💔🔥 ZADDY: ¡Recuperando a mi Esposa! 🔥💔
Perdió a la mujer de su vida... Ahora hará lo imposible para recuperarla.
Gerónimo Báez lo tenía todo: poder, éxito y una esposa leal que lo amó por más de veinte años. Marla Andrade de Báez, una mujer fuerte y empoderada, fue su compañera incondicional… hasta que él lo arruinó todo.
🔥 La crisis de los 40 lo golpeó.
💣 Un error. Un desliz. Una traición imperdonable.
Marla no era una mujer que se quedara llorando. Con dignidad, lo dejó atrás. Se convirtió en la versión más poderosa de sí misma, mientras el mundo la aplaudía… y él la veía desde la distancia.
💔 Gerónimo ahora es el villano de su historia.
Pero hay algo más, algo que nadie ha visto… y que él no puede revelar.
🔹 La verdad está oculta entre mentiras y apariencias
🔹 Las pruebas lo condenan.
🔹 El mundo la alienta a seguir adelante sin él.
Pero Gerónimo no está dispuesto a rendirse.
🔥¿Su amor será suficiente para obtener una segunda oportunidad?
🔥¿O Marla seguirá adelante…?
NovelToon tiene autorización de ARIAMTT para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
2. EL INICIO DEL CAOS
POV MARLA
—Hola, mi amor —me dice mientras se acerca, envolviéndome en sus brazos y rozando sus labios con los míos.
"Este hombre es como el vino… entre más añejo, más sabroso." Suspiro, sintiéndome como una adolescente en sus brazos.
Gerónimo es mi Hulk. Un hombre de casi dos metros de estatura, con músculos esculpidos como si hubieran sido cincelados en piedra. Desde la universidad, el fisicoculturismo ha sido su pasión, y el amor por el deporte lo mantiene tan atractivo como el primer día… o incluso más.
Su piel trigueña resalta la intensidad de sus ojos negros, profundos y enigmáticos, capaces de desnudarme con una sola mirada. Su cabello, grueso y rebelde, empieza a teñirse con algunas canas en las sienes, dándole un aire maduro y peligroso que lo hace aún más irresistible.
No parece un hombre de casi 50 años. Es puro poder, pura presencia.
—¿Qué tal tu día? —susurra, devorando mi aliento.
Lo observo. Conozco a mi Hulk como la palma de mi mano, y sus ojos se tornan más oscuros cuando algo lo incomoda.
—Bien, ¿y el tuyo? —pregunto mientras examino cada uno de sus movimientos.
Se sienta y me atrae a su regazo.
—Arnold y Marcos dieron nuevas pautas para la campaña… —Su voz baja, y sé que lo que viene no es fácil para él. Se pasa una mano por el cabello y evita mi mirada.
Me acerco más y apoyo la cabeza en su cuello, dándole espacio, pero también presionándolo para que suelte de una vez lo que lo atormenta.
—No le des tantos rodeos, solo dime qué decidieron.
Él suspira profundamente.
—Contrataron a una nueva directora de prensa… —Siento cómo las palabras se le atorán en la garganta—. Es la hija de Arnold.
Me enderezo y lo observo fijamente.
Silencio.
No necesito más detalles. Sé lo que esto significa.
—Me imagino la razón: juventud y belleza.
Gerónimo asiente, y aunque su rostro intenta mantenerse impasible, hay algo en su expresión que me dice que también le molesta.
—Mi Rubia hermosa… —dice acariciando mi mejilla con ternura—. Lo mejor es que renuncie… si no hay espacio para ti, yo no quiero estar allí.
Lo miro incrédula. Mi corazón se contrae.
—¿Estás loco, Hulk? —pregunto, separándome un poco de él.
Él me sostiene con más fuerza, pero yo me deslizo fuera de su agarre. Respiro hondo y me cruzo de brazos.
—No puedes hacerlo. Eso hablaría muy mal de ti y de mí. Debemos aceptar los cambios que trae el mundo. No seré la jefa de prensa, pero seguiré siendo tu esposa… ¿O eso también lo quieren cambiar? —digo con ironía, esbozando una sonrisa para aliviar la tensión.
Gerónimo me abraza y besa mi frente, sonriendo.
—Serás mi esposa hasta mi último suspiro y primero muerto que lejos de ti. No quiero que te separes de mí. Quiero que estés a mi lado como siempre.
Quisiera decirle que así será. Pero los dos sabemos que no lo es. Las esposas son simples adornos que se muestran en el momento ideal que la contienda lo necesita.
Ahogo el nudo amargo que se me forma en la garganta. No porque no lo esperara, sino porque después de veinte años trabajando a su lado, después de haber construido esto juntos, me han desechado como si fuera un mueble viejo.
