Just Hold On

Llegó Julio y mi mamá había conseguido que el director me dejase llevar pantimedias gruesas para que no se vieran las cortadas, lo cual era demasiado como porque podía andas con las piernas abierta sin que se vieran mis calzones, para esta epoca ya habia empezado a notar que Narciso andaba a mis espaldas todo el tiempo, hasta el punto en que en los recesos compraba la misma comida que yo comía y la comía a la par mía, en cierto punto me hacía sentir bastante incómoda que lo hiciera, también era muy raro verlo intentar acercarse a mí de manera desesperada, Jacobo también lo estaba notando y le parecía alarmante pero no dijimos nada.

Por esas épocas, Jacobo se la pasaba mas tiempo conmigo y había conocido a mi hermana mayor, la cual estaba escribiendo canciones para venderlas a los musicales que organizaban algunos grupos teatrales y estudiantes de teatro de universidades, también se la pasaba ayudando a mi mamá en el almacén y en las tardes volvía para estar junto a mi. Me compraba libros con novelas cursis o poemarios dulzones que me llenaban de paz al leerlos bajo el sonido del piano de algunas baladas.

Más tarde, me llevaba a alguna cafetería y hablábamos de lo que yo necesitaba, solía comprarme también muchas playeras de The Neighborhood y me preguntaba por mis canciones favoritas, hablábamos de todo y con ella me sentía en casa, era como estar en medio de una dulce melodía de alguna canción de Sufjan Stevens y no querer salir de allí.

Luego nos acostamos en mi cama y ella me envolvió en sus brazos, me hacía sentir cálida y protegida hasta que en una noche, mientras mi mama y mi hermano hacían inventario de la mercancia del almacen, la puerta de nuestra casa fue atacada con fuerza, haciendo que ambas fuéramos a abrirla con curiosidad, alli me encontre con la deshecha cara de Alejandro, llena de lágrimas y apestando a licor. Lucia mal.

— Perdón—susurró poniéndose de rodillas mientras dejaba la botella de aguardiente en el piso de cemento y agarraba mis manos, apoyó su frente en mis nudillos y sentí las aguas saladas mojar mis manos— Perdóname.

— Dios— susurró mi hermana mirando la escena, aparte mis manos de su agarre.

Alejandro al notar esto, me miró con culpabilidad y empezó a pegarse en el rostro mientras gritaba que era un cobarde, mi corazon sintio una punzada al verlo en este estado, ver como con sus puños golpeaba su rostro y como los sollozos retumbaban por mis oídos, fue una escena desgarradora que aún viven en mi mente:

— Fingir estar bien me esta matando— sollozo mientras pegaba su frente al suelo y senti como mis ojos picaban tratando de retener la duras lagrimas dentro— Ver como te desmoronabas me esta matando por dentro, es como si no pudiera tener nada mas en mi cabeza que no seas tu llorando y las asquerosas palabras de mi hermano y ese idiota— recuerdo que sollozo y solo puedo recordar como la culpa lo estaba matando.

—Tienes que irte— le pedí sorbiendo mientras tapaba mi nariz con la manga del suéter—Es tarde, vete a casa.

— ¿Para qué?— recuerdo que cuestiono levantando el rostro hasta mirarme con sus hinchados ojos— Es un infierno, me estoy ahogando.

— No hay nada que yo pueda hacer— susurre para luego intentar entrar a mi casa pero él me lo impidió tomando mi muñeca y alzando un poco la manga del suéter, dejando al descubierto las heridas que yo misma me hice. Al notar que él las había visto, me solté de su agarre y las volví a tapar, él quedó pasmado en su sitio y luego las lágrimas empezaron a bajar por su rostro— Alejandro.

— ¿Por qué lo hiciste?— recuerdo que empezó a preguntar con insistencia, con las lágrimas rodando por sus ojos para luego intentar agarrarme con fuerza por los hombros pero mi hermana lo empujo y se puso entre nosotros de manera protectora— ¡Verónica!

— Basta— hablo mi hermana empujándolo cada vez que intentaba acercarse a mi.

— ¿Fue por eso?— seguía insistiendo y yo solo pude dejar caer lágrimas de mis ojos— ¡Vero, perdón!— gritó él y luego mi hermana cerró la puerta de la casa.

Ella se giró hacia mi y aun recuerdo bastante claro como me abrazo hasta que la calidez de su cuerpo me hizo llorar intensamente, me llevo aun en el abrazo, al cuarto y allí nos acostamos. Aun recuerdo como pasaba sus dedos por mi largo cabello, tocándolo con suavidad y dejándome descansar en su regazo con tranquilidad, sin preguntar nada pero haciéndome sentir segura y tranquila.

— ¿Nunca has pensado en cortar tu cabello?—me cuestiono mi hermana, haciendo que olvidara el asunto.

— Es mi escudo— le respondí con mi ojos cerrados, era bastante tranquilizador no pensar en lo de hace rato— ¿Que haré cuando quiera ocultarme del mundo?

— Nadie debe ocultarse del mundo y menos con esa cara que te mandas— susurro mi hermana con suavidad—Déjame cortar tu cabello.

— ¿Ahora?— cuestione dudosa.

— Lo aprendí cortan en mis muchos viajes— hablo ella sacándome de su regazo hasta que me senté en la cama— Te dejare hermosa.

La dejé hacerlo, en realidad había quedado demasiado bien. Aun recuerdo lo emocionada que estaba y como parecía tan profesional mientras pasaba las tijeras por todo mi cabello hasta dejarme con un corte similar al de esos chicos asiáticos de aquellas bandas que volvían locas a las chicas de mi clase, había quedado bastante bien en mi opinión y me hacía ver diferente, me sentía bien mirándome al espejo, pasaba mis manos por mi nuca y mi hermana soltó una suave carcajada:

— Te ves perfecta— susurro.

Ese momento hice memoria a aquella cancion que decia: "‪What do you do when a chapter ends?‬ ‪Do you close the book and never read it again?‬‪, Where do you go when your story's done?‬. You can be who you were or who you'll become, if it all goes wrong, darling just hold on" y eso me hizo sentir la persona más satisfecha, por esos poco momentos es que aun seguía respirando y te estoy contando mi historia.

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