Melody Petrov tiene la vida que cualquier chica desearía; libertad, lujos, y pretendientes por montón. Pero su vida de niña mimada se ve afectada cuando conoce a Aiden, su escolta.
Unas almas totalmente diferentes y opuestas se llegan a conocer en simples miradas.
Tener a un hombre atractivo trás de tí es un jodido privilegio, y Melody lo tiene muy en claro cuando de conquistar a Aiden se trata.
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11: Tu juego se acabó.
...MELODY...
Escucho tanto ruido a mi alrededor que puedo darme una idea de lo que sucede.
Finjo estar dormida cuando noto la presencia del doctor y de Aiden en mi habitación.
—El lavado de estómago se le realizó con éxito. Si no hubiese venido a tiempo puede que haya sucedido una tragedia. Necesitará reposo absoluto, puedo que se sienta adolorida después de lo de hoy.
—Gracias, doctor. No se preocupe, cuidaré de ella. ¿Algo más que tenga que hacer?
—Sí, debo hacerle una última revisión para dejar todo en orden.
—Bien, lo esperaré abajo para darle el dinero — con los ojos entre abiertos veo a Aiden salir del cuarto, por lo que por fin puedo mirar con claridad al doctor.
—Buen trabajo — sonreí—. Parece haberselo creído.
Me despojo de mi brazalete de diamantes que recibí en mi cumpleaños número 15 por parte de mi padre, dejándolo en manos del hombre.
—Este es el pago, ahora olvide lo que ha sucedido hoy. Y mucho cuidado con decirle algo a Aiden.
—No se preocupe, señorita, sé mantener mi boca cerrada.
Aunque no pude comprar al doctor para que me ayudara a escapar, sí para que fingiera que estaba mal de salud. Espero todo este drama me sirva para algo. Debo escaparme a como dé lugar y volver con mis padres.
...AIDEN...
«¡Eres un maldito mentiroso!»
«No quiero verte nunca más en mi vida, haz como si no existiera, ¡déjame tranquila!»
El tenerla metida en mi cabeza no me hace bien, Melody está acabando con la poca cordura que me quedaba. Me siento jodido, perdido, frustrado. Quisiera hacer la cosas bien, pero al mismo tiempo está la venganza de mi madre y hermano contra la madre de Melody; Jane.
Tengo que darle un final a esto o juro que me dejaré de llamar Aiden Leonardi.
Entro a la habitación de Melody, pero está vacía. Según recuerdo haber escuchado al doctor decir que no podía moverse aún de la cama, entonces, ¿dónde está?
—¿Melody? — mis ojos viajan al cuerpo de una de las sirvientas que está al lado de la cama, pero solo con ropa interior —. ¡Melody!
Corro hacia mi auto, dándome una idea de lo que ha sucedido; Melody escapó.
No debe estar muy lejos, lo sé ya que la sirvienta entro a su habitación hace aproximadamente 30 minutos, por lo que ni corriendo llegará a su casa que está demasiado lejos.
No puedo permitir que Frey se entere del escape de Melody, capaz y la busca por su cuenta con las intenciones de lastimarla.
El manejar por la carretera me facilita el trabajo ya que es un lugar desolado y amplio, de ley debe estar cerca de por aquí. Mis ojos atrapan a la rubia que se detiene en seco a solo metros de mi auto, finalizando con el trabajo de encontrarla. Sus ojos se abren de par en par al notar que yo soy el hombre que ha detenido, por lo que corre para escapar, si no fuera porque me he bajado del auto, tomándola del brazo para llevarla al auto.
—¡Suéltame, maldita bestia!
—¡Pórtate bien, Melody!
La empujo dentro del auto, tomando asiento en el volante, yendo rumbo a mi mansión.
—Eres un maldito — solloza—. No sabes cuánto te odio. Eres un canalla que engañó a mi familia, te vestiste de oveja y resultaste ser todo un maldito lobo.
—Todos tenemos una doble cara, Melody. Quítate esa máscara de ingenuidad y aprende a conocer a las personas por sobre todas las cosas.
—¿Por qué me haces esto? Déjame regresar con mi familia. Prometo que si lo haces, yo no diré que te fuiste quien me secuestro y...
—Lo siento, pero no puedo dejarte ir.
—¡¿Por qué?!
Detengo el auto, girando a verla.
—Es un larga historia que se resume con solo decirte que soy el hermano de tu madre — un gesto de sorpresa se plasma en su rostro—. Mi padre y el padre de tu madre murió cuando era solo un niño, dejando a mi madre viuda. Esto es un juego de venganza, Melody, un juego donde ya no puedo salir por más que quiera.
—¿Por qué? — susurra.
—Porque si salgo de esto, estaría perdiendo mi herencia.
Me mira con desdén.
—Todo es por el maldito dinero, ¿no? ¡Me das asco!
—¡Sin dinero no hay poder, Melody! La razón por la que sigo en esto es para mantenerte a salvo. Mi madre y mi hermano quieren matarte a ti y a tus padres, pero me niego a permitir que te lastimen.
—Ellos no tienen que tocarme ni un solo pelo para matarme, con ver morir a mis padres es suficiente. ¡La vida de mis padres están en peligro por tu culpa! Jamás te lo perdonaré... — una bala impacta en la parte trasera del auto, partiendo el vidrio en varios pedazos.
No alcanzo a observar por el retrovisor lo que sucede cuando ya siento una pistola en mi cabeza, y la mirada de Travis Petrov puesta en mí.
—¿Querías verme la cara de imbécil, cabrón? — sonríe ladeado —. ¡Bajen a mi hermana del auto! Tu juego se acabó, Aiden, de esta nadie te salva.
—Travis... — susurra Melody la cual han bajado del automóvil.
—Vaya, no pensé que me descubrirían tan pronto — le devuelvo la sonrisa.
—Créeme que fue tarea fácil. Estás jodido, ¿lo sabes? Los que se meten con mi familia, se ganan el infierno — dispara dos veces al aire—. ¡Quién se mete con un Petrov, es digno de muerte!
Dios Siga bendiciendo tu maravilloso talento
para poder seguir deleitándome con tus maravillosas novelas.