toda mi vida vivi una vida donde fui despresiada y sola pero ahora que e renacido en la hija de un duque disfrutaré esta segunda oportunidad como hija mimada del duque William valtorian
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capítulo 2 Duque furioso
—¿Mamá?... ¿Mamá? —gritaba una niña mientras los pasillos se iban cerrando poco a poco, hasta que logró alcanzar la mano de esa silueta.
—¡Mamá! —sonrió—. ¿Por qué te vas sin mí?
La figura femenina solo la miró y dijo unas simples palabras:
—Eres un estorbo. —Se soltó de su mano—. ¡Arruinaste mi vida!
—¡Mamá! Prometo ser una niña buena. ¡No te vayas! —suplicó, llorando.
Las lágrimas caían, pero la silueta solo se alejaba más.
—¡Mamá! Prometo ser buena —gritaba de rodillas—. No comeré, no pediré nada... seré nada.
Pero el piso se quebró, se rompió bajo sus pies y la niña cayó al vacío. Todo se volvió negro.
[Astrix bebé]
—¡Eh! Malditos sueños de mi vida pasada… No importa, ahora tengo una nueva vida.
Es difícil vivir así, donde no puedo hacer nada. Solo duermo y, como máximo, viene Alexander a hablarme… pero apenas tiene cuatro años.
—¡Mis manos son tan pequeñas! —pensaba—. La verdad, interesante... aunque hay algo que me pone nerviosa.
Resultó que el duque no era tan tirano como yo creía. Resultó ser...
—¡ASTRIX! —entró el duque.
Me levantó en brazos y me dedicó una cálida sonrisa.
—Mi bebé… ¿por qué eres tan linda y pequeña? —me dio un suave apretón en los cachetes.
[Astrix bebé]
—¡Un algodón de azúcar! Y para rematar… es muy guapo. ¿Por qué tuve que reencarnar como su hija?
La bebé (yo) empezó a llorar fuerte y William no supo qué hacer. Justo entonces la puerta se abrió.
—¡Señor William, otra vez usted! —dijo Consuelo, enojada—. La bebé tiene que dormir.
—Perdón, Consuelo, es que… —la miró haciendo un puchero.
—Señor William, sé que la quiere mucho, pero mire cómo vino a verla… —habló seria—. ¡Sudado por el entrenamiento!
[Astrix bebé]
—¡Qué sudado! En estos libros siempre anda en camisa abierta… Ok, solo soy un bebé, pero… ¿qué hace un poco?
—Señor, deje a la bebé suavemente —ordenó la nana con firmeza.
—Bien —dijo William, intentando ponerme en la cuna.
Pero yo, Astrix, agarré su camisa con fuerza.
—¡¿Qué?! —dijo curioso—. Mira, Nana, ¡la bebé me quiere!
—Oh… qué bonita escena —susurró sorprendida.
[Astrix bebé]
—No era por sus pectorales, no por la camisa. Bueno, ¿qué se le va a hacer? Aunque, por alguna razón, me sentí segura solo por agarrar su ropa.
Es raro… en mi vida pasada estaba acostumbrada a estar sola. La única vez que me cuidaban era cuando me enfermaba, pero apenas y lo hacían.
—¡Ya es hora de la leche mágica! —sonrió la señora.
La leche mágica ayudaba con el maná. Como soy un bebé, necesito un poco, sobre todo porque mi mamá no comía bien. El duque ya se había ido a bañar. ¡Genial! Un minuto para respirar.
[Astrix bebé]
Desde que estoy en este cuerpo siento algo que gira alrededor mío… Si mal no recuerdo, Astrix tenía un gran poder espiritual. ¡Siempre soñé con la magia!
Después de comer, la nana me cambió la ropa. El duque no escatima en gastos: cada día me pone un conjunto diferente y la cuna siempre huele a flores.
