*Han pasado exactamente dos años desde que me dejaron prácticamente en el altar.
Me llamo Montserrat Diaz, CEO de MONSE COMPANY.
Sentada en mi sillón de color rojo, con una copa en mi mano, mirando el vacío que ofrecía mi ventana, me puse a llorar.
"Maldita seas Enrique, maldita seas Victoria" maldecía a las personas que más odiaba en el mundo, mientras leía en una página de chisme, que ellos dos se habían casado en Hawaii.
Mi vida da un giro al conocer a Aaron Palacios, un joven que al igual que yo, lo han traicionado, mientras yo lo quiero cerca como un juguete, él solo quiere estar lejos de mi.
NovelToon tiene autorización de Luna Azul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
2.
MONTSERRAT DÍAZ
— Hola Montse, salgamos a comer— Era la voz de mi prima Andrea— Y después nos vamos a bailar un rato.
Andrea era una chica muy alegre que le gusta salir cada fin de semana. A mi yo del pasado no le gustaba eso de Andrea, pero después de la traición de Enrique, cambié todos mis hábitos.
— Okay Primita, ¿dónde nos vemos esta vez?
— En el restaurante Vita. Te esperamos. No tardes.
— ¿Te esperamos? ¿Quiénes van?
— Tengo un par de niños lindos para que escojas el que más te gusta.
— Está bien, me alisto y salgo. Espero que no me decepcionen tus lindos niños.
Me alisté lo más rápido posible, me puse lencería roja, y mucha loción.
Llegué al restaurante. Mientras buscaba donde estacionar el auto, un chico muy guapo, llamó mi atención. Lo vi entrar y hablar con una chica que estaba sentada tomando una copa de algún vino.
Luego de parquear el auto, entré al restaurante, Andrea me hizo seña, tomé un lugar en la mesa.
— Primita bella, te presento a Jeremy y a Lester.
— Gusto en conocerlos chicos guapos— le sonreí.
— Vamos a pedir algo liviano, y después vamos a ir a un antro a bailar toda la noche— Hablaba Andrea.
Salir con hombres, no me disgustaba, pero tampoco me encantaba. Siempre era lo mismo, Andrea me presentaba hombres muy guapos o muy influyentes, cenábamos, tomábamos algunas copas de vino, un beso en el auto, el tipo se sobrepasaba y terminaba golpeándolo por atrevido, por eso las citas no pasaban de la primera. Al final, ellos terminaban diciendo que se habían acostado conmigo y que no era lo que ellos pensaban y bla-bla-bla ..., pero ahí estaba yo saliendo con cada hombre y probando a ver si alguno era digno de una segunda cita.
Para mi sorpresa, el chico que había llamado un poco mi atención, llegó con uniforme de mesero a la mesa.
Viéndolo de cerca tenía unas facciones muy bonitas. Mis ojos no dejaban de revisarlo de pies a cabeza. Era perfecto, solo tenía un detalle, si estaba de mesero, eso significaba que era pobre, por lo tanto, su estatus económico no era igual al mío.
— Buenas Noches— Nos entregó unas cartillas para escoger el platillo— cuando estén listos para ordenar, tomaré su orden.
— Está bien— le sonreí muy coqueta.
Minutos después nos habíamos decidido que cenar. El chico llegó y tomó la orden.
Cuando el chico llegó a dejar los platillos, le pregunté su nombre.
— Me llamo Aarón, señorita.
— ¿A qué horas sales? Tal vez no acompañas a bailar al antro.
— Mil disculpas, no puedo relacionarme con los clientes en horario de trabajo.
— Por eso pregunté tu hora de salida.
— No hay necesidad de saberlo, señorita. Me retiro, si tienen algo más que pedir por favor llámame.
El chico se retiró a otra mesa.
— ¿Qué fue eso prima?
— Nada. ¿Entre más mejor o no? Ese es tu dilema.
— Tienes razón. Me acompañas al baño primita.
— Claro.
Nos levantamos y fuimos al baño.
— Montse, te traje a dos hombres bellos y de clase y tú le coqueteas al mesero, estas loca o que?
— Me pareció interesante el mesero. Viste que sus facciones son perfectas.
— Montse, no estoy ciega pero ese chico es pobre. Ahí nada que ver. A menos que sea solo para divertirse.
— Tienes razón. Vamos a cenar, me dejas a Jeremy, es más mi estilo— le sonreí.
Después de cenar, nos fuimos a un antro. Jeremy bailó conmigo toda la noche, tomamos un poco de licor.
— Andrea, es hora de irnos. Son las 2 de la madrugada.
— Vete tú, yo me quedaré un poco más con Lester.
— OK. Lo ninfómana no se quita.
Tomé mi bolso y me dirigí a Jeremy.
— Me voy Jeremy, me duele la cabeza.
— Te puedo acompañar a tu casa y continuamos ahí— Jeremy sonrió.
—La verdad me pareces muy lindo— le sonreí.
Jeremy se acercó y me tomó de la cintura. Miré las intenciones de él.
— Eres muy lindo, pero no eres mi tipo. — me soltó de inmediato y se puso muy serio.
— Tú tampoco eres la gran cosa, solo quería acostarme contigo por todo lo que dicen de ti.
— ¿Y qué dicen de mí?
— Qué eres una Ninfómana — Le di una cachetada.
— Atrevido, igualado. Crees que todo lo que dicen de mí es cierto. Eres como un parásito.
Me tomó del brazo.
— No vuelvas a tocar mi cara, maldita loca. Desde que aceptaste salir con Andrea ya sabias a que venías, así que no te hagas la pura.
Subí mi ceja, me tiré una carcajada en su cara y salí del antro.
No volveré a salir con nadie. Siempre me digo lo mismo y termino haciendo lo contrario.
Mientras conducía, pasadas las dos de la madrugada, cerca del restaurante, iba caminando el mesero.
Bajé la intensidad del auto, bajé los vidrios de la ventana y lo llamé.
— Aarón— Él me miró, pero no me prestó mucha atención y continuó caminando— ey, sube. Te llevo a tu casa.
Él se detuvo y me miró.
— Gracias, pero ya estoy cerca. No se preocupe.
Detuve el auto y me bajé. Me puse frente a él muy coqueta.
— Vamos, yo te llevo.
— No. Gracias. A usted no la conozco. No sé si es una asesina en serie y quiere que yo sea su víctima.
— ¿Qué?— Él detuvo un taxi y se fue.
Yo quedé como una estúpida, pensando lo que me había dicho. Subí al auto y me fui a mi departamento.