se acercaban más a la verdad, sabiendo que debían moverse con cuidado en este baile de los silencios para desentrañar el misterio que los rodeaba.