Invitación no Rechazada

El edificio dormía la siesta de media tarde cuando Don Pepe, con su característica camisa hawaiana dos tallas más pequeña, se acomodaba en su silla de vigilante. Sus ojos, expertos en detectar el más mínimo movimiento sospechoso, se entrecerraron al ver a Ernesto charlando con Rosario en el pasillo del tercer piso.

—¡Ajá! —murmuró para sí mismo, inclinándose tanto en su silla que casi pierde el equilibrio—. Esto es más interesante que las telenovelas de María Alejandrina.

La conversación entre Ernesto y Rosario se desarrollaba en el pasillo como una danza sutil y peligrosa. Ella apretaba los libros contra su pecho, haciendo que su blusa escolar se tensara ligeramente, mientras sus caderas se balanceaban con ese vaivén hipnótico propio de una adolescente que apenas descubre su poder de seducción. Cada vez que Ernesto movía las manos explicando algún concepto matemático, Rosario ladeaba la cabeza, exponiendo la suave curva de su cuello, y sus pestañas aleteaban como mariposas traviesas.

—Entonces, si tomas el ángulo así... —Ernesto trazaba figuras invisibles en el aire, y Rosario se inclinaba hacia adelante, fingiendo interés en la geometría mientras sus labios se curvaban en una sonrisa que prometía más dudas que respuestas.

—¿Así? —preguntaba ella, mordisqueándose el labio inferior y girando su cuaderno en un ángulo imposible, lo que obligaba a Ernesto a acercarse más de lo necesario para corregir la posición.

Don Pepe, desde su punto de observación, sentía que sus ojos saltaban de sus órbitas como los de un personaje de dibujos animados. El lápiz que sostenía entre los dedos se partió en dos cuando vio a Rosario "accidentalmente" rozar el brazo de Ernesto al pasar una página.

—¡Virgen del amor hermoso! —murmuró, limpiándose el sudor de la frente con un pañuelo que hacía juego con su camisa hawaiana—. Esto no es trigonometría, ¡esto es trigono-erotría!

La escena continuaba con una tensión casi palpable. Cada vez que Ernesto señalaba algo en el libro, Rosario encontraba la manera de crear un pequeño roce, un contacto aparentemente casual que enviaba escalofríos visibles por la espalda del hombre. Sus movimientos, que cualquier observador casual podría interpretar como los de una estudiante entusiasmada, tenían ese toque de coquetería adolescente que hacía que Don Pepe se abanicara frenéticamente con una revista vieja.

—Y si aplicamos este teorema... —la voz de Ernesto se quebraba ligeramente cuando Rosario se inclinaba más de lo necesario, su perfume juvenil mezclándose con el aroma a tiza y papel nuevo.

—Mmm... —murmuraba ella, jugando distraídamente con un mechón de su cabello—. Los teoremas son tan... complicados.

Don Pepe, quien para este momento había desarrollado un tic nervioso en el ojo izquierdo, observaba cómo la "inocente" sesión de tutoría se convertía en una masterclass de seducción adolescente. Cada movimiento de Rosario parecía calculado con la precisión de un matemático: un paso aquí, una inclinación allá, un "tropiezo" que la hacía apoyarse en el brazo de Ernesto con una gracia que desmentía su aparente torpeza.

Mientras tanto, en el apartamento 3B, Marta se removía inquieta en el sofá, con el teléfono entre las manos como si fuera una brasa ardiente. La luz de la pantalla iluminaba su rostro sonrojado mientras leía por decimoquinta vez el mensaje de Arturo: "¿Has visto el nuevo café que abrieron en la esquina? Tiene un nombre tan pretencioso que te haría reír 😊"

Su cuerpo reaccionaba de forma traicionera ante cada notificación. El suave vibrar del móvil enviaba corrientes eléctricas por su espina dorsal, y el sonido característico de WhatsApp la hacía morderse el labio con anticipación. Sus dedos, inquietos como mariposas nocturnas, flotaban sobre el teclado virtual, rozando apenas las letras sin atreverse a presionarlas.

—Solo es un café —susurró para sí misma, mientras cruzaba y descruzaba las piernas, buscando una posición que apaciguara el hormigueo que subía por sus muslos—. Solo un estúpido café con un nombre ridículo.

