Reacciones inesperadas

Mientras el auto se deslizaba por las calles rumbo a la universidad, Adalyn miraba por la ventana con gesto pensativo. Azael conducía con destreza, y su mirada iba centrada en la carretera, como si estuviera en un estado de alerta constante.

Al llegar al campus, como era ya costumbre, un grupo de chicas se acercó rápidamente al auto, emocionadas por ver a Azael.

-¡Hola, Azael! - exclamaron, rodeando el automóvil con sonrisas coquetas y miradas seductoras.

Adalyn frunció el ceño, sintiendo una punzada de molestia mientras observaba la escena desde el interior del vehículo. Con un suspiro, abrió la puerta y se alejó, decidida a encontrar a su amiga Katrina.

Katrina, era una chica vivaz y muy audaz tambien, ya que ahora llevaba mechones de cabello rosa brillante mezcladoscon su color oscuro natural , la recibió con un abrazo efusivo.

-¡Hola, Adalyn! ¿Qué te pasa? Pareces molesta- observó, con una ceja arqueada en curiosidad.

Adalyn intentó forzar una sonrisa, pero sabía que no podría engañar a Katrina.

-No es nada, solo una mañana demasiado agitada para mi gusto - respondió evasivamente, desviando la mirada.

Katrina la miró fijamente, con una expresión que decía claramente que no se dejaría engañar.

-Vamos, Ady, te conozco demasiado bien. Sé que hay algo más. ¿Acaso estás celosa por todas esas chicas que rodean a Azael?- preguntó con astucia.

Adalyn negó con la cabeza, tratando de contener su frustración.

-¡No, por supuesto que no! ¿Cómo voy a estar celosa?- exclamó, tratando de cambiar de tema rápidamente—. De todos modos, déjame contarte lo que sucedió anoche. Tuve un encuentro bastante inusual con Ethan.

Katrina arqueó una ceja, intrigada.

-¿Ethan? ¿Así se llama el socio de tu padre? ¿Qué pasó? - preguntó con curiosidad.

Adalyn sonrió, y asintió aliviada de poder cambiar el tema de conversación.

-Sí, él mismo. Resulta que yo estaba tratando de alcanzar un paquete de galletas en la alacena, y... bueno, te lo contaré en el camino a clase- dijo, comenzando a caminar hacia el edificio principal mientras Katrina la seguía, ansiosa por escuchar más detalles.

Katrina siguió a Adalyn de cerca mientras caminaban hacia el salón de clases, con una expresión de curiosidad jugueteando en su rostro.

-Entonces, ¿cómo es Ethan? ¿Es tan guapo como dices? - preguntó Katrina, con una sonrisa traviesa.

Adalyn rió suavemente, recordando la imagen de Ethan en su mente.

-Bueno, es alto, con cabello oscuro y ojos avellana. Tiene una sonrisa encantadora y siempre está vestido con estilo - lo describió la muchacha, con una mezcla de emoción y admiración en su voz.

Katrina asintió con aprobación, tomando mentalmente nota de cada detalle.

-Suena como un chico interesante. ¿Te gusta?- inquirió, con una ceja alzada en señal de complicidad.

Adalyn se encogió de hombros, tratando de parecer indiferente.

- Es un socio de papá, Pero sí, es agradable pasar tiempo con él -respondió, intentando restarle importancia.

Antes de que pudieran continuar su conversación, entraron al salón de clases y se acomodaron en sus asientos. Sin embargo, la tranquilidad duró poco.

Desde el otro lado del salón, un grupo de chicas comenzó a alborotar, y Adalyn frunció el ceño al reconocer sus voces.

-¡Hey, Azael! ¡Te veremos en el almuerzo! - gritaron, con tonos coquetos y risitas entre ellas.

Adalyn bufó con exasperación, sintiendo una mezcla de molestia y frustración ante la atención que su guardaespaldas recibía constantemente.

Cuando al fin la vlaaes terminĺ, Adalyn y Katrina entraron al bullicioso comedor universitario, con Azael siguiéndolas de cerca como siempre. Sin embargo, apenas pusieron un pie dentro, las mismas chicas de la mañana rodearon a Azael con entusiasmo.

-¡Azael, ven a sentarte con nosotras! - exclamaron, extendiendo los brazos para guiarlo hacia su mesa.

Adalyn frunció el ceño, sintiendo una punzada de molestia al ver cómo las chicas se llevaban a su guardaespaldas una vez más. Antes de que pudiera decir algo, una de las chicas se acercó a ella, con una sonrisa incómoda en el rostro.

-Lo siento, Adalyn. No queremos robarte a Azael, pero es tan encantador que no podemos resistirnos - se disculpó, con un tono de voz dulce pero apenado.

Adalyn asintió con una sonrisa forzada, tratando de parecer comprensiva.

-No te preocupes, está bien. Solo asegúrate de devolvérmelo después de comer - respondió, intentando mantener la calma.

Con un asentimiento de agradecimiento, la chica se alejó y se reunió con sus amigas en la mesa, donde Azael ya se había sentado, rodeado de risas y conversaciones animadas.

Adalyn suspiró, resignada ante la situación, y se dirigió con Katrina a buscar su propia mesa para el almuerzo. Aunque por dentro, la incomodidad y el resentimiento seguían burbujeando en su interior. Una hora después regresaban al aula de clases.

Cuando te Adalyn salió de clases lo hizo con el ceño fruncido, a paso rápido y con el gesto de frustración evidente. Azael, preocupado, la siguió en silencio hasta el coche. Subieron en él, pero el ambiente se volvió tenso cuando ella no dijo ni una palabra. Azael, confundido, arqueó una ceja y trató de romper el hielo preguntándole qué le pasaba, solo para recibir un escueto "nada" como respuesta.

El resto del viaje transcurrió en un incómodo silencio, solo interrumpido por el sonido del motor y el ocasional suspiro de Adalyn. Azael se sentía cada vez más desconcertado y preocupado por el estado de ánimo de Adalyn, pero no sabía qué hacer para ayudarla.

Cuando finalmente llegaron a la mansión, Adalyn se apresuró a bajarse del coche, dejando a Azael bastante lejos. Él la miró con gesto preocupado mientras ella se alejaba, preguntándose qué habría pasado para ponerla en ese estado de ánimo.

- Algo no está bien- pensó Azael, mientras entraba detrás de ella. Y casi, casi se dio cuenta de la presencia extraña.

-Hola Ethan, ¿cómo estás?- preguntó la muchacha con cortesía y una sonrisa seductora.

-¡Hola, preciosa! Mucho mejor ahora que te veo- le replicó Ethan.

- Qué halagador, Ethan- . ¿Qué te trae por aquí?

- Vine a ver a tu padre , pero ahora que te veo, creo que me quedo un rato más.- respondió él sonriendo.

-Bueno estaré aqui por si necesitas algo - le respondió ella tratando de mantener la compostura.

-Seguro que sí, preciosa. No te pierdas- acotó él

Mientras tanto Azael se debatía interiormente sobre quien era ese sujeto y que quería.

- ¿Quién es este tipo?‐ se preguntó Azael con desconcierto, observando la interacción con creciente incomodidad, debatiendo interiormente en si debía intervenir.

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