Laura, una mujer de 30 años, lucha contra una enfermedad terminal. Su mayor preocupación es el futuro de su hermana menor, Alma, de 15 años, y su pequeña hija, Sofía. Laura decide que su esposo, Máximo, debe hacerse cargo de Alma y Sofía para garantizar su bienestar. En sus últimos días, le pide a Máximo que se case con Alma cuando ella cumpla la mayoría de edad y que adopte legalmente a Sofía para cuidarla como si fuera su propia hija.
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Capítulo 2: Dejando Todo Arreglado para Mi Partida
El despacho de abogados tenía un aire solemne y tranquilo, con estanterías llenas de libros de leyes y diplomas enmarcados colgando de las paredes. Laura se sentó frente al escritorio del abogado principal, un hombre mayor con gafas y cabello canoso que la observaba con seriedad y compasión.—Señora Laura, hemos revisado todos los documentos y estamos listos para proceder según sus deseos —dijo el abogado, organizando un montón de papeles delante de ella.Laura asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Había pasado semanas planeando cada detalle para asegurar que Alma y Sofía estuvieran protegidas. Ahora, finalmente estaba lista para poner todo en marcha.—Gracias, señor Hernández. Es muy importante para mí que todo esté en orden —respondió Laura, su voz firme pero suave.El abogado sonrió levemente y comenzó a explicar cada documento. Laura escuchó atentamente, firmando donde era necesario y asegurándose de entender cada cláusula y condición. Quería estar absolutamente segura de que no había ningún cabo suelto.Después de casi una hora, el abogado le entregó dos sobres sellados.—Estos sobres son para Máximo y Alma. Cada uno contiene una carta explicativa y los documentos legales necesarios para cumplir con sus deseos. Hemos incluido instrucciones detalladas sobre el proceso de adopción de Sofía y las condiciones para el matrimonio de Alma y Máximo cuando ella cumpla la mayoría de edad.Laura tomó los sobres con manos temblorosas, sintiendo el peso de sus decisiones. Sabía que estas cartas serían difíciles de leer para ambos, pero también sabía que era la única manera de asegurar su futuro.—Gracias de nuevo, señor Hernández. No sé cómo agradecerle por toda su ayuda —dijo, levantándose para estrecharle la mano.—Es un honor ayudarle, señora Laura. Mis mejores deseos para usted y su familia —respondió el abogado, devolviéndole el apretón de manos con firmeza.Laura salió del despacho con una sensación de alivio mezclada con tristeza. Había hecho todo lo posible para proteger a Alma y Sofía, pero ahora dependía de Máximo y de ellas cumplir sus deseos.Esa noche, después de cenar, Laura se sentó en su habitación con los sobres delante de ella. Sabía que debía hablar con Máximo y Alma por separado, asegurándose de que comprendieran lo que había planeado para ellos.Primero, llamó a Máximo al dormitorio. Él entró, su rostro mostrando signos de preocupación.—¿Qué pasa, Laura? —preguntó, sentándose junto a ella en la cama.Laura le entregó el sobre sellado con su nombre.—Máximo, dentro de este sobre hay una carta y todos los documentos necesarios para que puedas cumplir con mi última voluntad. He hablado con un bufé de abogados y he dejado todo arreglado para la adopción de Sofía y tu matrimonio con Alma cuando ella cumpla 18 años.Máximo tomó el sobre, mirándolo con seriedad.—Laura, esto es mucho... —comenzó a decir, pero ella lo interrumpió suavemente.—Sé que es mucho pedir, Máximo, pero confío en ti más que en nadie en este mundo. Sé que harás lo correcto y cuidarás de Alma y Sofía como si fueran tuyas. Por favor, lee la carta y los documentos con calma. Todo está detallado ahí.Máximo asintió, sus ojos llenos de lágrimas que trataba de contener.—Haré todo lo que me pides, Laura. Te lo prometo.Laura sonrió, sintiendo un alivio profundo al escuchar sus palabras.—Gracias, Máximo. Eres un buen hombre y sé que cuidarás de ellas.Más tarde, llamó a Alma a su habitación. La joven entró, luciendo nerviosa.—¿Qué pasa, Laura? ¿Por qué me llamaste? —preguntó, sentándose en el borde de la cama.Laura le entregó el segundo sobre.—Alma, dentro de este sobre hay una carta para ti y documentos legales que explican lo que quiero para ti y Sofía. Sé que esto es mucho para procesar, pero es importante que entiendas mis deseos y que todo esté en orden para protegerlas.Alma miró el sobre, su expresión cambiando de confusión a preocupación.—Laura, ¿qué es todo esto? —preguntó, su voz temblando.—Es para asegurarnos de que tú y Sofía estén seguras, pase lo que pase. Por favor, lee la carta con calma y habla conmigo si tienes alguna pregunta. Quiero que sepas cuánto las amo a las dos y que siempre estaré con ustedes, de alguna manera.Alma asintió lentamente, sosteniendo el sobre con manos temblorosas.—Lo leeré, Laura. Prometo que lo haré.Laura abrazó a Alma con fuerza, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza. Sabía que había hecho todo lo posible para preparar el camino para su familia, y ahora solo podía confiar en ellos para seguir adelante.—Gracias, Alma. Eres muy valiente y sé que harás lo correcto.Esa noche, Laura se acostó con una sensación de paz, sabiendo que había hecho todo lo posible para asegurar el futuro de las personas que más amaba. Mientras cerraba los ojos, se permitió soñar con un futuro en el que Máximo, Alma y Sofía estarían juntos, protegidos y amados, cumpliendo la promesa que les había dejado.