Episode 18

Todos están durmiendo ahora, salvo nuestro propio príncipe de la Oscuridad, que esta merodeando en pequeños círculos, apoyándose en lo que encuentre a la mano, al igual que un hombre borracho, como siempre. Es peor que yo cuando se trata de insomnio. Salgo del coche y me siento con la espada recargada en un árbol. Voy a practicar las runas un poco, tratar de canalizar los pensamientos que me persiguen ahora, como cada noche.

Después de un rato trazando runas con mi sgian-dubh, empiezan a aparecer chispas rojas enfrente de mi, y luego se convierten en cintas rojas que bailan y giran en forma y patrones. De repente puedo ver como las runas que estoy trazado arden un rojo intenso en el aire. Esto solo ha pasado una vez, cuando los demonios de la tierra atacaron a Elodie y a mi de camino a casa de Sarah. Me pregunto por que no sucedió hoy cuando lo necesitaba, cundo el demonio en la estación estaba enfurecido. Pero sea la razón que sea, esta sucediendo ahora. Las chispas son cautivadoras, ríos de fuego que parecen en el airea mi alrededor, como luciérnagas.

Me detengo para evitar que las luces atraigan una atención indeseada. Algo esta despertando en mi interior, algo que me asusta y me emociona al mismo tiempo. Pero aun no esta completamente listo. Todavía no.

No hace mucho tiempo, en mansión ancestral de los Midnight, en Islay, Sarah encontró una carta entre las cosas de su abuela. Una carta de mi madre. No de mi madre adoptiva, si no de mi madre biológica, Amelia Campbell, la que me fue arrebatada. En la carta, mi madre le pedía a Stewart Midnight, el tio de Sarah, que me cuidara, porque también tenia sangre secreta. Pense que era un guardabosques, alguien entrenado por las familias secretas para protegerlos y ayudarlos, alguien con habilidades pero sin poderes como tal, y yo estaba orgulloso de eso, era todo lo que conocía y todo lo que quería, pero resulto que mi madre era una heredera secreta. Su amor por mi padre, un profano, fue prohibido por las mismas razones por la que Sarah y yo no podemos estar juntos: los hijos nacidos de tal unión no heredan los poderes.

Mi padre fue expulsada de su familia, los Campbell, y fue enviada a Nueva Zelanda. Murió joven, pero la carta que dejo a Stewart fue su ultimo deseo. Fue el hijo de Stewart, Harry Midnight, quien tomo la tarea de cumplir su petición. Sin decirme la verdad sobre mi nacimiento, justo como lo había ordenado su padre, Harry me entreno como Guardabosques. Por años, pensé que nuestro encuentro, una noche en el campus de mi universidad, había sido una chispa de suerte. Ahora se la verdad. Harry Midnight, el hombre que me pidió como ultima voluntad que tomara su identidad y cuidara de su prima Sarah Midnight, me había identificado desde el principio.