Veneno

Ahora el colegio era una feroz jungla de amenaza sobre mi, todos murmuraban algo sobre un tipa borracha que se había metido con un tipo mayor y el alardeaba de esa noche, hablaba con sus amigos del colegio sobre esto y todos estaba interesados, supongo que por el morbo de la situación, de saber quién había sido.

— Sospecho que eres tu— Juliana había dicho en un día de noviembre— Tu estabas allí.

— Solo quiero olvidar— claro que quería hacerlo pero la curiosidad me mataba y cada vez más, yo quería saber quién era esa persona.

El rumor seguía expandiéndose por varios días, las mujeres hablando de esa persona como si fuera una puta fácil y yo sentía que esos insultos iban para mi. Así que cada vez más me retraía, vistiendo ropa grande y evitando charlas con otras personas que fuesen Juliana o Alejandro, evitando cualquiera conversación que hablara sobre ese escandaloso temita pero una tarde del veinte de noviembre apareció aquel tipo.

Afuera del colegio estaba, mientras todos hablaban frente al colegio y otros se iban para sus casas, me acuerdo tanto que Alejandro y yo salimos tomados de las manos y él me miró, con su ropa bastante ordinaria y una sonrisa desagradable. Mi novio lo conocía así que no dirigimos allí, pero no esperaba tal humillación.

— Hola, amor— dijo ese sucio tipo, tocando mi rostro con sus toscos dedos y haciendo que Alejandro me alejara de él— ¿Es la novia de la que tanto hablas?

— Si— aseguro mi pareja, era un ambiente demasiado tóxico y yo sentia muy lejana mi seguridad, con mis piernas temblando y varias personas mirando hacia nosotros— ¿Por qué?— esa pregunta que ahora deseo que él no hubiera hecho.

— Suaves piernas— empezó a hablar aquel tipo, recorriendo mi cuerpo con su asquerosa mirada— Pezones rosados— seguía hablando— Cuando la penetraba, sus cejas se arrugaban y cuando termine, durmió en posición fetal.

Él había sido, pero lo que más me dolía era como recordaba todo mientras yo estaba borracha y dormida, él sabía que no estaba en un estado para dar mi consentimiento y de todos modos lo hizo, la cabeza me daba vueltas hasta que sentí unas calidas manos en mis hombros y escuche la voz de la persona a mí lado:

— Hijo de puta— había dicho Juliana mientras me tenía en sus brazos— Alardeas de haberla violado con tanta eficiencia.

— ¿Violarla?— se burló, deje de sentir mi mano atada a la de Alejandro y cuando me di cuenta, él se había alejado de todo— Pero si abrió las piernas demasiado fácil.

Sus amigos se burlaban, era como si yo fuera un chiste muy entretenido y ellos sólo lo estuvieran gozando, ellos eran amigos de gran parte de las personas con las yo estudiaba en el mismo curso, incluso de cursos superiores así que dudaba que las personas llegarán a creer que él había abusado de mi, y cuánta razón había tenido en ese momento.

Fui alejada de todas las personas por Juliana mientras el llanto energía de mi cuerpo, nos sentamos en un parque que quedaba de camino a mi casa y ella me abrazó el tiempo necesario sin hacer preguntas, solo tocando mi cabello y susurrando palabras tranquilizadoras.

Luego de eso, fui fichada de puta y fácil, recibía constantes invitaciones de tipos de grados superiores y así duro hasta el término del año estudiantil, pude respirar al fin de tanta mierda del colegio pero en mi casa no era para nada mejor. Mi mamá y mis hermanos decidieron enviarme a un campamento en la iglesia.

Para ese entonces yo ya estaba muy lejos de Dios.

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Aún recuerdo claramente cuando mi mamá me envió allí, claramente no era muy religiosa pero encontré la paz en esa semana que estuve desconectada de todo.

Recuerdo cuando subí al bus en que nos llevarían a aquella finca, en el asiento había compartido con un tipo bastante alegre que me saco muchas sonrisas a lo largo del trayecto, era fácil hablar con él y reír, era como olvidar un poco la realidad envolvente a la que iba a volver a entrar en el nuevo año estudiantil.

Cuando llegamos al lugar, nos dieron de comer y más tarde nos hablaron de las actividades por hacer. Fue todo demasiado cómodo.

Todos los días nos despertaban a las cuatro de la mañana, a las cinco ya teníamos que estar en el comedor desayunando para luego ser llevados a las siete de la mañana a la primera reunión del día, con el predicador hablando de la palabra de Dios, a las nueve de la mañana nos llevaban a caminatas en las que el pastor nos hablaba de la gracia de Dios y al medio día volvíamos al almuerzo.

Luego, a las dos de la tarde nos hacían trabajos en equipos y luego, tendríamos el día libre de hacer lo que quisiéramos, los pastores estaba dispuestos a escucharnos o simplemente podíamos pasar el rato visitando a los animalitos.

En el último día, decidí acercarme al pastor.

— Verónica— hablo cuando me vio sentarme frente a él, toda nerviosa— ¿Cómo estás?

— Por el momento cómoda— apenas pude susurrar, mirando las mangas de mi suéter de lana— Me gustaría hablar con usted.

Esto era lo que hacía por esa época, hablar de mis problemas con los líderes de las iglesias para que luego me mandarán a rezar, así que ahora simplemente hablaría con este hombre, como último recurso. En esa época, cuando era una niña de quince años, no sabía a quien más acudir.

— Dime— me invitó a contarle.

— ¿Es considerado violación si un hombre tiene intimidad conmigo cuando no estoy en todos mis sentidos?— solté la pregunta, en el última tiempo me habían considerado como una puta por algo que nunca desee que pasara.

— Claro— habló el hombre, ahí me di cuenta que la equivocada no era yo— Si un hombre íntima contigo cuando no estás consciente de la situación, o cuando te has negado y te muestras arisca, es un abuso.

— Incluso cuando todos me tratan de puta— ya no pregunte cómo si fuera una suposicion y el hombre de mayor autoridad en la iglesia me miró, luego hizo señas a una líder femenina y ella se acercó a nosotros.

— Ella es la líder Tania, mi esposa— presentó el pastor a la mujer— Será más cómodo para ti hablar de este tema con ella.

Así fue como el hombre me dejó con su esposa, la cual tomo mis dos manos y me miró:

— Cuentame—

— Un tipo íntimo conmigo cuando no estaba consciente— le empecé a contar demasiado incómoda— Y todos me llaman puta desde que este asunto salio a la luz.

— ¿Hablaste de esto con tu mamá?— pregunto Tania, yo simplemente no lo haría, ni en ese entonces ni ahora. negué con la cabeza— ¿Por qué?

— Me da asco de mi misma— Hablé con sinceridad.

— Solo Dios puede sanar tu corazón— habló la mujer y en ese momento me di cuenta que no debía confiar mis cosas en estas personas, aunque tuvieran las mejores intenciones del mundo, yoas que nadie sabía que Dios no curaría mi corazón. Se lo había pedido desde que ese tipo me había humillado.

Fue la última vez que volvía a estar cerca de la iglesia.

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