Zaria renace después de pasar una vida cruel con un final desastroso, ella decide vengarse, pero descubre un gran complot detrás de todo y el maldito Emperador es...
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Cap. 2 Soy tu emperatriz
En la gran catedral del reino la multitud espera a la nueva emperatriz, no solo es su boda si no también su ascensión como emperatriz, en cuanto el príncipe heredero se casa asume su puesto como emperador, así que ella sabe lo que viene desde la fiesta y no va a ser más una niña buena y obediente, el alboroto va a ser grande de eso está segura.
La hermosa niña entró a la catedral caminando del brazo de su padre, ella se veía tranquila pero fría, todos apreciaban la belleza, no había una mujer con mejor rango y más bella que la joven Zaria.
El emperador es un hombre guapo y fuerte, es como un guerrero de élite, pero ella ya no está impresionada, ella lo había amado en su anterior vida pensando que era un gran hombre, pero solo era su ilusión, era solo un maldito que piensa con su entrepierna.
El sacerdote hizo los votos los cuales Zaria recitó como recitar un texto matemático dejando a todos incómodos, parecía que a la nueva emperatriz no le importaba mostrar intenciones de acercamiento con el emperador.
El hombre la miró de reojo notando que ella no le había dedicado ni una mirada, cuando terminó la ceremonia, el emperador quiso darle un beso, pero ella se volteó y salió del lugar como si nada dejándolo parado en el altar, ella subió a la carreta y dio la orden de partir a la fiesta en el palacio dejando a los cocheros confundidos.
* Soy tu emperatriz, ¿piensas desobedecerme? _ la mirada fría y asesina de Zaria se hizo sentir mientras que ellos solo se acomodaron y jalaron las riendas para avanzar.
Dentro de la iglesia el nuevo emperador se enteraba que su carruaje nupcial se había ido sin él poniéndolo de un humor asesino.
Cuando el emperador llegó a la fiesta con sus padres, vieron a Zaria sentada en la mesa de los novios de forma elegante y tranquila, parecía que las consecuencias de sus actos no le importaban.
Sunna, la madre emperatriz, madre del joven emperador decidió mediar, había conocido a Zaria antes y para nada era esa joven irrespetuosa y malhumorada que tiene enfrente.
* Zaria, cariño, lo que hiciste fue muy descortés, no se quien te ha ofendido, pero solo dime para que sea castigado – dijo la mujer mirando atentamente a su nuera, ella estaba segura que Zaria sería una maravillosa emperatriz, lo tenía todo, pero ahora no sabe qué pensa, ella se ve tan diferente.
* Madre emperatriz, no es nada de eso, solo que me he enterado de muchas cosas que no sabía y debería saberlo, en especial sobre las 5 concubinas de mi esposo, de haberlo sabido no me casaba con él ni siquiera por el bien del imperio _ dijo ella mirándola tranquila mientras que Sunna casi se atraganta con su saliva, ella tampoco estaba de acuerdo con eso, sabía que deberían consultarlo con Zaria pero su hijo y esposo dijeron que no era necesario y además que era normal para garantizar la descendencia del emperador, ella había pasado por lo mismo pero su suerte fue que su marido le daba toda la prioridad a ella como emperatriz y sus concubinas eran casi inexistentes.
* Zaria, no debes preocuparte por eso, de verdad, te aseguro que ellas no serán nada, tu eres la emperatriz, espero que lo entiendas _ dijo con dulzura y consuelo, pero la mirada fría y sombría de Zaria la hizo dar un pequeño respingo.
* Lo tomaré en cuenta Madre emperatriz _ dijo ella cortando la conversación.
La fiesta seguía como si nada, Priano Záitsev el joven emperador se sentó al lado de su emperatriz sin ser registrado por ella, sin embargo cuando tocó el primer baile Priano se levantó y sacó a bailar a Camelia dejando a todos con la boca abierta, Zaria se veía imperturbable, sabía que eso pasaría, Sunna quería que se la trague la tierra, Víctor el padre de Priano sentía que se le caía la cara de vergüenza, pero no podía hacer un escandalo sin embargo el padre de Zaria quería asesinara a Priano, Zaria vio esto y se acercó a su padre con una cálida sonrisa, sin verse afectada.
* Padre, no te preocupes, déjalo que se regocije, ya haré que llore por sus acciones _ dijo ella mientras que Mateo levantó las cejas sorprendido, parecía que su hija tenía otra idea sobre la situación.
Cuando Zaria se dirigía a su mesa altiva e indiferente, cinco mujeres se acercaron a ella haciendo una reverencia, pero en sus miradas había burla, Zaria vio a Camelia quien fue la que hablaba por todas.
* Majestad, las concubinas del emperador te saludan _ dijo bajando la cabeza, pero tenía una sonrisa ladina mientras lo hacía.
Zaria rodó los ojos con fastidio y vio al emperador que se acercaba, cuando Priano estaba lo suficientemente cerca ella declaró sus palabras esperando que él la escuche y todos los cercanos también.
* Bien, espero que sirvan en la cama al emperador, deberán darle muchos hijos, yo no pienso darle uno así que deben esforzarse y no dejarlo llegar a mi cama, eso tampoco lo quiero hacer _ dijo ella mirándolas tranquilamente mientras ellas se miraban la una a la otra sin entender.
Antes de poder decir nada, ella se volteó y se fue a su mesa mientras que Priano frunció el ceño, parecía que la emperatriz no tenía intenciones de tener un heredero y ni siquiera pasar la noche con él.