Sucesos inesperados...

Después de perder en un ardiente juego de beber, Katrina tomó a Adalyn de la mano y la condujo hacia el baño, un oasis momentáneo de la bulliciosa fiesta.

- ¡Necesitamos un respiro!- le dijo la muchacha a su amiga cuando se acercaron al amplio baño del lugar- Ven, refresquémonos un poco.

Una vez dentro, Katrina cerró la puerta y comenzó a mojar un paño con agua fría, ofreciéndoselo a Adalyn.

- Aquí tienes. ¿Estás bien?- indagó, Adalyn asintió, agradecida, mientras se refrescaba el rostro. Katrina, sin embargo, no perdió la oportunidad de abordar el elefante en la habitación.

- Adalyn, quiero hablar contigo sobre tu decisión de pasar la noche con Alex- le dijo con mucha seriedad reflejada en su rostro, Adalyn, intrigada, miró a su amiga, esperando sus palabras- Mira, cariño- le dijo suspirando- No quiero ser una entrometida, pero quiero asegurarme de que sepas en lo que te estás metiendo y con que te estás comprometiendo- agregó con cierta preocupación- Pasar la noche con Alex va más allá de bailar y beber algunos tragos, ¿entiendes?- Adalyn la observó algo aturdida mientras mojaba su rostro, y aunque estaba un poco sorprendida, asintió, indicando que estaba dispuesta a escuchar.

Adalyn, mientras se miraba al espejo, reflexionó sobre las palabras de la muchacha.

-Es lindo- respondió Adalyn- él me gusta.

La mezcla de excitación y nerviosismo comenzó a adueñarse de su ser. Y Katrina, al notar la indecisión en la mirada de su amiga, le ofreció un gesto de apoyo.

-Solo asegúrate de que sea lo que realmente quieres, Adalyn. La noche es tuya para disfrutar, pero siempre con consciencia.

- Gracias, amiga. Aprecio tu sinceridad y que estés a mi lado siempre- Katrina no era una mala muchacha, solamente, al igual que Adalyn había sido descuidada por sus padres y para olvidar esos momentos tristes ella se decantaba en hacer de su vida un desmadre, pero en ese momento, en esa fiesta en particular no quería que su mejor amiga saliera dañada por tomar una mala decisión. Juntas, regresaron a la fiesta, donde la música y la euforia continuaban. Adalyn se encontró con Alex, quien la recibió con una sonrisa encantadora.

-¿Estás lista para continuar la diversión, preciosa?- le dijo mientras la tomaba por la cintura y rozaba con la punta de su lengua el cuello de la muchacha. Ella decidida, le devolvió la sonrisa.

- Sí, estoy lista- respondió sonriendo, mientras tanto Katrina observaba cada uno de sus movimientos, dispuesta a sacarla de alli si notaba en ella algun tipo de arrepentimiento. La noche avanzó con la promesa de nuevas experiencias. Adalyn y Alex se sumergieron en la fiesta, bailando, riendo y explorando lo desconocido. La elección de Adalyn, guiada por sus propios deseos y convicciones, la llevó por un camino donde la aventura y la incertidumbre se entrelazaban. La fiesta en casa de Jake se convertiría en una historia que Adalyn recordaría mucho después de que la música cesara y el sol iluminara el nuevo día.

Adalyn y Alex continuaron disfrutando de la fiesta, tomando tragos y sumergiéndose en el ritmo frenético de la música. La complicidad entre ellos crecía con cada risa compartida y cada movimiento coordinado en la pista de baile. El ambiente ardía con la mezcla de luces vibrantes y la creciente tensión entre los dos. Entre risas y miradas intensas, Alex se acercó a Adalyn, sus cuerpos se encontraban moviéndose en sintonía con la música envolvente. La temperatura aumentaba con la proximidad de los mismos, y las miradas compartidas revelaban una conexión más allá de la superficie.

