Desafiando las Leyes de la Física

Mientras Don Pepe continuaba con su peculiar exposición, Elvira se inclinó hacia Marta, su perfume intensificándose con el movimiento:

—¿Sabes? —susurró, con ese tono de quien está a punto de compartir un secreto de estado—. Don Pepe una vez intentó seducir a la señora del quinto con poemas escritos en los recibos de la luz. María Alejandrina los encontró y los usó para envolver pescado. —Sus ojos brillaban con malicia mientras añadía—: Aunque entre tú y yo, creo que la señora del quinto guardó uno o dos... para ocasiones especiales, ya me entiendes.

Marta contuvo una risa, notando de reojo cómo Rogelio la miraba por tercera vez en los últimos cinco minutos. Había algo en su manera de observarla, entre tímida y ardiente, que la hacía sentir extrañamente halagada y culpable a la vez. Sus mejillas se tiñeron de un rosa suave cuando sus miradas se cruzaron accidentalmente, y el calor que sintió no tenía nada que ver con la temperatura de julio.

Al terminar la reunión, mientras los vecinos se dispersaban, Rogelio se acercó a Marta con la sutileza de un elefante en una tienda de porcelana. Su camiseta, aún húmeda por el ejercicio anterior, se pegaba a su torso de una manera que hacía difícil mantener la conversación en un nivel estrictamente vecinal.

—He visto que tienes algunas cajas sin desembalar en el pasillo —comentó, pasándose una mano por el pelo con nerviosismo, un gesto que resaltaba los músculos de su brazo—. Si necesitas ayuda...

—Oh, gracias, pero... —Marta buscó una excusa que no llegó, distraída momentáneamente por una gota de sudor que se deslizaba por el cuello de Rogelio.

—¡Insisto! —Rogelio sonrió, mostrando un entusiasmo que hacía que sus ojos brillaran como los de un cachorro. Se acercó un paso más, reduciendo el espacio entre ellos a una distancia que hacía que el aire se volviera más denso—. Es mi deber como vecino.

Antes de que Marta pudiera responder, el taconeo se escuchó primero, como un repiqueteo musical que hizo que Don Pepe moviera las orejas cual perro de caza. Luego llegaron las risas, ese tipo de sonido cristalino que hace que los hombres pierdan el norte y las brújulas se vuelvan locas. Virginia apareció en el pasillo como aparece el primer rayo de sol después de una semana de lluvia: inesperada y cegadora.

Su minifalda azul —un pedazo de tela que parecía haber sido cortado con más optimismo que centímetros— bailaba con cada paso como si tuviera vida propia. Los estampados florales se movían al ritmo de sus caderas, creando un efecto hipnótico que probablemente violaba alguna ley de tránsito sobre distracciones en la vía pública. 

La blusa color piel se ajustaba a su torso como si hubiera sido pintada por un artista renacentista particularmente inspirado. El tejido, en una batalla perdida contra la gravedad, se esforzaba heroicamente por mantener su integridad estructural. Era el tipo de prenda que hace que las madres frunzan el ceño y los padres revisen las políticas de su seguro médico cardiovascular.

Don Pepe, que hasta ese momento había estado fingiendo interés en ordenar unos papeles (que sostenía al revés, por cierto), experimentó una transformación digna de documental de National Geographic. Su columna vertebral, que normalmente tenía la postura de una pregunta mal formulada, se enderezó como si le hubieran insertado una barra de acero. Sus hombros caídos se cuadraron con la precisión de un militar en parada, y su papada, esa vieja compañera de batallas, intentó replegarse en un esfuerzo valiente pero inútil.

El cambio fue tan súbito que los papeles en sus manos se desperdigaron por el suelo como confeti en una fiesta sorpresa. Algunos documentos importantes —facturas del agua, recordatorios de pagos atrasados y una revista de culturismo que juraba leer solo por los artículos— flotaron perezosamente hacia el suelo en lo que parecía una danza sincronizada con el vaivén de la falda de Virginia.

