_Ahí vienen_ dijo Sean\, aliviado.
Sarah siguió su mirada y vio a Elodie, Niall y Winter dejar la estación de gasolina.
_¿Que les tomo tanto tiempo\, Niall?_ pregunto tan pronto como estuvieron lo suficientemente cerca para escuchar.
_El hombre de adentro tenia una historia que valía la pena escuchar_ replico con su modo alegre.
_¿Una historia?_ siseo.
Por supuesto, Niall escogería este momento para escuchar historias, posiblemente con un trago en la mano. El era un guerrero fuerte y completamente leal, pero a veces tendía a no comprender la gravedad de la situaciones.
_Vieron algo por aquí_explico Winter señalando con una mano hacia la estación de gasolina. con otra sostenía la mano de Niall.
Todos voltearon para seguir su mirada y, desde la ventana de la tienda, un hombre calvo con bigote negro y sentado en la caja se encontró con su mirada.
_Algo grande y blanco\, muy grande_ continuo Niall mientras se pasaba las manos por su cabello castaño claro_. Decían que era un golem.
_Mierda\, son demonios_dijo Sean\, apremiante_. Solo vayámonos. ¿Todavía nos falta mucho\, Nicholas?
_No\, no mucho. Pero hay que apurarnos_respondió. Algo en su tono hizo que los labios de Elodie se pusieran mas azules\, mientras su veneno que era su poder familiar empezaba a extenderse en su cuerpo\, listo para ser liberado.
_Sean\, hay un demonio\, aquí\, ahora_ susurro\, sus labios se oscurecieron aun mas; sus poderes psíquicos le avisaban de las cosas antes de que sucedieran.
Elodie tomo a Nicholas del brazo para ayudarlo a entrar en el coche, cuando soltó un gruñido profundo y bestial que los detuvo a todos. Justo en ese momento, los cuervos alzaron el vuelo, sus graznidos alarmantes herían el cielo.
_Winter\, entra al coche_ordeno Niall. Winter obedeció al momento\, perdió color de la cara.
Los labios de Elodie ahora estaban negros. Las manos de sarah ardían. Niall tarareaba lentamente, su canción se preparaba para herir y destruir, mientras que las manos de Sean sujetaba su sgian-dubh, listo para trazar runas mortales. ''Estamos destruidos'', pensaba, ''Hay gente por todas partes. Quieren destruirnos con tantas ganas que yo no les importa esconderse''.
Justo en ese momento, un grito terrible se escucho en el interior de la estación de gasolina. Sarah entrecierro los ojos, se asomo por la ventana, trataba de ver de donde venia la amenaza. El hombre de bigote que había estado sentado en la caja ahora tenia un pañuelo rojo en la cabeza. Sarah aulló cuando se dio cuenta que no era un pedazo de ropa lo que le cubría la cabeza, si no la mitad de su cuero cabelludo levantado de la cabeza.
De repente, la puerta de la tienda exploto en un millón de pedazos de vidrio y algo enorme, blanco y encorvado salio, era increíblemente veloz a pesar de su tamaño, su cara plana y gelatinosa olisqueaba el aire, sus largas manos con garras se estiraban para sujetar y retorcer. Sarah noto que eso era lo que había visto en sus sueños.
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