Pero no era solo un café, y ella lo sabía. Era Arturo sugiriendo un encuentro casual, era la promesa velada de risas compartidas y miradas que duraban dos segundos más de lo apropiado. Era ese juego peligroso que llevaban semanas jugando, donde cada mensaje inocente ocultaba un subtexto que la hacía sonrojarse hasta la raíz del cabello.

Se levantó del sofá, caminando descalza por el apartamento mientras el teléfono seguía en su mano como una extensión de su cuerpo. El espejo del pasillo le devolvió la imagen de una mujer que apenas reconocía: mejillas sonrosadas, pupilas dilatadas, y una sonrisa tonta que no podía controlar. Su bata de seda se había aflojado durante su inquieto paseo, revelando más de lo que una mujer casada debería mostrar, incluso a su propio reflejo. Se estremeció al notar lo expuesta que estaba, recordando la sesión de cuidado personal íntimo de esa mañana, una rutina de belleza que ahora parecía premonitoria.

Tres puntos aparecieron en la pantalla. Arturo estaba escribiendo de nuevo. El corazón de Marta dio un vuelco y sus dedos se crisparon alrededor del teléfono. La espera se hacía eterna, cada segundo un pequeño tormento dulce que la hacía contener la respiración.

"¿Sabes qué? Estoy aquí ahora mismo. El café se llama 'Le Petit Désir'... 🙈"

Una risa nerviosa escapó de sus labios mientras un escalofrío recorría su espalda. Sus dedos cobraron vida propia sobre el teclado:

"Me encantaría... digo, me encantaría reírme del nombre 😊"

En cuanto presionó "enviar", una oleada de calor invadió su cuerpo. Se dejó caer de nuevo en el sofá, abrazando un cojín contra su pecho como si pudiera amortiguar los latidos desbocados de su corazón. La familiaridad creciente con Arturo la inquietaba y excitaba a partes iguales, como un vino dulce que subía lentamente a la cabeza, nublando su juicio pero intensificando cada sensación.

El teléfono vibró una vez más:

"¿Te espero? ☕"

Marta cerró los ojos, consciente de que cada respuesta la llevaba un paso más cerca de cruzar una línea que no estaba segura de querer cruzar. Pero sus dedos ya estaban escribiendo, su cuerpo ya había tomado la decisión que su mente aún debatía:

"Dame cinco minutos para cambiarme... 😊"

Capítulos
1 Bienvenidos al Edificio
2 Subiendo las Escaleras
3 Regañando a Don Pepe
4 Las Reglas de la Comunidad
5 Desafiando las Leyes de la Física
6 El Vestido Veraniego
7 La Peculiar Rosario
8 Desnudando a una Gacela
9 Las Llaves Perdidas
10 El Mueble Rebelde
11 La Videollamada de Ernesto
12 Transmisión en Vivo
13 Risas y Malos Entendidos
14 Un Éxito en las Redes Sociales
15 Fiesta para Ernesto y Marta
16 Accidentes en la Fiesta
17 Inusitadas Ocurrencias
18 Recuerdos de la Fiesta
19 El Sueño del Edificio
20 Invitación no Rechazada
21 Triángulos Amorosos
22 En Salón Comunitario
23 Los Primeros Vecinos
24 Se Pone Interesante
25 Escaneo y Recuerdos
26 ¿Empieza la Sesión o los Enredos?
27 Los Gemelos al Ataque
28 Final de Sesión de Yoga
29 Un Mensaje de Amor
30 ¿Tantos Sospechosos?
31 Todos se Acusan
32 El Misterio Continuará
33 Cine en la Azotea
34 Pequeños Inconvenientes
35 Apagón en la Azotea
36 Y se Hizo la Luz
37 Salón de Eventos del Edificio
38 Entre Marta y Rosario
39 Un Espectáculo Maravilloso
40 Una Bailarina de Porcelana
41 Regalos y Resignación
42 La Noche de las Confesiones
43 Por Las Noches Alguien La Sigue
44 Admirando la Creatividad
45 Masajeador de Cuellos
46 Los Nombres Cambiados
47 Sonidos Muy Sospechosos
48 El Misterio de los Mensajes
49 Material Educativo y Balcón Ajeno
50 Movimientos Extraños y Encajes de Colores
51 Las Tuberías de Agua Pueden Esperar
52 El Beso
53 Discreción, un Concepto tan Extraño
54 A Ignorar los Chismes
55 ¿Enseñar Matemáticas u Otra Cosa?
56 Pensamientos Prohibidos
57 El Hallazgo Que Desata El Caos
58 Cómo Un Reguero De Pólvora
59 Se Generaliza Murmullos y Chismes
60 Un Pensamiento Inquietante
61 Cuatro Veces Negado
62 El Descubrimiento
63 Propuesta Indecente
64 Un Juego Peligroso
65 Un Chivo Expiatorio
66 Acorralado
67 Nada es Gratis
68 ¿Y si Esa Prenda Fuera Mía?
69 Enredos Con La Prenda Íntima
70 Aparece la Dueña de la Prenda
71 ¡Atención, lectores apasionados de "Abriendo Placeres en el Edificio"!
72 Crónica de un Desastre Anunciado
73 Presagio De Una Tormenta
74 Telarañas De Secretos
75 Esta Noche, Encaje Negro
76 ¿Quiénes Son Esos Admiradores?
77 El Tribunal Del Deseo
78 Reunión Vecinal Aburrida
79 Una Reacción En Cadena
80 El Robo De La Intimidad
81 Desaparición De Una Prenda Roja
Capítulos