La joven, ajena al caos cardiovascular que estaba provocando, continuó su camino hacia las escaleras con la gracia de una bailarina y la inocencia de quien no es consciente del poder de su presencia. Cada paso era como una pequeña victoria contra las leyes de la física: la falda subía lo justo para provocar un infarto pero no lo suficiente para provocar un escándalo, mientras la blusa realizaba hazañas de ingeniería que harían llorar a un arquitecto.

El aire acondicionado, ese viejo cómplice de momentos incómodos, eligió precisamente ese instante para soplar con más fuerza, creando un efecto Marilyn Monroe que casi provoca que Don Pepe necesitara atención médica inmediata. La tela de la falda se elevó lo suficiente como para hacer que el tiempo se detuviera por una fracción de segundo, durante la cual Don Pepe olvidó completamente su propio nombre, dirección y número de la seguridad social.

Los fluorescentes del pasillo, esas viejas bombillas que normalmente emitían una luz del color de las decisiones mal tomadas, parecieron intensificar su brillo, creando un halo alrededor de Virginia que la hacía parecer una aparición celestial en medio del prosaico pasillo comunitario. O quizás era solo que a Don Pepe se le estaba cortando el riego sanguíneo al cerebro por mantener el cuello girado en un ángulo humanamente imposible.

—¡Virginia, preciosa! —exclamó, intentando apoyarse casualmente contra la pared y fallando por varios centímetros. Su voz adoptó ese tono meloso que María Alejandrina llamaba "modo cascabel en celo"—. ¿Qué te han parecido las nuevas normas?

Virginia rió, ese tipo de risa que hace que las flores crezcan y los hombres pierdan el juicio. Se inclinó ligeramente hacia adelante, en un gesto que parecía inocente pero que hizo que Don Pepe necesitara aflojarse el cuello de la camisa.

—¡Muy interesantes, Don Pepe! Sobre todo la parte del ascensor... —Su voz tenía ese tono juguetón que sugería que estaba pensando en algo completamente diferente a la capacidad máxima del elevador.

Capítulos
1 Bienvenidos al Edificio
2 Subiendo las Escaleras
3 Regañando a Don Pepe
4 Las Reglas de la Comunidad
5 Desafiando las Leyes de la Física
6 El Vestido Veraniego
7 La Peculiar Rosario
8 Desnudando a una Gacela
9 Las Llaves Perdidas
10 El Mueble Rebelde
11 La Videollamada de Ernesto
12 Transmisión en Vivo
13 Risas y Malos Entendidos
14 Un Éxito en las Redes Sociales
15 Fiesta para Ernesto y Marta
16 Accidentes en la Fiesta
17 Inusitadas Ocurrencias
18 Recuerdos de la Fiesta
19 El Sueño del Edificio
20 Invitación no Rechazada
21 Triángulos Amorosos
22 En Salón Comunitario
23 Los Primeros Vecinos
24 Se Pone Interesante
25 Escaneo y Recuerdos
26 ¿Empieza la Sesión o los Enredos?
27 Los Gemelos al Ataque
28 Final de Sesión de Yoga
29 Un Mensaje de Amor
30 ¿Tantos Sospechosos?
31 Todos se Acusan
32 El Misterio Continuará
33 Cine en la Azotea
34 Pequeños Inconvenientes
35 Apagón en la Azotea
36 Y se Hizo la Luz
37 Salón de Eventos del Edificio
38 Entre Marta y Rosario
39 Un Espectáculo Maravilloso
40 Una Bailarina de Porcelana
41 Regalos y Resignación
42 La Noche de las Confesiones
43 Por Las Noches Alguien La Sigue
44 Admirando la Creatividad
45 Masajeador de Cuellos
46 Los Nombres Cambiados
47 Sonidos Muy Sospechosos
48 El Misterio de los Mensajes
49 Material Educativo y Balcón Ajeno
50 Movimientos Extraños y Encajes de Colores
51 Las Tuberías de Agua Pueden Esperar
52 El Beso
53 Discreción, un Concepto tan Extraño
54 A Ignorar los Chismes
55 ¿Enseñar Matemáticas u Otra Cosa?
56 Pensamientos Prohibidos
57 El Hallazgo Que Desata El Caos
58 Cómo Un Reguero De Pólvora
59 Se Generaliza Murmullos y Chismes
60 Un Pensamiento Inquietante
61 Cuatro Veces Negado
62 El Descubrimiento
63 Propuesta Indecente
64 Un Juego Peligroso
65 Un Chivo Expiatorio
66 Acorralado
67 Nada es Gratis
68 ¿Y si Esa Prenda Fuera Mía?
69 Enredos Con La Prenda Íntima
70 Aparece la Dueña de la Prenda
71 ¡Atención, lectores apasionados de "Abriendo Placeres en el Edificio"!
72 Crónica de un Desastre Anunciado
73 Presagio De Una Tormenta
74 Telarañas De Secretos
75 Esta Noche, Encaje Negro
76 ¿Quiénes Son Esos Admiradores?
77 El Tribunal Del Deseo
78 Reunión Vecinal Aburrida
79 Una Reacción En Cadena
80 El Robo De La Intimidad
81 Desaparición De Una Prenda Roja
Capítulos

