Desde los 10 años, Latifa le ha confesado su amor al Príncipe Salomón y le ha pedido que se case con ella. Su destino es ser sólo una candidata a novia del heredero al trono del reino Sufan. Ella sólo es una agregada cultural, alguien a quien nadie ama y nadie extrañará una vez que se cumpla el objetivo de unir a los protagonistas.
Así era hasta que llegué yo, una persona madura que murió en otra realidad, pero esta es una nueva oportunidad para mi, así que no quiero seguir el destino marcado de Latifa, dejaré atrás rogar por el amor de un hombre, las declaraciones sin sentido y pedir el reconocimiento de los padres, es tiempo de darle a esta chica un destino donde ella sea la que tome las decisiones. ¿Habrá alguien que la quiera así?
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Amiga de la infancia
Permítanme explicarles, desde hace medio año habito el cuerpo de Latifa, la amiga de la infancia del Príncipe heredero Salomón Sufan, se trata de una chica de 15 años, pero antes de llegar aquí yo era en realidad una mujer de 40 años que ya había vivido mi vida, me había casado, frustrado, divorciado, trabajado, enojado y todas esas cosas que hace uno cuando crece.
Mi último trabajo fue como planificadora de bodas, lo cual era bastante irónico por mi situación, pero me dio un infarto cuando me tocó ver que mi hijo amado y en quien había puesto todas mis esperanzas se pensaba casar con la hija ilegítima de mi marido, y aunque le expliqué que genéticamente era un error, este bastardo malparido me salió con el chiste de que si no quería verlo ser feliz que me muriera… y por el coraje… me morí…
Cuando desperté creí que estaba en el hospital porque estaba literalmente en un cuarto blanco, pero resultó que no era blanco, la habitación estaba vacía, sin ninguna personalidad, pero poco después entró Lara, mi nana, quien me explicó que me caí de las escaleras de la casa y estuve inconsciente por una semana sin despertar, por lo que ella tenía mucho miedo de que hubiera muerto.
Con mucho cuidado le pregunté poco a poco a la nana sobre este mundo y me di cuenta de que estoy dentro una novela que leí antes de morir llamada “Príncipe: cásate conmigo”. Sí, mi vida era tan frustrante que sólo me daba un poco de alegría leer novelas románticas, en particular esta tiene a personajes bastante tontos… es de esas de triángulos amorosos.
En la historia, el Príncipe heredero debe decidir entre tres damas: la protagonista Salma Tatli que es la hija de un humilde barón de quien se enamoró a primera vista, pero de muy bajo estatus, hasta que luego de tres años es adoptada por mis padres; la villana, Naya Palacios, que es la hija del Primer Ministro y está obsesionada con él, dispuesta a humillar y hacer cualquier cosa por llamar la atención del prota –sí, aburrido—; y finalmente yo, Latifa Durand, (sí, Durand, en un momento lo explicaré mejor) la hija de un marqués ambicioso y corrupto cuya única virtud es que su esposa es amiga de la infancia del padre del Príncipe, de ahí que obtuvieron la oportunidad de “competir” por el puesto de Princesa heredera.
Otro triángulo está con el villano principal, Zaid Yeber, él es el único hijo del Duque Yeber, siempre ha visto al Príncipe heredero como su némesis pues son los polos opuestos, mientras al Príncipe todos lo aman, el villano vive solo porque su madre murió al darlo a luz, así que su padre lo ignora y está dedicado al cuidado de sus tierras.
Desde pequeño encargó su educación y entrenamiento al general más fuerte de su ejército, Sir Yohan. Pero cuando tenía diez años vio a Naya en su fiesta de cumpleaños y quedó perdidamente enamorado de ella, un motivo más para odiar a Salomón, pues mientras que el princeso ni siquiera mira a la bella Naya, ella nunca ha detectado la existencia de Zaid.
Hasta donde recuerdo falta la llegada de un mago –nunca faltan en estas historias—que se enamora a primera vista de la joven Salma y un príncipe extranjero que queda prendado de Naya…
Sí, adivinaron, todo el mundo tiene más de una posible pareja… menos el villano (que es un terco de mal carácter) y Latifa, quien, pese a ser una chica muy bonita, hace el 90 por ciento de las propuestas de matrimonio, nadie se interesa sentimentalmente en ella y es la única que nunca recibe una petición para casarse.
La pobre chica es considerada como un mosquito que molesta a todos y nadie se fija realmente en ella. De ella, el Príncipe sólo dice que es su amiga de la infancia, pero realmente la trata como su criada, bufón particular, mandadero, etc… nunca le da el mínimo de credibilidad a sus afirmaciones, así que la chica es considerada una burla por todos.
Cabe destacar que, desde que lo conoció, Latifa ha declarado su “amor” unilateral semanalmente, parece reloj, dígase pancartas, cartas de amor, poemas, canciones y demás locuras para decirle frente a todo el mundo que se case con ella, lo cual le ha ganado su mala fama de rogona, ofrecida, pagafantas, perro faldero, etc, así que cuando llegué tuve que seguir con estas prácticas, porque no quería levantar sospechas, aunque no lo hice de corazón.
Pero, para los estándares de este mundo creo que la gente ve como grandiosos los esfuerzos; en los cinco meses que me tocó hacer ese numerito mandé las cartas de amor con palomas mensajeras, hice una coreografía de declaración, una comida que decía Te Amo, metí una nota y se la mandé en una especie de snich, pinté un mosaico en su ventana la frase “cásate conmigo”, entre muchas otras cosas, pero la respuesta siempre es indiferencia.
Aunque originalmente esperaba dejar que la historia fluyera, una semana después de mi llegada ya había recuperado las memorias originales de Latifa y al ver su triste vida, con su lucha constante por llamar la atención primero de sus padres y luego del protagonista en busca de recibir un poco de amor, decidí tomar cartas en el asunto y dejar el triángulo (que más parece cuadrado) amoroso.
Orgullosa por el éxito no obtenido, en este tiempo también he puesto en acción mi malévolo plan para tener una vida propia y dejar de lado estas payasadas que no me llevarán a ningún lado. Mis objetivos son: deshacerme de la obligación con el Príncipe; dejar la familia de pacotilla que de todos modos desprecia a Latifa; y encontrar un negocio rentable que me permita ganar dinero y viajar por todo el mundo.
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