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Carmesí

Carmesí

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Matrimonio entre clanes / Familias enemistadas / Secretos de la alta sociedad / Mundo de fantasía / Enfermizo
Popularitas:1.1M
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Primer libro de la saga colores

Eleana Roster es hija de un fallecido conde, su hermano queda a cargo de su tutela y la de su hermana. La única preocupación es conseguirle esposos adecuados, pero la vida de Eleana no a sido del todo plena, debido un accidente que sufrió de pequeña a tenido que sobrellevar sus veinte años con una discapacidad, soportando muchos desprecios y cuando su hermano decide presentarla en sociedad recibe un desplante que le cambiará la vida por completo.

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EL SUJETO DESPRECIABLE

...ELEANA:...

En la cena me mantuve en silencio, comiendo pensativa.

Emiliana era la que más hablaba, estaba tan emocionada por lo que se avecinaba que ya se encontraba planeando como sería su vestido y el peinado. Ella era tan diferente a mí, era normal, como todas las señoritas de su edad solo pensaba en casarse, se preparó desde niña para eso.

Mi madre también estaba aportando ideas mientras Lean escuchaba, sentado en el extremo de la mesa, dónde anteriormente comía mi padre, si estuviera vivo estaría conversando con él.

Mi padre siempre se interesó en mis preferencias y mi forma de pensar, nunca me llevaba la contraria o me callaba como sucedía muy a menudo con los demás integrantes de la familia.

Ahora me sentía sola, sin un hombro en el que apoyarme.

Removí la comida con la cuchara, sin apetito.

— ¿Qué hay de ti? Eleana — Preguntó Lean, sacándome de mis pensamientos, las conversaciones habían cesado y todos me observaban.

— ¿Qué sucede?

— ¿De qué color quieres el vestido? — Mi madre me evaluó atenta desde el otro lado de la mesa, me contuve de resoplar, era realmente estúpido que me preguntara esa tontería cuando tenía problemas más graves que decidir sobre la tela que iba usar.

— Da igual, cualquier cosa — Corté y empecé a mover mi cuchara de nuevo.

— Eleana, no es cualquier cosa, ser presentada en la sociedad es un momento importante que toda señorita espera con ansias y tu desperdicias la oportunidad mostrando tal desinterés — Mi madre se irritó, enrojeciendo.

No me parecía en nada a ella, era igual que Emiliana, con el cabello rojizo y los ojos grises.

En cambio Lean y yo éramos versiones de mi padre, aunque lamentablemente yo era la única poco agraciada.

— Mamá, no es desinterés...

— Ya hablamos de esto, Eleana, el tema está zanjado, no quiero escuchar otra queja del poco aprecio que sientes por ti misma — Cortó mi madre, sin tomarse la molestia de escucharme.

— Tienes que poner de tu parte — Intervino Lean — Queremos ayudarte, pero si no te dejas ayudar será imposible.

— Me ayudarían bastante si no insistieran tanto en que vaya a esa celebración — Tomé el bastón que colgaba del espaldar de mi silla y me apoyé en él para levantarme — No tengo hambre, iré a dormir.

Dejé el comedor.

Al llegar a mi habitación solté una larga respiración.

Observé por la ventana, afuera estaba lloviendo y la noche se estaba tornando muy oscura.

Desde allí podía ver el bosque al que solía escapar, tenía muchas ganas de volver, pero la última vez que regresé de ese lugar mi madre me dió muchos sermones al verme con la ropa sucia y con los trozos de mi bastón en mi mano.

Le dije que me había caído y se puso más histérica, según ella el bosque era un lugar con muchos peligros para una discapacitada como yo, alegando que la próxima vez no tendría tanta suerte y que podría empeorar mi situación.

Mi padre se había negado hasta el cansancio cuando ella le había pedido cercar la mansión con un muro para evitar que escapara, a él le parecía una exageración.

Me prometió acompañarme cuando quisiera caminar, pero yo no iba volver y le pedí a mi padre que cercara la mansión, alegando que mi madre tenía razón. No era verdad, pero jamás volvería porque lo que me encontré allí fue lo suficiente desagradable.

Así que mi padre ordenó a los sirvientes construir un muro alrededor del jardín, mis idas y venidas se habían acabado para siempre.

Ya no era una niña ingenua, tal vez podría entrar en el bosque de nuevo, pero temía encontrarme otra cosa peor.

Las tierras de mi padre no estaban cerradas, cualquiera podría pasarse y hacer lo quisiera en ellas. Una señorita en bosque sería presa fácil de los criminales.

Habían pasado los años, pero aún recordaba ese encuentro y me llenaba de impotencia.