—Hulk, creo que todo pasa por algo. Junior está a punto de salir del colegio y va a necesitar ayuda con lo de la universidad…
Sé que él está analizando cada una de mis palabras y aunque no esté convencido, debo hacer que no abandone su sueño.
—Esa niña no tiene tu inteligencia ni tu perspicacia… Aunque Arnold lo niegue, la está colocando ahí porque es su hija. Pero cuenta con el apoyo de Marcos y la mayoría del partido —dice sinceramente mi Hulk.
Me quedo callada por un instante antes de alzar la barbilla con determinación.
—Vivimos en un mundo superficial, donde unas tetas y un culo de silicona venden… Tú y yo lo sabemos bien. Así que eso no es importante.
Por primera vez, él me mira directamente a los ojos, con esa intensidad que siempre me ha hecho sentir la única mujer en la Tierra.
—Tengo a la mujer más inteligente y bella que pueda existir —murmura antes de apoderarse de mis labios. Me levanta en brazos y me lleva a la habitación.
Sonrío mientras devoro sus labios. Enredando mis manos en su cuello. Esto es lo realmente importante.
Después de una noche ardiente y llena de pasión observo a mi hombre… a mi Hulk a mi lado.
No quise comportarme como una mujer obsesiva y melodramática. Llevábamos 20 años trabajando codo a codo para llegar hasta aquí, y quedarme fuera me dolía más de lo que quería admitir.
Pero, como siempre, guardé esos sentimientos de autocompasión y traté de ver lo mejor en la situación. Al menos no tendría que dejar a Junior solo en su elección universitaria. Podría estar ahí para acompañarlo en ese proceso.
***
Los días han pasado, y me he mantenido ocupada entre la productora y las visitas a los distintos campus universitarios con Junior.
Hoy lo ayudo a empacar. Se irá a Canadá a estudiar. No soy una mujer de lágrimas fáciles, pero esto me está golpeando fuerte.
—Mami —me llama mi pequeño, que ya no es tan pequeño. Es tan alto como su padre y comparten la misma pasión por el fisicoculturismo.
Respiro hondo y decoro mi rostro con una sonrisa antes de mirarlo.
—¿Dime, mi amor?
Él se acerca y, con delicadeza, me levanta el mentón para que lo mire directamente a los ojos.
—¿Estás segura de que estarás bien? Yo puedo aplazar los estudios un par de semestres… —sonríe de lado, con picardía—. Un año sabático no me vendría mal.
Abro los ojos como platos.
—¡No, señor! —gruño, dando un par de pasos hacia atrás—. Me imagino que esos cuentos te los ha metido tu tío Roqui… Deja que lo vea y le daré un par de tramacazos.
Junior estalla en carcajadas, sujetándose el estómago.
—Mi tío dijo que con solo mencionarlo, lo culparías de inmediato y tus ojos cambiarían de color… que por algo eres la esposa de Hulk —dice, sin dejar de reír.
Entrecierro los ojos.
"Roqui… mi amigo más querido, mi casi hermano. Pero a ratos quiero ahorcarlo por conocerme tan bien."
—Te queda prohibido hablar con ese mal amigo que, por cierto, ni siquiera me ha llamado.
Junior niega con la cabeza.
—Será hoy que no te llamó, porque ustedes parecen dos viejas chismosas que cotorrean hasta altas horas de la noche.
Le lanzo una almohada, fingiendo indignación.
—Oye, respeta a tu anciana madre —digo, melodramática.
Ambos reímos a carcajadas. Pero cuando acomodo sus zapatos en la maleta, mis manos se detienen por un segundo.
Saco de mi cartera una pulsera gastada de hilos y cuencas. Su primera manualidad para el Día de las Madres.
Recuerdo a mi pequeño de cinco años, tirando de mi mano con emoción, con esos enormes ojos brillando de ilusión.
El primer regalo hecho con sus pequeñas manitos. Su sonrisa y la cantidad de besos que me estampó en la mejilla.
"Para la mamá más hermosa de todas… Cuando sea grande, serás mi esposa."
Respiro hondo y miro hacia el clóset, donde él descuelga algunas camisas para guardar con total despreocupación.
Ahora inicia una nueva etapa de su vida. Se alista para irse con una sonrisa segura y maletas llenas de sueños.
El tiempo es cruel.
Guardo la pulsera en su maleta sin que lo note. Algún día, cuando la encuentre, quiero que recuerde que siempre estaré con él.
Respiro hondo y continúo ayudándolo, asegurándome de no derramar ni una lágrima. Aunque sé que tan pronto cruce esa puerta me voy a derrumbar.
Ha llegado el momento de que abra sus alas y vuele lejos del nido…
MARLA ANDRADE DE BÁEZ
Ahora sí doctorcita, aténgase a las consecuencias de sus palabras