En un ducado renacido de las cenizas, Finnian Seraphina se alza como el salvador, ajeno a la sombra que se cierne sobre él. La enigmática Lady Nayana irrumpe en su vida, una exitosa comerciante cuyo ingenio y belleza ocultan un fuego inextinguible: el de Alaia Elowen. Impulsada por la pérdida de su familia a manos de Finnian, Alaia se infiltra en su mundo, usando sus negocios y su intelecto para tejer una red de engaño, mientras Cataleya la celosa amante de Finnian, ve su posición amenazada y se consume en la ira, Finnian se siente extrañamente atraído por Nayana, ajeno a que cada palabra halagadora, cada gesto calculado es un paso más en la implacable "Venganza de Alaia". ¿Logrará su sed de justicia consumirlo todo, o el precio de la venganza será demasiado alto?
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Capítulo 11
Hay un problema, no hice una reservación, quizás no pueda ingresar al establecimiento.
- Eso no es posible Duque, desde que nos establecimos siempre reservamos una mesa para usted, esperando que algún día seamos dignos de contar con su presencia, por favor sígame – Nayana finge una sonrisa y camina delante de él, hasta llegar a su mesa
La mesa que Nayana había reservado para el Duque Finnian no se encontraba en el bullicioso salón principal, sino en un salón apartado, que ofrecía una privacidad casi total, permitiendo vislumbrar el salón solo a través de delicadas rendijas, mientras que, desde el exterior, la mesa permanecía velada.
En el centro, un delicado arreglo floral de orquídeas blancas y hojas de un verde profundo, sin aromas invasivos, servía como un toque de elegancia natural. La vajilla, de porcelana fina con bordes dorados, relucían bajo la luz suave.
Cada detalle estaba pensado para la comodidad y el deleite de los sentidos: copas de cristal, servilletas de lino bordadas con un discreto patrón, y una pequeña vela aromática de sándalo y cedro, tan sutil que apenas se percibía, la silla de Finnian, ligeramente más grande y con cojines de terciopelo oscuro, sugería un trono discreto.
Nayana se fijaba en la expresión de Finnian como entre más analizaba el lugar, mayor era su sorpresa, situación que agradaba a Nayana, había logrado su primer objetivo.
- Por favor Duque pase, enseguida le enviare alguien adecuado atenderlo.
- Gracias.
Sin más que decir Nayana hace una reverencia y se retira feliz del sitio, enseguida pide que lo atiendan apropiadamente, sirviéndole lo mejor del sitio, la comida fue una sucesión de delicias: desde un vino añejo, hasta una serie de platos que eran obras de arte culinarias. Cada bocado era una explosión de sabores exquisitos y texturas inesperadas, demostrando un nivel de maestría y creatividad que rara vez se encontraba incluso en las cocinas imperiales. Finnian, a pesar de su naturaleza fría y calculadora, no pudo evitar sentirse impresionado. No era solo la comida; era la atmósfera, el servicio impecable, la privacidad perfecta de la mesa. La mujer detrás de todo esto, Lady Nayana, era, sin duda, excepcional.
Cuando el último plato fue retirado y Finnian hubo terminado su vino, un murmullo de satisfacción se elevó del salón, un reflejo del éxito de la velada. Fue entonces cuando Nayana regresó, se acercó a la mesa de Finnian con una sonrisa cautivadora, una mezcla de confianza y una ligera coquetería que no era ni forzada ni vulgar. Sus ojos verdes brillaban con una luz enigmática, y su cabello cobrizo enmarcaba su rostro con una gracia natural.
- Duque Seraphina, espero sinceramente que su visita haya sido de su agrado y que los sabores de "El Sabor Esmeralda" hayan estado a la altura de sus expectativas.
Finnian la observó, la luz tenue de la alcoba parecía jugar con los reflejos de su cabello, haciéndola aún más intrigante. Su calma, su control, su audacia, todo en ella era un enigma que su mente analítica anhelaba desentrañar. Había esperado a una mujer vulgar y resentida, como Cataleya la había descrito. En su lugar, se encontró con alguien que exudaba sofisticación y un poder silencioso, una combinación que, de alguna manera, logró atraer a Finnian de una forma que no esperaba.
- Tengo que admitir que todo fue perfecto, me pregunto si todo esto ha sido obra suya…
- Me esforzado para que todo sea agradable para nuestros comensales, pero no podría decir que cree los negocios sola, tengo alguien de confianza, un administrador muy capaz que me ayuda.
- Los platos que me sirvieron, no son recetas comunes del Imperio. Hay algo diferente en ellos…, quizás un ingrediente traído de otro lugar.
- He viajado mucho, es una fusión de sabores de diversas tierras, adaptadas de una manera que sean un deleite para el paladar.
- Una mujer que ha viajo es algo novedosa, normalmente las mujeres prefieren quedarse en la casa de sus padres hasta su matrimonio, en cambio usted ha decidido tomar otro camino.
- Preferí forjar mi propio camino, a esperar que otra persona lo hiciera por mí, es algo satisfactorio, usted debe entender a lo que me refiero, aquí la gente habla muy bien de usted, de como solo usted fue capaz de salvar el Ducado, ahora es un lugar prospero, detrás de todo ese éxito, sin duda, se encuentra un hombre extraordinariamente capaz, con una visión que pocos poseen. Es... admirable, la verdad, no muchos tienen la fortaleza para tomar un ducado tan castigado y transformarlo como lo ha hecho usted.
