15. Sustos nocturnos.

Ya estaban a punto de ser las 8:02 pm, cuando Bryon finalmente había llegado al apartamento de Aiden.

Miro unos segundos su teléfono para ver la contraseña, y luego la colocó en el panel de la puerta. Escuchando un que indicaba que la puerta ya estaba abierta.

Entro sigilosamente por el angosto pasillo; notando como todas las luces se encontraban apagadas, lo que le dio a entender que Aiden aún no había llegada a casa, así que camino silenciosamente por el pequeño pasillo hasta llegar a la cocina, que daba un panorama de la sala y el otro pasillo que llevaba a las habitaciones. Se quitó la mochila de encima y la colocó con cuidado en la isla de la cocina.

Miro por unos momentos los alrededores, percatándose de lo limpia y ordenada que estaba toda la casa, salvo por uno que otro juguete para mascotas en el suelo. Tanto la cocina como la sala eran extensas, y, a pesar de estar oscuro, se podía notar cierto patrón de colores en la estancia, que iban entre el azul marino; el naranja apagado; el rojo oscuro y también un azul más claro.

Cuando estaba a punto de irse, se dio cuenta que en una de las habitaciones del otro pasillo, tenía las luces encendidas y por debajo de la puerta se veía el reflejo del movimiento. Creyendo que se trataba de alguna mascota, Bryon no le dio mucha importancia hasta que escucho que algo se caía en la habitación, al mismo tiempo que se escuchaba un pequeño murmullo que no reconoció.

Alerta por ello, camino lentamente hacia la puerta, sacando sus afiladas garras para atacar si era necesario. Justo en ese instante en el que se encontraba frente a la puerta, las luces al otro lado de la habitación se apagaron abruptamente, y el silencio reino en todo el lugar, pero Bryon no le dio importancia, y tomando la manija de la puerta, la giro lentamente hasta abrir la puerta, y entrar en el cuarto, dándose cuenta que era una habitación mucho más grande que la suya, con dos grandes estándares llenas de libros dándole la bienvenida, junto con una pequeña alfombra en medio de la puerta. Al adentrarse más en la habitación, vio una cama igual de grande llena de distintos peluches de todos los tamaños; una mesa larga con libros; una lámpara y una computadora sobre el.

Cuando estaba a punto de tomar uno de los libros en el estante, una sombra a su espalda comenzaba a surgir lentamente, con algo parecido a un vate en sus manos; rápidamente la sombra atacó a Bryon, pero este reaccionó con rapidez bloqueándolo, sin embargo, no pudo evitar que fuera lanzado hacia el piso por la sombra. Sintiendo un dolor por el impacto, abrió los ojos con lentitud, solo para darse cuenta que tenía un cuchillo frente a sus ojos, y al subir más la mirada hacia la figura que lo atacó, se dio cuenta de que se trataba de Aiden, quién lo miraba con unos ojos fríos y asesino, mientras estaba sobre él.

—¿Aiden?—Preguntó sorprendido y con un leve sudor corriendo por su rostro; con el corazón latiendo sin parar.

—El estúpido?..., digo... Bryon?—Dijo también sorprendido de que el chico estuviera en su casa a esas horas— ¿Qué haces aquí?.

—Antes de responderte, ¿Podrías por favor quitarme ese cuchillo de la cara?, me está poniendo inquieto—Respondió mirando fijamente a cuchillo, para después centrar su atención en Aiden, que también lo miraba. Desde el punto de vista de Bryon, Aiden se veía sorprendentemente genial; sus ojos brillaban cuál diamante; su cabello desalineado le daba cierto aire de hermosura y nobleza, pero sobre todo, ese bello rostro con aire asesino aumentaba aún más el hipnotizante encanto que emanaba.

Aiden se percató del cuchillo en sus manos, y rápidamente lo apartó y se levantó encima de él, caminando solo unos pasos hacia un pequeño botón que encendió las luces del cuarto.

—Perdón, olvidé que lo tenía en mis manos—Dijo algo avergonzado—Ahora dime, ¿Cómo entraste a mi casa y como sabías en donde vivo?.

—Una de tus hermanas me lo dijo; una tal Iris— Respondió mientras se levantaba del suelo y tocaba con una de sus manos su espalda adolorida.

—Maldita Iris— Susurró Aiden para sus adentros. Luego volvió a mirar a Bryon— Sí ya no tienes nada más que decir, vete de una vez.—Comentó, mirándolo al recordar el gran asco y odio que sentía por el.