Updated 81 Episodes

1
Bienvenidos al Edificio
2
Subiendo las Escaleras
3
Regañando a Don Pepe
4
Las Reglas de la Comunidad
5
Desafiando las Leyes de la Física
6
El Vestido Veraniego
7
La Peculiar Rosario
8
Desnudando a una Gacela
9
Las Llaves Perdidas
10
El Mueble Rebelde
11
La Videollamada de Ernesto
12
Transmisión en Vivo
13
Risas y Malos Entendidos
14
Un Éxito en las Redes Sociales
15
Fiesta para Ernesto y Marta
16
Accidentes en la Fiesta
17
Inusitadas Ocurrencias
18
Recuerdos de la Fiesta
19
El Sueño del Edificio
20
Invitación no Rechazada
21
Triángulos Amorosos
22
En Salón Comunitario
23
Los Primeros Vecinos
24
Se Pone Interesante
25
Escaneo y Recuerdos
26
¿Empieza la Sesión o los Enredos?
27
Los Gemelos al Ataque
28
Final de Sesión de Yoga
29
Un Mensaje de Amor
30
¿Tantos Sospechosos?
31
Todos se Acusan
32
El Misterio Continuará
33
Cine en la Azotea
34
Pequeños Inconvenientes
35
Apagón en la Azotea
36
Y se Hizo la Luz
37
Salón de Eventos del Edificio
38
Entre Marta y Rosario
39
Un Espectáculo Maravilloso
40
Una Bailarina de Porcelana
41
Regalos y Resignación
42
La Noche de las Confesiones
43
Por Las Noches Alguien La Sigue
44
Admirando la Creatividad
45
Masajeador de Cuellos
46
Los Nombres Cambiados
47
Sonidos Muy Sospechosos
48
El Misterio de los Mensajes
49
Material Educativo y Balcón Ajeno
50
Movimientos Extraños y Encajes de Colores
51
Las Tuberías de Agua Pueden Esperar
52
El Beso
53
Discreción, un Concepto tan Extraño
54
A Ignorar los Chismes
55
¿Enseñar Matemáticas u Otra Cosa?
56
Pensamientos Prohibidos
57
El Hallazgo Que Desata El Caos
58
Cómo Un Reguero De Pólvora
59
Se Generaliza Murmullos y Chismes
60
Un Pensamiento Inquietante
61
Cuatro Veces Negado
62
El Descubrimiento
63
Propuesta Indecente
64
Un Juego Peligroso
65
Un Chivo Expiatorio
66
Acorralado
67
Nada es Gratis
68
¿Y si Esa Prenda Fuera Mía?
69
Enredos Con La Prenda Íntima
70
Aparece la Dueña de la Prenda
71
¡Atención, lectores apasionados de "Abriendo Placeres en el Edificio"!
72
Crónica de un Desastre Anunciado
73
Presagio De Una Tormenta
74
Telarañas De Secretos
75
Esta Noche, Encaje Negro
76
¿Quiénes Son Esos Admiradores?
77
El Tribunal Del Deseo
78
Reunión Vecinal Aburrida
79
Una Reacción En Cadena
80
El Robo De La Intimidad
81
Desaparición De Una Prenda Roja

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