Finnian la escuchó, su expresión impasible, pero un brillo de satisfacción, casi imperceptible, cruzó por sus ojos oscuros. La adulación, viniendo de una mujer tan astuta y perspicaz como Nayana, tenía un peso diferente, no era la adulación barata de los cortesanos o la ciega devoción de Cataleya; era un reconocimiento inteligente de sus logros, dicho con una convicción que le resultaba extrañamente placentera, por fin sentía que podía hablar con alguien.
- Es gratificante escuchar que mi esfuerzo no pasa desapercibido, Lady Nayana. Pocos comprenden la magnitud del desafío que representaba este ducado, pero dígame, ¿qué la hace a usted tan... observadora de los asuntos de otros, si su único interés es su propio camino y sus negocios? Hay algo más en sus ojos que la simple ambición comercial.
- No observo los asuntos de otros, solo que un hombre como usted no puede pasar desapercibido, lo siento si lo incomodo es solo que usted es mi modelo a seguir, espero ser tan capaz de lograr mis objetivos como usted lo ha hecho, pero no quiero hacerlo perder el tiempo con una charla trivial, debe tener varios asuntos que atender.
- Lady Nayana, le aseguro que esta conversación está lejos de ser trivial, la encuentro... bastante esclarecedora. Y si soy su "modelo a seguir", quizás podría ofrecerle algún consejo, o, más aún, quizás sus objetivos y los míos puedan converger de alguna manera. Un talento como el suyo, una mente tan perspicaz, podría ser de gran valor. No solo para su propio éxito, sino para el ducado en su conjunto. Mañana por la tarde, Lady Nayana, me gustaría que me visitara en el ducado, tendremos más tiempo para discutir sus... aspiraciones y cómo podrían beneficiar a Seraphina. Considérese cordialmente invitada – Finnian se pone de pie.
Nayana sintió un escalofrío de triunfo. La trampa había sido colocada, y Finnian había mordido el anzuelo de lleno.
- Será un honor, Duque, estaré allí. La cuenta corre por la casa, contar con su presencia ha sido un verdadero privilegio – hace una reverencia perfecta, Finnian le da un vistazo, sonríe y se marcha del sitio.
En cuanto Nayana ve que ya no se encuentra cambia su expresión aquella sonrisa fingida se borra de su rostro, ahora mostrando fastidio, enseguida se marcha del sitio con Anastasia deben preparar todo para su encuentro el día de mañana, sabe que aparte de seguir adulando al Duque, tendrá que enfrentar de nuevo a Cataleya.
Por otra parte, Cataleya esperaba ansiosa en el Ducado, la llegada de Finnian, quería ver a Finnian, escuchar de sus propios labios cómo había "puesto en su lugar" a esa insolente forastera y, sobre todo, saber cuándo se marcharía del ducado para siempre, ella se encargaría de escoltarla fuera del lugar, con un único propósito humillarla ante todos, solo de esa manera la gente aprendería a respetarla. En cuento vio que el carruaje se acercaba, salió de prisa de su habitación, interceptando a Finnian antes de que pueda llegar a su estudio.
- ¿Y bien? ¿Ya has hablado con esa... esa insolente? ¿La pusiste en su lugar? ¿Cuándo la haremos marchar de nuestras tierras? No puedo creer la forma en que se atrevió a tratarme, debe estar muy arrepentida de cada una de sus palabras, pero ha si venga de rodillas no permitiré que se quede.
- Cataleya, baja la voz por favor, no entiendo porque te desesperas tanto.
- ¡Pero Finnian, se trata de mi honor! ¡De tu honor! ¡Esa mujer me humilló frente a todos! ¿Acaso no te importa?
- Por supuesto que me importa cariño, he hablado con Lady Nayana y te diré una cosa, Cataleya, subestimas seriamente a esa mujer, no es como la describiste, es muy diferente en realidad – Cataleya queda atónita al escuchar lo que dice.
- ¿Subestimarla? ¡Es una simple comerciante insolente! ¡Una forastera sin modales! Acaso no lograste ver lo vulgar que es.
- No, no lo es. Es dueña de dos negocios florecientes que están atrayendo riqueza a mi ducado, y posee una mente tan aguda como su lengua. Hay algo más en ella de lo que tus ojos cegados por la rabia pudieron ver. Ha viajado, ha aprendido y tiene una visión que podría ser... útil, de hecho, creo que podrías entablar junto a ella un negocio que nos beneficiaria.
- ¿Útil? ¿Estás defendiéndola? ¡Finnian, ella me insultó, te insultó a ti, habló de Liora como si tuviera derecho! ¡Y me puso la mano encima! Y me dices que vas hacer negocios con ellas, si fuera a ti el que insultaban de seguro ya lo habrías ejecutado.
- La historia de tu "humillación" está teñida de tu propia imprudencia, Cataleya - se acercó a ella, su voz bajando a un tono peligroso que la hizo temblar -, no fuiste discreta, ni supiste manejar la situación con la mínima dignidad que esperaba, de esa manera deseas ocupar el puesto de Duquesa…, y sí, habló de Liora y de mí. Con una franqueza que, aunque arriesgada, no carece de perspicacia, pero no la defiendo.
- ¿Qué estás diciendo?
-En la nobleza siempre existen intrigas, problemas, no le vas a gradar a todas las personas, no esperaras que a cada persona que diga algo de ti, la saque del Ducado, si es de ese modo, no quedara nadie, lo entiendes…
- No puedo creer que me hagas esto.
Sin querer escuchar nada más Cataleya se marcha a su habitación, Finnian suspira frustrado por su actitud, decide concentrarse en sus labores, en vez de ir tras Cataleya, ya hace un tiempo atrás se esta cuestionando si en verdad la aprecia, por ahora decide no darle mas importancia al asunto y concentrarse en otras actividades.