La verdad, es hermoso ser un bebé. Creo que ya tengo sueño…
Mis ojos caían poco a poco, hasta que escuché unas pisadas y gritos.
—¡ASTRIX PEQUEÑA! ¡Papá volvió! —exclamó William al abrir la puerta.
Otra vez, genial… músculos.
El duque me levantó en brazos, pero esta vez estaba bien vestido: llevaba un saco azul, pantalón negro, zapatos de vestir, el cabello peinado de costado y sus medallas colgando en el pecho.
—Mira, bebé, ¿te gustan mis medallas? —sonrió—. Papá las ganó salvando gente.
[Astrix bebé]
—Sí, y también matando gente…
Justo entonces Julián tocó la puerta.
—Señor William —dijo serio—, las familias reales vinieron a verlo.
[Astrix bebé]
—¡Uf! Por fin podré descansar en paz… espera, ¿qué es eso?
De pronto, un aura empezó a llenar la habitación. Era ira, furia… el poder Valtorian.
—¡¿QUIÉN SE ATREVE A MOLESTAR MI MOMENTO PADRE E HIJA?! —rugió William, apretando el puño.
Con suavidad me dejó en la cuna y cambió por completo su postura. Su semblante cálido desapareció, dando lugar al imponente duque que todos temían.
William salió del cuarto con el ceño fruncido, su aura intimidante aún vibraba en el aire. Julián tragó saliva, manteniéndose firme.
—Señor… —repitió, más serio—. Son las familias reales, están en el salón principal.
El duque asintió, ajustando el saco y la posición de sus medallas. Su porte cambió en un instante: dejó de ser el padre cariñoso y volvió a ser el noble temido en toda la región.
—Consuelo —ordenó, sin mirar atrás—, quédate con Astrix.
—Sí, señor William —respondió la nana, aunque lo observó con preocupación.
La puerta se cerró tras él y el silencio llenó la habitación.
[Astrix bebé]
—Genial, ¿ahora qué? ¿Las familias reales? En los libros, esas visitas nunca traen nada bueno… —pensaba mientras chupaba uno de mis diminutos dedos.
Me removí en la cuna, incómoda. Podía sentir todavía el eco del poder Valtorian. Era sofocante, como si una tormenta hubiese pasado por la habitación.
De repente, Alexander entró corriendo, con sus pasitos pequeños resonando por el pasillo.
—¡Astrix! —dijo, jadeando—. Hermana, tienes que verme… me puse mi ropa nueva porque vendrán los príncipes y princesas.
Me mostró su chaqueta azul, algo grande para él, pero adorable.
En el salón principal
Las puertas se abrieron con fuerza y William entró con paso firme. Varias figuras ya lo esperaban: reyes, duques y nobles de distintas casas. El ambiente estaba cargado de formalidad y tensión.
Uno de los reyes, de porte arrogante, sonrió con cierta burla.
—Duque Valtorian… siempre tan puntual.
—Y ustedes, siempre tan inoportunos —respondió William con voz gélida.
Un murmullo recorrió el salón. Nadie se atrevía a enfrentarlo directamente, pero todos lo miraban con recelo.
—Hemos venido a ver a tu hija —dijo una reina, esbelta, con una corona fina sobre el cabello negro—. Los rumores de que poseería un gran poder ya circulan en la corte.
Los ojos rojos de William brillaron con peligro.
—Mi hija no es un espectáculo —gruñó.
[Astrix bebé]
—¿Quéee? ¿Ya andan chismeando sobre mí? ¡Pero si apenas sé sostener un biberón!
Desde la cuna solo podía imaginar a todos esos ricachones chusmeando sobre “la hija del duque tirano”. ¡Dios! Yo solo quiero dormir, comer y juntar dinero en mi vida futura.
Mientras tanto, William cruzó los brazos.
—Si alguno de ustedes piensa tocar a Astrix, lo tomará como una declaración de guerra.
El silencio fue inmediato. Nadie osaba contradecir al duque, cuyo poder espiritual era palpable incluso sin desatarlo.
