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EN OTRO TIEMPO

EN OTRO TIEMPO

Status: En proceso
Genre:Romance / La Vida Después del Adiós / Reencuentro / Cambio de Imagen / Viaje a un mundo de fantasía / Mundo de fantasía
Popularitas:814
Nilai: 5
nombre de autor: Cecilia Ruiz Diaz

Cinco años después de la desaparición de su hermana Valentina, Anastasia se obsesiona en su búsqueda, sin descansar, ignorando todo lo que los demás decían, así llega hasta sumergirse en un viaje más allá de la realidad y lo imposible

NovelToon tiene autorización de Cecilia Ruiz Diaz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 2: "PREPARADA"

Anastasia prácticamente no salía de su cuarto. Llegaba del colegio y se encerraba a estudiar y leer los libros que había traído de la biblioteca. Casi no dormía. Había abandonado toda relación con el mundo exterior, y así estuvo durante semanas.

—Dilatación del tiempo: el tiempo transcurre más lento para objetos que se mueven a velocidades cercanas a la luz.

—Gravedad y espacio-tiempo: la relatividad describe cómo la gravedad curva el espacio-tiempo.

—Agujeros de gusano —leyó en voz baja—. ¿Agujeros de gusano? —repitió para sí—: túneles que conectan puntos diferentes del espacio-tiempo...

Eso último la dejó pensando. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué tenía que ver todo esto con su hermana? O mejor dicho… ¿tenía algo que ver con la desaparición de Valentina?

Siguió leyendo otro punto:

—Mecánica cuántica: algunos científicos estudian la posibilidad de viajes en el tiempo...

—¿¡Qué!? ¿¡Pero de qué diablos estamos hablando acá!? —se preguntó, impactada.

Esto iba más allá de su comprensión. Pero no podía detenerse. Tenía que seguir investigando. Debía llegar más a fondo.

Y así lo hizo. Durante dos semanas no salió de su cuarto. Pegó anotaciones por todas partes. Y, además de su obsesión por encontrar a su hermana, descubrió que ese tema le fascinaba. Apenas comía —y si lo hacía, era en su cuarto—. Llegaba de la escuela y se metía en su mundo de física cuántica y agujeros de gusano.

Después de dos semanas de estudio intenso, sintió que había llegado el momento de enfrentarse a Rogelio. Así que, ese día, después del colegio, se cambió de ropa por una más formal y se dirigió a la universidad donde él solía dar clases. Pero antes, envió un mensaje a sus tíos:

“Voy a casa de Matilde a hacer un trabajo práctico.”

Cuando su tía leyó el mensaje, dejó el celular sobre la mesa.

—¿Qué pasa? —preguntó su esposo.

—Nada. Anastasia dice que va a hacer un trabajo a la casa de su amiga.

—Está bien. Por fin salió al mundo… —comentó el hombre—. ¿Pero…?

—No lo sé, amor... —dijo la mujer, visiblemente agotada—. Sé que no tenemos experiencia con adolescentes, y que ella pasó por mucho... pero ¿será normal que se encierre todo el día en su cuarto y no sociabilice?

—No lo sé, cariño. Lo sabremos cuando Ariel y Marga sean adolescentes...

—Me preocupa que no hable... no sé si deberíamos dejarla ser o intentar ayudarla.

—Mejor preguntemos a un especialista. Que nos oriente.

Ya en el salón, Anastasia no quiso interrumpir la clase de Rogelio, que casualmente hablaba de relatividad y agujeros negros. Se sentó al fondo, en silencio. Escuchó con atención, y gracias a todo lo que había estudiado, se permitió estar en desacuerdo con varios puntos.

Cuando la clase terminó y todos los estudiantes se fueron, se acercó mientras él acomodaba sus papeles. En la pantalla aún quedaba proyectada una imagen.

—Relatividad y energía cuántica... cuánto hay por explorar, ¿verdad? —comentó.

Rogelio se giró, sorprendido.

—¿Anastasia?

—Hola, Rogelio.

—Tanto tiempo... no te veía desde...

—Desde hace dos semanas. Desde la reunión por la desaparición de Valentina —afirmó ella.

—Sí... desde ahí.

Se miraron, en tensión.

—Así que esto es un agujero de gusano... —comentó Ani, para romper el silencio.

—Sí. Es lo que se ha detectado en el espacio —respondió él.

—¿Y solo se forman allá? ¿O también podrían aparecer acá?

—De hecho, algunos científicos creen que aquí también podrían encontrarse. Han observado huecos sin lógica aparente... pero para generarlos se necesita una cantidad de energía desorbitante, que aún no han conseguido replicar.

—¿Algo así como un rayo? ¿Energía a velocidad de la luz? Como en Volver al Futuro... —bromeó.

—Sí, algo así —rió Rogelio—. Aunque no creo que haya alguien tan loco como para capturar un rayo...

—Yo no estaría tan segura... —respondió ella, mirándolo fijo.

Rogelio frunció el ceño, intrigado.

—Veo que te gusta este tema. Podrías estudiar algo relacionado cuando termines el colegio —dijo.

—Aún me faltan dos años...

—Nunca es demasiado temprano —respondió, mientras se sentaba y escribía en un papel—. Te voy a dar algunos contactos de universidades... incluso de Estados Unidos.

Anastasia lo observó seria por un momento.

—¿Cuándo fue la última vez que viste a mi hermana? —preguntó, seca.

Él dejó de escribir y la miró con lentitud.

—Como le dije a la policía, la última vez fue la noche anterior... cuando la dejé en tu casa.

—Extraño… esa mañana ella dijo que te vería en el almuerzo —lo contradijo.

—En efecto, pero jamás llegó...

Se miraron en silencio por unos segundos, hasta que Rogelio cortó el papel con los datos y se puso de pie.

—A Val le hubiese gustado que estudies algo así...

—Le gustará que lo haga —respondió Ani, tomando el papel.

Rogelio la miró con extrañeza.

—Gracias, Rogelio.

Y se dio media vuelta.

Ya afuera, Anastasia se apoyó contra una pared. Estaba agitada. Sabía que Rogelio ahora entendía que ella sospechaba. Pero también sabía que no iba a detenerse. No hasta encontrarla. No importaba cuánto tiempo pasara.

Cinco años más tarde, la tía Yoly colgó el teléfono fijo.

—¿Quién era? —preguntó su esposo, entrando en la sala.

—Llamaron de la universidad de Stanford. Quieren que Ani dé una charla…

—¡Eso es maravilloso! —exclamó Rolo—. ¿Pero…?

—Claro que es maravilloso. Se ha preparado y estudiado tanto todos estos años… Pero… me gustaría que conozca a alguien. Nunca tuvo novio...

—Todo a su tiempo. Por ahora no parece interesada en eso.

—¿Sabés? El otro día leí un artículo… ahora hay algo nuevo, con esto de los géneros… Se llama “asexual”.

—¿Asexual?

—Sí, personas que no se quieren vincular con nadie.

—No lo sé, amor. No lo creo. Pero mientras la llamás para contarle lo de Stanford, yo llamo a la psicóloga. A ver qué nos dice.

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