Updated 81 Episodes

1
Bienvenidos al Edificio
2
Subiendo las Escaleras
3
Regañando a Don Pepe
4
Las Reglas de la Comunidad
5
Desafiando las Leyes de la Física
6
El Vestido Veraniego
7
La Peculiar Rosario
8
Desnudando a una Gacela
9
Las Llaves Perdidas
10
El Mueble Rebelde
11
La Videollamada de Ernesto
12
Transmisión en Vivo
13
Risas y Malos Entendidos
14
Un Éxito en las Redes Sociales
15
Fiesta para Ernesto y Marta
16
Accidentes en la Fiesta
17
Inusitadas Ocurrencias
18
Recuerdos de la Fiesta
19
El Sueño del Edificio
20
Invitación no Rechazada
21
Triángulos Amorosos
22
En Salón Comunitario
23
Los Primeros Vecinos
24
Se Pone Interesante
25
Escaneo y Recuerdos
26
¿Empieza la Sesión o los Enredos?
27
Los Gemelos al Ataque
28
Final de Sesión de Yoga
29
Un Mensaje de Amor
30
¿Tantos Sospechosos?
31
Todos se Acusan
32
El Misterio Continuará
33
Cine en la Azotea
34
Pequeños Inconvenientes
35
Apagón en la Azotea
36
Y se Hizo la Luz
37
Salón de Eventos del Edificio
38
Entre Marta y Rosario
39
Un Espectáculo Maravilloso
40
Una Bailarina de Porcelana
41
Regalos y Resignación
42
La Noche de las Confesiones
43
Por Las Noches Alguien La Sigue
44
Admirando la Creatividad
45
Masajeador de Cuellos
46
Los Nombres Cambiados
47
Sonidos Muy Sospechosos
48
El Misterio de los Mensajes
49
Material Educativo y Balcón Ajeno
50
Movimientos Extraños y Encajes de Colores
51
Las Tuberías de Agua Pueden Esperar
52
El Beso
53
Discreción, un Concepto tan Extraño
54
A Ignorar los Chismes
55
¿Enseñar Matemáticas u Otra Cosa?
56
Pensamientos Prohibidos
57
El Hallazgo Que Desata El Caos
58
Cómo Un Reguero De Pólvora
59
Se Generaliza Murmullos y Chismes
60
Un Pensamiento Inquietante
61
Cuatro Veces Negado
62
El Descubrimiento
63
Propuesta Indecente
64
Un Juego Peligroso
65
Un Chivo Expiatorio
66
Acorralado
67
Nada es Gratis
68
¿Y si Esa Prenda Fuera Mía?
69
Enredos Con La Prenda Íntima
70
Aparece la Dueña de la Prenda
71
¡Atención, lectores apasionados de "Abriendo Placeres en el Edificio"!
72
Crónica de un Desastre Anunciado
73
Presagio De Una Tormenta
74
Telarañas De Secretos
75
Esta Noche, Encaje Negro
76
¿Quiénes Son Esos Admiradores?
77
El Tribunal Del Deseo
78
Reunión Vecinal Aburrida
79
Una Reacción En Cadena
80
El Robo De La Intimidad
81
Desaparición De Una Prenda Roja

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