- Oye, nena- le susurró él al oído haciendola estremecerse- ¿qué te parece si nos tomamos un pequeño descanso? Hay un lugar más tranquilo donde podemos disfrutar de la noche, solo tú y yo- agregó. La muchacha sintiendo la pulsación de la música en su piel, asintió con una sonrisa sugerente.

-Me parece bien, estoy de acuerdo, Alex- respondió esbozando una sonrisa llena de picardía- Llévame a donde quieras.

Alex no lo pensó un solo segundo, siendo guiado por la tensión palpable entre ellos, le tomó la mano y la condujo a través de la multitud, pasando entre las personas, ignorando los murmullos y a los que les hablaban al pasar. Caminaron hasta llegar a una habitación bastante apartada, una vez allí, el sonido de la música disminuyó, creando un espacio más intimo para los dos.

- Adalyn, esta noche es especial- le dijo mirándola con intensidad-¿Te gustaría quedarte aquí, solo tú y yo?- La muchacha que sentía la electricidad en el aire, respondió con una mirada que expresaba complicidad y deseo, hizo un gesto afirmativo con la cabeza, mientras su corazón comenzaba a acelerarse a la espera de lo desconocido. La decisión estaba tomada, ella había hecho su propia elección, aunque no hubiera sido estando con la lucidez de todos sus sentidos y la noche en casa de Jake se encaminaba hacia un capítulo más íntimo y privado.

Alex se acercó a la muchacha, tomándola por la cintura para que sus cuerpos tuvieran mayor cercanía. Adalyn suspiró profundamente, las piernas le temblaban, el corazón le latía acelerado, pero aunque ella pensaba que era por la cercanía con Alex y la perdida inevitable de su virginidad con él, en realidad era porque una parte de ella, esa parte racional y coherente se estaba arrepintiendo de la decisión tomada. Pero ya no había vuelta atrás, lo supo cuando los labios de Alex se unieron a los suyos y pudo notar el calor que emanaba de ellos, así como también la reacción del cuerpo del muchacho. Entonces sin pensarlo más, se dejó envolver y llevar por el beso y las caricias que Alex le propinaba y su propio cuerpo comenzó a calentarse.

De pronto la atmósfera cargada de deseo se vio repentinamente interrumpida por unos golpes demasiado insistentes en la puerta, los cuales ambos decidieron ignorar. A pesar de las llamadas a la puerta, Adalyn y Alex, envueltos en el calor del momento, se negaron a abrir, dejándose llevar por la pasión que los invadía. El sonido de la puerta siendo golpeada con mayor dureza tampoco los detuvo, ellos se besaban y las manos de Alex exploraban el cuerpo de la muchacha apasionadamente, ignorando cualquier intento de interrupción. Sin embargo, la puerta finalmente cedió, revelando la figura de una persona desconocida para ambos. Adalyn y Alex, desorientados por la interrupción abrupta, se separaron bruscamente, mirando al recién llegado con mezcla de sorpresa e insatisfacción.

-¡Tú! - la voz ronca y autoritaria de un hombre se oyó- ¡saca las manos de allí!- le ordenó el hombre de joven apariencia, que acababa de entrar a Alex, quien al momento de la interrupción tenía sus manos sobre el cierre del vestido de la muchacha, con clara intención de deslizarlo.-¡Y tú, vienes conmigo!- esta vez la orden fue para Adalyn quien lo miraba con una mezcla de asombro, insatisfacción, desconcierto y... ¿agradecimiento?

-¿Y quién te crees que eres para ordenarme tal cosa?- indagó la muchacha poniéndose de pie frente a él, colocando sus brazos a los lados de su cuerpo, y notando que era mucho más alto que ella, incluso más alto que Alex.

-Soy tu guardaespaldas- le respondió el muchacho- Así que tú eliges, vienes por las buenas o por las malas- agregó viendo el gesto desafiante en la postura de la muchacha frente a él.

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