—Solo diré que..., realmente este es tu cuarto?, parece el de una niña de 12 años muy Otaku— Dijo con un tono burlón, conteniendo su risa.

—Cállate!... no es tu problema como se vea mi cuarto—Exclamó con cierta vergüenza en su rostro.

—Sí, sí ~, lo que tu digas—Se giró para salir con pasos relajados fuera de la habitación, aún entre risas— Aparte de delicado, muy niñeado.

—Solo sal de una vez, antes de que realmente te clave esté cuchillo—Levantó su cuchillo para luego agitarlo de un lado a otro, mientras se lo mostraba a Bryon desde la cocina.

—Bien~, que sensible eres—Dijo para finalmente abrir la puerta hacia la salida. Girando su cabeza para mirar a Aiden a los ojos— Buenas noches, don sensible—Y con esas palabras, Bryon cerró la puerta, dejando algo desconcertado a Aiden en la cocina.

—Que tipo más raro—Se rascó el pelo aún desconcertado por las últimas palabras de Bryon, pero rápidamente le dejó de dar mucha importancia y se dirigió de nuevo hacia su cuarto. Cerrando la puerta, y apagando las luces, para después sentarse en su cama. Y luego de unos segundos, abrir de nuevo ese pequeño cajón con seguro; sacar una botellita con un líquido naranja junto con un pequeño frasco de "agua", y tomarse un sorbo de ambos líquidos al verterlo en un vaso vacío.

— Aquí empezamos de nuevo—Sonrió amargamente. Levantando el vaso como si hiciera un brindis, bebiendo de nuevo la bebida, al mismo tiempo que todo su cuerpo temblaba por el asco que sentía al ingerir esa asquerosa bebida.

Luego de beberse esta bebida unas cuantas veces más, calló rendido en la cama por el sueño.

...♤♤♤♤♤ ♤♤♤♤♤...

Cinco días después, Aiden caminaba por los pasillos de la Uni; aún sintiéndose mareado y con ciertos dolores de cabeza con cada segundo y día que pasaba. Este día el particular, parecía que el dolor había disminuido con creces en comparación con los días anteriores, así que caminaba con mucho más ánimo de lo usual; tarareando una canción que había escuchado el día anterior mientras se dirigía a la biblioteca.

Cuando estaba a solo unos pasos de la puerta de la biblioteca, vio como frente a el se acercaba Leonor con pasos agigantados; con una mirada furiosa y decidida en su rostro. Ante aquel panorama, algo dentro de Aiden le advertía que nada bueno iba a suceder si dejaba que Leonor se acercara a él, así que comenzó a retroceder lentamente hacia atrás, aún con la mirada fija en Leonor que ya había notado como retrocedía.

Con cada paso que daba hacia atrás, Leonor daba otros dos cada vez más cerca. Y sin más opción, cuando vio el momento perfecto para tomar la iniciativa, salió corriendo con todas sus fuerzas para tratar de perder de vista a Leonor, sin embargo, fue en vano, Leonor corrían aún más rápido que él y solo era cuestión de tiempo para qué lo alcanzará.

—¿Por qué me sigues?—Exclamó sin parar de correr. Jadeando por el cansancio.

—¿Por qué tu corres?—Respondió ella con un grito; extendiendo su mano para poder agarrar la mochila de Aiden.

— Es porque parece que me quieres matar!—Exclamó aún más fuerte, pero sus pasos empezaban a disminuir cada vez más.

—Eso es una tontería!— Explicó. Cuando finalmente agarro a Aiden por la mochila y lo empujó hacia ella.

En consecuencia a esas palabras, y sorprendido por el fuerte tirón, Aiden giro su cabeza hacia arriba mirando a Leonor.

—¿Entonces por qué me sigues como si quisieras matarme?—Preguntó confundido y jadeando por el cansancio.

—Eso lo descubrirás cuando lleguemos— Dijo para girarse aún tomando la mochila de Aiden con su mano, y caminar mientras lo arrastraba por los pasillos.

—¿Llegar?— Cuando sintió el tirón de su mochila, se ahogó un poco—He... Hey!, ¿A dónde me llevas?—Grito mientras forcejeaba para que pudiera respirar un poco. Y cuando Leonor noto su comportamiento desesperado, sostuvo su cuerpo para colocarlo en su hombro, lo que desconcertó más a Aiden.

— No tienes porque saber a donde vamos.

—Oye!, ¿Por qué no me dejas caminar?!, esta pose es demasiado vergonzosa—Grito, forcejeando y con vergüenza al notar como las personas los miraban.

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