Aiden cayó de rodillas de forma abrupta, pero casi silenciosamente; no hizo tanto ruido con el pensó. Sin embargo, el chico con el que había chocado, se giró para mirarlo con una expresión llena de asombro.
—¿Estás bien?—Preguntó en chico con un tono de voz un poco fuerte; acercándose a donde estaba Aiden.
No respondo...
No porque él no quisiera, sino porque el pánico le estaba impidiendo hablar de forma correcta. Tenía la sensación de que el cualquier momento vomitaría, así que levantándose rápidamente y preparándose para correr, exclamó.
—Lo... Lo siento!—Dijo mientras emprendía de nuevo su carrera.
En todo el camino que iba corriendo por los pasillos, podía ver brevemente como las personas a su alrededor hacían diferentes expresiones: algunas con asombro, otras con asco y odio, e incluso hubo unas muy pocas que lo miraban con empatía, pero aun así no les presto atención, puesto que tenía algo mucho más urgente en lo que poner todo su interés.
Luego de tardar solo unos minutos, que para Aiden parecían horas, finalmente había llegado al baño. Abriendo con un fuerte estruendo la puerta para entrar hacia los baños; para después de mirar solamente unos momentos los cubículos, dirigirse al primero que notó que estaba vacío y entrar, cerrando la puerta tras de él. Dejó de resistirse y las náuseas comenzaron a aparecer de nuevo, pero esta vez, vomitando todo lo que se había estado aguantando en todo el camino. Al mismo tiempo que vomitaba, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, haciendo que su visión fuera mucho más borrosa de lo que ya era, y sus manos temblaran a causa del dolor.
Al cabo de lo que parecían ser unos 56 minutos, finalmente había cesado de vomitar, así que como pudo, se levantó del suelo con mucho esfuerzo; tirando de la palanca del inodoro y luego abriendo la puerta del cubículo; dirigiéndose a los lavamanos con pasos pausados debido a que sus piernas temblaban por estar mucho tiempo en la misma posición. Cuando se vio en el espejo, se dio cuenta de que su cara estaba demasiado pálida y sudando en exceso; se le notaban las ojeras; y su cabezo estaba totalmente desordenado, así que rápidamente abrió la manija para que saliera el agua y juntando ambas manos para qué se acumulará, se echó el agua a la cara para refrescarse un poco.
Pero mientras hacía eso, un chico entró a los baños, y se detuvo en seco al sentir unas feromonas Omegas en el ambiente, así que mirando a su alrededor, se dio cuenta que esas feromonas provenían de Aiden. Justo en ese preciso momento, Aiden estaba a punto de irse, pero cuando vio al chico que bloqueaba la puerta se detuvo solo unos pasos; mirándolo con una mirada desafiante.
—¿Podrías apartarte?, estás obstaculizando el camino—Expreso con un tono amenazante.
—¿Por qué debería?, ¿No estás teniendo problemas en estos momentos?, yo te puedo ayudar—Dijo con una sonrisa cínica y pervertida.
—¿Disculpa?...—La expresión de Aiden era una mezcla entre el asombro y un enojo que poco a poco iba incrementando de manera peligrosa. Pero su mente le comenzó a cuestionar que tal vez el chico había visto como él corría y lo siguió hasta los baños— ¿Acaso eres un maldito pervertido?
—Pervertido?, solo estoy tratando de ayudarte, deberías de estar agradecido con que te brinde mi ayuda— Respondió sin cambiar su sonrisa y acortando la distancia entre ambos.
—Agradecido?, por qué debería estar agradecido por algo que ni te pedí ni sé que necesito?— Comentó mientras retrocedió unos cuantos pasos. Dándose cuenta que si seguía así, se quedaría acorralado en pocos minutos.
—No te hagas el tonto; has estado liberando feromonas omegas en todo este rato— Respondió cada vez más cerca.
—Feromonas Omegas?; ¿Qué mierda estás diciendo?, maldito lunático, ¿Acaso te abalanzas a cualquiera que tenga feromonas omegas?—Preguntó con un brillo de ira en los ojos. Pensando que tal vez las feromonas que estaba oliendo pertenecían a Indivar o quizás a su hermana mayor, pero aun así le parecía repugnante que un tipo como él acosara con tanto descaro a omegas a plena luz del día.
—Ja~— Río con sarcasmo ante las palabras de Aiden— Eso es obvio, los omegas solo sirven para ser cogidos, así que deberías estar agradecido de que alguien como yo te esté haciendo este favor— Explicó como si lo que estuviera haciendo fuera lo más obvio y legal en su vida. Liberando una cantidad casi descomunal de feromonas atrayentes.
