Después de pasar una noche de amor con un hombre desconocido, Sheila Arestenty finalmente se da cuenta de que ha sido engañada por su propio hermano. Su honor, cuidadosamente protegido, ha sido mancillado por otro hombre.
Cuando Sheila cae en depresión, nadie la consuela; incluso su propio padre la maldice por haber manchado el nombre de la familia.
Después de ser gritada, humillada e insultada, Sheila es encerrada en un almacén. No se arrepiente ni llora, pero intenta levantarse sin llegar a hacerse daño.
Su madre y su hermano disfrutan al verla indefensa. Sheila, quien siempre los desafiaba, ahora no se mueve. Ambos la dejan atrás, pero después de su partida ocurre un milagro.
Sus manos se mueven, e incluso Sheila vuelve a respirar. Sin embargo, algo extraño sucede: ella no es Sheila, sino otra alma de otro mundo.
Es Asti Amanda, una escritora de novelas que ha sido transportada a su propia historia. Incluso llegará a quedar embarazada y dará a luz a tres hijos gemelos del cruel CEO. Se casará con el hombre con el que Sheila durmió esa noche. Una oportunidad perfecta para vengarse de quienes hicieron daño a Sheila.
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Capítulo 13
________¡Feliz Lectura!_______
"¡Senja! ¡Senja! Ayúdame, hip..."
Manda no podía dejar de sacudir el cuerpo de Senja. Después de denunciar la desaparición de Rara, esta joven ahora está en casa de Senja. Sus lágrimas corrían por sus mejillas. Aún no aceptaba que su amada hija simplemente desapareciera.
"Para, Man. Cálmate, esperemos el resultado del informe policial,"
Al escuchar las palabras de Senja, finalmente Manda dejó caer su trasero en el sofá con tristeza, inclinó la cabeza y se secó las lágrimas. Parecía lamentable pero también exagerado.
"¿Cómo voy a calmarme? ¡Ella es mi hija, Sen! Ella es muy atenta, muy buena, muy hermosa y alegre, no como Rein,"
"Me temo que va a llorar, si realmente la secuestran, eso significa que no tendré la oportunidad de vivir con mi hija otra vez, hip..."
Manda volvió a llorar. Senja, al ver a su hermana lloriquear de verdad, solo pudo masajearse las sienes, luego miró a Rein que estaba sentado cuidando a su hijo.
"Ay, eres como una loca, cálmate, Manda. Mañana será mejor que trabajes en una empresa, como reportera. Quién sabe, tal vez encuentres a tu hija."
Manda se levantó espontáneamente, Senja tenía razón. Manda suspiró tratando de calmarse.
"Gracias, entonces buscaré una buena empresa de élite en las noticias. Cuida a Rein un momento." Manda palmeó el hombro de Senja, luego corrió a la habitación abriendo su computadora portátil buscando información de la empresa para mañana.
"Hais, es una mujer descuidada," siseó Senja caminando hacia Rein y su hijo.
"Tía," llamó Rein muy plano.
"¿Qué pasa, Rein?" preguntó Senja sin mirarlo.
"¿Dónde está Mamá?" respondió Rein preguntando mientras veía a su tía alimentar a su prima.
"Oh, en la habitación, está ocupada buscando a tu hermana."
Rein asintió inmediatamente, luego se levantó y se fue a la habitación de su madre sin más. Senja, al verlo tan indiferente, solo negó con la cabeza.
"¿Este niño es un niño o una piedra? ¡Es muy indiferente!" exclamó Senja y volvió a ignorarlo.
Rein abrió la puerta de la habitación, mirando a Manda que llevaba gafas jugando con su computadora portátil. Rein se acercó a su madre que estaba sentada frente a la mesa y espontáneamente asustó a Manda.
"Mamá,"
"Dios mío, ¿por qué viniste aquí, Rein?" Manda se quitó las gafas y le sonrió a su hijo mayor. Se sintió extraño que este niño indiferente de repente se acercara a ella.
"¿Qué está haciendo Mamá?" preguntó Rein de pie cerca de ella.
"Está buscando información de tu hermana y de la empresa, cariño, si quieres dormir, duerme. Mamá te acompañará cuando termine," respondió Manda despeinando el cabello de su hijo.
"¿Aún no han encontrado a Rara?" preguntó Rein de nuevo.
"Ay, tú, tu hermana ha desaparecido desde antes. Así que por eso Mamá la está buscando, pero Rein, ¿por qué estás tan tranquilo? ¿No estás preocupado por tu hermana, cariño?" respondió Manda suspirando pesadamente.
"En absoluto," respondió Rein plano.
"¿Por qué dices eso?" Manda frunció el ceño con sorpresa.
"Además, Rara se fue sola, seguro que Rara se está divirtiendo ahora," respondió Rein caminando hacia la cama.
"Mamá, Rein quiere dormir. Buenas noches, Mamá."
Rein se durmió en la cama de su madre. Manda, al ver la actitud indiferente de su hijo, se sintió un poco molesta.
"Ish, ¿de dónde sacó este niño su carácter? ¡Solo me molesta!" gruñó Manda continuando su búsqueda. Era una pena que Rara se perdiera de ella. Manda no quería que la semilla superior que había dado a luz y criado desapareciera así como así.
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