Los nobles tragaron saliva, incómodos.
Finalmente, uno de los príncipes —un joven de ojos dorados— dio un paso al frente y sonrió con calma.
—No estamos aquí para pelear, Duque William… solo queremos confirmar con nuestros propios ojos lo que todos sospechan: que tu hija es la reencarnación de un poder antiguo.
[Astrix bebé]
—¡¿Qué?! ¿Ya me descubrieron? ¡Ni siquiera tuve tiempo de disfrutar ser bebé con lujitos! Esto va demasiado rápido…
El ambiente se volvió más denso que nunca. La reina de cabello negro volvió a hablar con voz dulce, pero arrogante:
—William… deberías alegrarte de que nos preocupemos por tu hija. Después de todo, una sacerdotisa poderosa predijo que el fruto de tu unión sería especial.
Las palabras cayeron como cuchillos en el aire.
William apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Su mirada roja ardió de rabia.
—¿La sacerdotisa? —dijo con la voz grave, temblando de furia—. ¿Te refieres a esa bruja maldita…?
Los nobles se miraron incómodos, pero el príncipe de ojos dorados no se movió.
—Esa mujer —continuó William, levantando la voz hasta hacer retumbar las paredes— fue quien condenó a Emma. ¡Por culpa de ustedes y de sus malditas profecías, ella murió!
Un silencio helado se apoderó del salón.
[Astrix bebé]
—¡Lo sabía! ¡Siempre hay una sacerdotisa metida en todo! En el libro era igual… Ella usaba sus profecías para manipular a los poderosos. Y ahora resulta que fue la que mandó a matar a mi mamá… ¡Qué rabia!
Intenté mover mis manitas, pero apenas logré patear la mantita de seda. Qué frustración ser un bebé cuando quiero gritar: “¡hipócritas!”
La reina frunció el ceño.
—William, controla tus palabras. Esa sacerdotisa era enviada de los dioses…
—¡No me hables de dioses! —rugió él, golpeando la mesa de mármol con tal fuerza que se resquebrajó.
Los guardias reales retrocedieron, temblando por la presión de su poder.
—Emma murió sufriendo, huyendo de sus cadenas, ¡porque ustedes y su sacerdotisa lo ordenaron! ¡Y ahora vienen a reclamar a mi hija como si fuera suya!
El príncipe dorado dio un paso al frente, interponiéndose con calma.
—No confundas las cosas, William. No estamos aquí para arrebatártela. Queremos asegurarnos de que Astrix pueda sobrevivir… porque el mismo poder que mató a su madre corre en sus venas.
[Astrix bebé]
—¿Quéee? ¿Cómo que “el mismo poder”? ¿Acaso yo también estoy en riesgo? ¡Genial! O sea que además de villana futura… ¿ahora tengo un reloj de arena sobre mi cabeza? ¡Esto se pone peor!
William sonrió con amargura, mostrando apenas los colmillos.
—Entonces escuchen bien, bastardos… Si alguien se atreve a acercarse a Astrix, si alguien intenta usarla como usaron a Emma…
Se giró lentamente, dejando que su mirada roja los atravesara como cuchillas.
—…los destrozaré a todos.
Un murmullo de horror recorrió el salón. Nadie se atrevió a replicar.
✨ Dato corto: Alexander, el hermano mayor de Astrix, se toma muy en serio su papel. Aunque solo tiene 4 años, ya presume frente a todos diciendo: “Soy el hermano mayor, yo la cuidaré”, pero al verla llorar demasiado corre a esconderse detrás de la nana Consuelo. 😅
su padre es noble así que no se compara
llamarlo papá así el da ella da sería juntos para el pobre corazón
de William jajaja que adora a su hija aunque es divertido verlo celos pero ahora sí esa mustia no pudo que alaben a esa mustia igual a ella por lo menos alegro a su hermano