ella fue secuestrada el día de su boda, el día más importante de su vida
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capitulo 2
*la mansión de Caesar*
Llegamos a su mansión y a pesar de que me negué a bajar de la limusina el de todas formas me obligó y me cargo en sus brazos llevándome hasta una habitación,
—¿cuándo vas a terminar con esto Caesar?— pregunto furiosa, había arruinado mi día, y no cualquier día, el día de mi boda,
—cuando te calmes hablaremos— respondió Caesar acomodándose la corbata esto hace enojar aún más a Mireya que estaba aún vestida de novia,
Ella agarra le arroja un florero que había en la habitación, pero no le pega, esto no provoca ninguna reacción en Caesar y hace poner más nerviosa a Mireya que el tome todo esto tan tranquilo el simplemente apareció y se la llevó así como si nada delante de todo el mundo incluso su prometido a Mireya le preocupa lo que pueda estar pensando su prometido, no quiere que piense que lo estaba engañando para Mireya todo esto era un jodido desastre,
A las horas una sirvienta de Caesar le lleva la comida y un hermoso vestido con zapatos y accesorios muy bonitos
*La ropa que Caesar compro para Mireya*
Mireya agarra el plato de comida y la arroja al suelo enojada, no podía pensar en comer la angustia la consumía, y por más que pensaba porque Caesar estaba haciendo esto no lograba entender,
A las horas Caesar entra a la habitación y Mireya seguía llorando cuando lo ve entrar ella mira hacia otro lado evitando ver su rostro,
—¡no te acerques a mí!—le advirtió a Caesar, ella no lo quería cerca estaba tan enojada que era capaz de golpearlo con la lámpara,
—entiendo tú enojo, si quieres seguir insultandome adelante puedo soportar lo que sea mientras estés a mí lado— respondió Caesar,
Esas palabras dejaron un poco en desconcierto, esa actitud tan repentina, ellos habían terminado hace años y ella nunca volvió a saber de él, su corazón se hizo pedazos cuando la dejó, ya que él fue su primer beso, el primero en todo ella supo lo que era el amor estando a su lado, pero todo eso se había acabado y cuando por fin puedo superar aparece de la nada e irrumpe en su vida, haciendo y deshaciendo a su antojo,
—¿cuándo me dejarás ir?— pregunto Mireya con lágrimas en los ojos,
— nunca voy a dejarte ir, ¿cómo podría si eres la mujer de mi vida?— respondió con calidez pero no hablando el corazón de Mireya,
—ya me dejaste ir, creo que se te olvidó que me abandonaste una vez, ¿tienes idea siquiera de todo lo que sufrí?, — dijo apretando su puño con dolor,
Mireya sufrió mucho la ruptura con Caesar, el simplemente se fue de un día para otro y no le dio una razón, simplemente desapareció sin dar explicaciones, Mireya se sintió abandonada y aunque lo espero y lo busco por algunos años luego se decidió seguir adelante ya no me interesaba lo que Caesar tenía para decir eso no iba que quitarle todo el dolor había dejado su partida en su corazón,
—sé que te rompí el corazón, pero tenía mis razones te juro que nunca te olvidé ni por un instante— dijo Caesar levantando su mano para intentar acariciar su mejilla, pero Mireya corrió su rostro,
—no me importan tus razones Caesar, ya seguí con mi vida y encontré a un hombre que de verdad me ama— respondió,
—¿si te ama tanto porque no hizo cuando te tome en mis brazos y te lleve conmigo?, — dijo Caesar, no tenía las intenciones, pero esas palabras se clavaron como un puñal en el corazón de Mireya,
—¡vete a la mierda maldito infeliz!— grito tenía sus manos temblando quería abofetearlo, pero no era capaz de hacerlo por más enojada que estuviera,
Además, tenía razón, su prometido había visto como Caesar se la llevaba en sus brazos y no intento hacer nada al respecto, ¿era tan cobarde o simplemente miedoso?, para Mireya era tan abrumador,
—lo siento, — dijo Caesar pasando sus manos por su cabello, — no quería herirte solo quiero enmendar las cosas sé que hice muchas cosas mal, pero no borran mi amor por ti, solo quiero que me des una oportunidad,
—no, no voy a darte una oportunidad Caesar déjame ir— respondió Mireya,
— ya te lo dije, nunca voy a dejarte ir así deba encadenarte a mí, no voy a volver a estar sin ti nunca más— el llamo a la sirvienta para que limpie los restos del plato roto no quería que Mireya se lastimara,
Mireya iba hacer otra rabieta pero sabía que era inútil Caesar era tan cabeza dura como ella y sabía que cuando se le metía algo en la cebeza nadie le haría cambiar de opinión,
espetemos que te pueda rescatar