Apagué las velas de los candelabros despegué de colocarme mi bata de dormir y me acosté.

...****************...

Un ruido me hizo levantarme costosamente del tronco en el que me hallaba.

Unas extrañas risas junto con respiraciones aceleradas y murmuraciones se proyectaban por todo el lugar. Repentinamente toda la tranquilidad se había roto.

Jamás había escuchado algo como eso en el bosque, el ruido de otras personas era inusual y más en las propiedades privadas de mi padre.

Apoyé mi bastón en el suelo y me las arreglé para seguir el sonido hasta llegar a unos arbustos llenos de espinas.

Me asomé por detrás de ellos sin comprender lo que sucedía.

Un hombre y una mujer parecían estar jugando de una manera extraña en el suelo musgoso, era similar a la forma en que jugaba con mi hermano, pero a la vez era muy diferente. El hombre estaba encima y la mujer debajo, ella reía y gemía como si le doliera algo, pero no parecía estar herida, tampoco estaba siendo golpeada por el sujeto que dominaba la situación.

Seguí observando, intentando darle sentido a aquella situación.

El hombre parecía estar haciéndole cosquillas por debajo de la falda y también le daba besos en el cuello, muy parecido a los que me daba mi padre en la frente, pero eran tan extraños.

— ¡Más, qué no tengo mucho tiempo, mi esposo no tardará en notar mi ausencia! — Dijo la mujer entre risas, no comprendí porque quería que le siguiera haciendo cosquillas si eso solía desesperarme cuando Lean lo hacía.

El hombre usó una de sus manos para tomar el seno de la mujer, me pareció demasiado mayor para seguir tomando pecho como si fuera un bebé, pero lo hizo, sacó el seno y se lo llevó a la boca.

A pesar de que no sabía que era lo que estaban haciendo, de alguna manera intuía que no era un juego inocente, era algo malo.

Decidí marcharme antes de que me vieran.

Repentinamente una rana salió de las hojas y me saltó encima, grité sin poder evitarlo y terminé en el suelo, fuera del escondite.

Todo quedó en silencio, ya no se oían esos dos sujetos, pero cuando abrí los ojos ambos me observaban.

El hombre se apartó de inmediato y la mujer gritó, cubriéndose los senos.

Estaba avergonzada y se cubrió la desnudes, levantándose a prisa toda despeinada y con hojas secas incrustadas en el cabello.

Tomé mi bastón para levantarme y marcharme, debido a mi cojera no pude escapar cuando la mujer me tomó de la muñeca.

— Oye, mocosa ¿Qué tanto estabas viendo? — Exigió la mujer, noté que era mayor, con algunas arrugas en su rostro.

Tiré de mi mano, asustada, con lágrimas picando en mis ojos.

— ¡Responde, maldita niña metiche! — Gritó, apretando más su agarre — ¡Te daré unos cuántos guantazos para que aprendas a no mirar lo que no debes!

— ¡No, déjeme ir, yo no ví nada! — Sollocé asustada.

— Suéltala — Ordenó el hombre, la mujer se detuvo y obedeció de inmediato.

Observé en su dirección mientras me alejaba lo suficiente de la bruja.

Me sorprendió percatarme de que el hombre era mucho más joven que la doña, parecía ser su hijo o nieto, pero sus rasgos eran diferentes a los de ella y lo que estaba sucediendo anteriormente no parecía un comportamiento de madre e hijo.

El chico era delgado, pero de hombros y espalda ancha. Se abrochó la camisa blanca que llevaba puesta y se sacudió los pantalones.

Tenía el cabello largo, le llegaba más abajo de los hombros y se deslizaba por su rostro con el movimiento.

La textura de su cabello eran sin igual, jamás había visto una melena con tanta vida, era tan liso que brillaba con la luz del sol y se agitaba levemente con la suave brisa.

De un color café brillante, hacía juego con su piel blanca.

Observé su rostro adolescente, era muy hermoso, como un príncipe.

Sus ojos color avellana enmarcados con pestañas rizadas del mismo tono café me evaluaron detenidamente, juzgando el bastón en mi mano y mi ropa sucia por la caída.

Apretó su mandíbula cincelada cuando la mujer musitó otro insulto hacia mí.

— Oye, niña ¿Qué rayos haces aquí? — Dijo el chico, usando un tono tan severo que me estremecí.

Jamás me habían hablado así.

— Yo... Yo estaba... Paseando — Tartamudeé, apunto de soltar más lágrimas, tenía ocho años ¿Cómo no iba estar asustada ante dos extraños que me miraban como si yo fuese la que estaba haciendo travesuras?