Ante aquella actitud con aires de superioridad y grandeza, Aiden no pudo evitar sentir repulsión, asco, odio pero por supuesto IRA. Sentía tanto enfado por como ese tipo se comportaba con tanta superioridad, que instintivamente cerró las manos para ponerlas en forma de puño y prepararse para la pelea, pero al mismo tiempo, comenzaba a sentirse algo mareado y con náuseas por alguna extraña razón.
—Eres un maldito enfermo;... así que alguien debería darte una buena lección—Dijo con una sonrisa maliciosa que como a poco daba señales de sus intenciones.
—A si?, ... Quien sería capaz de hacerme eso?—Preguntó el tipo con cierta superioridad.
Y en ese preciso instante, Aiden pateo directamente a la entrepierna del chico, causando que el tipo casi gritaba por el dolor, pero se contuvo porque se arrodilló al instante y se sostenía la parte adolorida con ambas manos.
—Maldito Omeg...— No pudo terminar de decir sus palabras porque al instante siguiente, Aiden comenzaba a patearlo con mucha agresividad. En algunos momentos él se llegó a defender en el suelo, pero no fue rival para la pequeña furia de Aiden.
Así duraron aproximadamente unos 59 minutos, hasta que finalmente el tipo se quedó inconsciente en el suelo. Y Aiden estaba totalmente exhausto, pero aun así no pudo controlar las náuseas y volvió a vomitar en el lavamanos, pero esta vez, su vómito era un tanto rojo sangriento. Su cara volvió a tornarse un tanto pálida mientras el sudor se deslazaba por su rostro y los temblores eran cada vez más notorios. Pero luego de otros minutos de terminar de vomitar, se reincorporó y se dirigió con pasos pesados hacia la puerta.
Sin embargo, cuando estaba a solo unos pasos de poder abrir la manija, la puerta se abrió precipitadamente, haciendo un fuerte ruido por el impacto. Sorprendido por eso, Aiden se sobresaltó un poco, pero se sobresaltó cuando se dio cuenta que la persona que había abierto la puerta desde el otro lado, no era nadie menos que Adeline.
—¿Adeline?—Preguntó desconcertado y mirándola con los ojos bien abiertos.
—Aiden!—Exclamó, apresurándose para acudir a su rescate—Estás bien?, te duele algo?— Su preocupación se notaba en su rostro y en la forma en la que trataba a Aiden con delicadeza.
—Sí... lo estoy, ¿Qué haces aquí?—Preguntó, sintiendo las manos de Adeline en sus mejillas.
—Pasaba por los pasillos, y escuche una fuerte pelea en el baño, me acerque para oír el chisme cuando note que era tu voz y luego de escuchar un largo silencio... me preocupe—Dijo examinado la cara de Aiden con mucha atención.
—Y no hiciste nada en todo ese rato?—Dijo con una sonrisa burlona.
—No, sabía que podías resolverlo tu mismo—Sonrió son cierto alivio.
—Bueno... no me enojo porque tienes...—Pero se detuvo en seco cuando un dolor punzante recorrió toda su cabeza, provocando que se tambalee y el mareo. Casi cayéndose al piso, pero siendo auxiliado por Adeline para que no sé callera.
—¿Estás bien?—Su voz de preocupación hacia ver cada que realmente no preocupaba por su amigo.
—Sí... yo... creo que es solo un... mareo...— Cuando Dijo estas últimas palabras, no pudo resistir a volverse a tambalear, pero esta vez, se desmayó al instante para caer en brazos de Adeline; con pequeñas gotas de sangre saliendo por su nariz.
—Aiden?!— Exclamó sorprendida, mientras sostenía con dificultad a su amigo con ambas manos, pero al no poder resistirlo más, se arrodilló lentamente en el suelo.
Esas fueron las últimas palabras que Aiden escucho de su amiga antes de caer inconsciente por el agotamiento.
Era la primera vez que se había desmayado, y para ser sincero consigo mismo, la experiencia era algo rara. A pesar de estar desmayado, era totalmente consciente de su situación; parecía que le habían tapado la vista con una venda y le habían tapado también los oídos con algo similar. Era totalmente como caminar a ciegas, sin embargo, las únicas preocupaciones que tenía en ese momento eran: Su más preciado gato y su inolvidable libro que dejó en la biblioteca, custodiado por esas víboras que se hacían llamar a sí mismos como "amigos".
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 21 Episodes
Comments