— ¿Paseando? ¿Sola? ¿En un bosque? — Gruñó, elevando una ceja gruesa — ¿De dónde vienes?

Tragué el nudo en mi garganta.

— Soy hija del Conde Morgan Roster.

La mujer se sobresaltó.

— Nadie puede saber que estuve aquí contigo y menos la hija del Conde Roster — Dijo, llena de pánico, palideciendo.

Tomé un poco de valor.

— Ustedes no deberían estar aquí, es propiedad privada, le diré a mi padre — Dije, apretando mis manos en el bastón.

La mujer maldijo y se acercó, elevando una palma para abofetearme, pero el chico se interpuso antes de que alcanzara.

— ¡Si la tocas ahí si nos meteremos en problemas! — Dijo el chico, sin tener un poco de respeto hacia la mujer, no comprendía como se atrevía a hablarle de esa forma a alguien mayor.

— ¡No me conviene que esa mocosa le vaya con el chisme a su padre, el rumor se regaría y mi reputación quedaría hecha añicos! — La mujer se secó el sudor de la frente con un pañuelo que sacó de su bolsillo.

El chico puso los ojos en blancos.

— Calma, la niña no sabe quiénes somos — Me observó desde su gran altura — Jamás sabrán que se trataba de nosotros.

— Nos podría describir y no hay nadie más con tus rasgos en esta región — Susurró la mujer, observándome con amenaza, retrocedí de inmediato.

El chico caminó hacia mí y se agachó para estar a mi altura.

— Escucha niña, no dirás nada de lo que has visto — Me ordenó y sonrió de una forma que me heló los huesos, dos hoyuelos se marcaron en sus mejillas, no comprendía cómo alguien tan encantador podía dar tanto miedo.

— Es delito entrar a unas tierras ajenas sin permiso, tengo que acusarlos con mi padre... Ustedes estaban haciendo algo asqueroso e inapropiado — Gruñí enojada, mi padre no podía permitir esa clase de comportamiento en sus tierras y mi deber como hija era decirle para que tomara medidas.

El hombre se rió.

— ¿Qué va ha estar sabiendo una niña como tú sobre lo que estábamos haciendo aquí? Quédate callada, será mejor para ambos — Se llevó el dedo índice a la boca.

— No me quedaré callada...

Me arrebató el bastón tan abruptamente que caí al suelo.

— Supongo que necesitas es bastón de anciana para poder caminar, si prometes quedarte callada y no mencionar nada de lo que has visto te lo devolveré, pero si insistes tanto en ir a acusarme con tu padre lo romperé en pedazos — Gruñó, observándome sin ninguna compasión mientras se alejaba de mí, girando mi bastón en su mano.

Empecé a llorar mientras intentaba levantarme, pero mi tobillo dió un latigazo de dolor y me quedé arrodillada.

Observé a través de mis lágrimas como sonreía abiertamente, tan lleno de maldad.

Era un sujeto tan desagradable, ambos lo eran, pero la mujer era casi una anciana que no debería ensañarse tanto con una niña inocente que estaba en el lugar equivocado, ni tampoco permitir que el chico lo hiciera, debería dar el ejemplo.

— Lo prometo — Chillé, extendiendo mi brazo para que me devolviera mi bastón — No diré nada ¡Ahora devuelve lo que me pertenece, malvado!

— Se dónde vives mocosa, si rompes la promesa te haré otra herida en la otra pierna para que quedes pareja — Dijo, pero no cumplió con lo dicho, rompió mi bastón en dos con sus manos y lo aventó frente a mis rodillas, giró sobre su espalda y se marchó entre los árboles.

— Ya estás advertida niña — Concluyó la bruja, siguiendo al chico.

Me quedé inmóvil, derramando lágrimas y tomando los restos de mi bastón.

...****************...

Me desperté sobresaltada, con lágrimas en los ojos y una inmensa sensación de angustia e impotencia.

Abracé uno de mis cojines y tranquilicé mi respiración.

No quería volver a pasar por la misma humillación, aquellas personas me habían mostrado los desconsiderados que podían ser los humanos con las personas diferentes, lo extraño y especial repugnaba.

Las personas de la celebración no serían diferentes, tratarían de sentirse a gusto conmigo, pero no lo lograrían y terminarían haciendo preguntas incómodas. Otras se burlarían abiertamente y algunas despreciarían mirarme caminar.

No lo soportaría de nuevo, no otra vez.

Odiaba ser tan débil, dar lástima y que se aprovecharan para hacerme daño, pero no más que odié a aquel sujeto ese día en el bosque.

Era una simple cáscara vacía, podría tener una buena apariencia, pero estaba podrido por dentro.

Me prometí a mi misma que si lo volvía a ver le haría pagar por su maldad, pero con cada año que pasaba estaba lejos de cumplir eso y seguramente ese infeliz se había marchado a otra región del reino, tal vez estaba muerto o casado.

Habían pasado doce años, pero la rabia y la impotencia no disminuyeron un apice.

Si todos los hombres jóvenes eran como él entonces no quería tener ningún trato con ellos y por eso no deseaba casarme, caer en manos de un ser así sería un tormento.

Personas como esas no deberían existir.

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Lidia Rios
EXCELENTE 👌 NOVELA 👍FELICIDADES 👏 AUTORA ESTUVO GENIAL GRACIAS
Leslie Valencia
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Milagros Valderrama
excelente novela me tiene atrapada felicidades autora
Violette Hernandez
Bueno al menos dió a entender que Lean quedaría con una mujer 😁😁 excelente historia me super encantó 😍☺️
Violette Hernandez
He leído tantas novelas en ésta aplicación,y te felicito por salir de lo mismo y hacerme dar opiniones sobre cada que se hiba desarrollando la trama, me encantó la novela, y buscaré tus otras obras para ver, felicidades nuevamente y gracias por ése talento que tienes y compartes con nosotras ☺️
Violette Hernandez
No quiero sonar mal con mi comentario, pero espero y el inútil de lean si consiga una esposa y no se quede a gobernar con el Rey que al parecer eso dieron a entender 🙄🙄🙄
Violette Hernandez
además no sé porque Eleana abogó por O'brien el echo de que le ayudase un poco,no borraría todo el mal que hizo y el rapto de ella y de su hermano 🙄🙄
Violette Hernandez
estoy de acuerdo con Barbara, mínimo más años de esclavitud y sin lengua 😛,y le falló a Eleana,tan disque hábil con las dagas,de perdido le hubiera dejado una muy buena rajada en la cara a la bruja para quitarle ésa cara de Reyna que tenía, para que le quedarán unas grandes cicatrices y lastimar sus piernas para que también quedará imposibilitada 🙄🙄😉
Violette Hernandez
Éso precisamente es lo que me molesta de Eleana que por estar mal del tobillo en lugar de ayudarle sólo sea una gran carga para todos 🙄🙄🙄 y ahora "resulta"que O'brien le tiene odio a la hermanita 😑 después de todo lo malo que ha echo y que no es justificable, todavía hubiese sufrido algo peor como Dorian estaría de acuerdo 🙄🙄
Violette Hernandez
Exacto! totalmente de acuerdo con todas,no tenía a qué salir, ahora otra carga más para Dorian,mujer inútil 😤en lugar de ayudarle le provoca más problemas
Violette Hernandez
será que ya la Reyna está sospechando de él y por eso no está el hermano??? ojalá y no haya ido a espiar a Eleana y o hacerle algo
Claudia Zapata
Excelente
Violette Hernandez
Y aparte el hermano no ayuda en nada 😤😤 sólo en puro criticar
Violette Hernandez
Humm tendría que haberse cuidado más Dorian,se le fue de las manos,y realmente no es nada bueno que esté embarazada,me hubiese gustado que no pusieran un embarazo 😕 porque en lugar de que aprendiera a defenderse y ser más útil, ahora es otro problema más para él 😑😑
Yesica López
Cuando leí la novela celeste que es la de Lean medí cuenta que avían otra aparte de esa y me encontré con la historia más hermosa que e leído una supera ala otra hay estoy emocionada de leer la otra gracias me gustó mucho /Smile//Smile//Smile//Smile/
Leidy Bacca
está muy buena la novela
Violette Hernandez
cómo me hubiera gustado que el hermano de Eleana en lugar de criticar hubiese ayudado en todo, valiente tipo remilgoso 😤
Violette Hernandez
totalmente de acuerdo contigo Tinmey, ya me harto el hermano, ojalá y también tenga su secretito para que los deje en paz,y me hubiese gustado que ella se le pudiera componer el pie 🤔😔
Violette Hernandez
Muy cuestionable su proceder,no tenía derecho a leer su escrito, aún siendo la esposa, que confianza cree que le tendrá él si llega a enterarse, debió de aguantarse hasta que él le contara
Niky Martinez
se que ya muchas lo han recalcado pero es por qué así ella lo quiso,ya es tiempo de que madure y dejé tanta idiotez y es que siempre se victimiza no le gusta que le tengan lastima pero ella misma se da lastima
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