DIVERSIÓN

Estamos en su oficina. Esta vez, quiso oscurecer los vidrios para que ningún empleado pudiera vernos.

—¿Es todo?

—No. También tienes una reunión de caridad el día de mañana por la noche.

Medita en ese evento.

—Claro, tengo que ir. ¿Me acompañas?

Me mira con fijeza y autoridad.

—Espero amanecer bien.

—¿Cómo que esperas amanecer bien?

No puedo evitar sonreír.

—Hoy es viernes y algunos compañeros de la oficina iremos a Contayner.

Parece un poco sorprendido.

—¿Te piensas emborrachar?

—No. Bueno, no lo sé. Solo quiero divertirme.

Pareció meditar en mis palabras. Se levanta de su silla, rodea el escritorio y se recarga sobre la cubierta quedando frente a mí.

—¿Debería ir contigo?

—Mmmm. No lo sé. Quizá podrías venir con nosotros, pero siento que eso sería algo incómodo para los otros. ¡Tú eres su jefe!

—¿Estas diciendo que debo mantener una postura para que no me pierdan el respeto?

—Bueno, lo de la postura sí. Lo del respeto, no. Ellos te respetan.

—¿Entonces? ¿No quieres que vaya a beber contigo?

Sonrió. Sus manos suben a mis hombros, comienza a acariciar la tela de mi camisa.

—Si me gustaría.

—Entonces ire.

—Como tú quieras. Solo, haz que los demás se sientan cómodos.

Sus ojos se llenan de picardía. Trato de descifrar ese sentimiento que se esconde en sus pupilas y me causa una sonrisa amplia.

—¿Por qué sonríes mucho? ¿Estas feliz?

—Por supuesto.

—¡Me gusta como te ves!

—¿Te gusta mi nuevo estilo? —Inconsientemente muevo mis cejas coquetamente.

—¡Me gustas tú!

Me hace sonreír. ¡Estoy emocionado al mil!

Su mano sube hasta mi mejilla y lentamente, atrae mi rostro a su rostro. ¿Será el momento ideal para un beso? ¿Estoy listo para dar un paso más?

—¿Me quieres besar? —No me da miedo preguntar.

—¡Tengo ganas desde cuando! ¿Puedo besarte esta vez?

Asiento. ¡Yo también tenía ganas de sentir ese tipo de afecto!

—Sí. ¡Por favor!

Hacemos contacto visual. Mi corazón se acelera. Me acercó más. Quedan unos cuantos milímetros. Nuestras respiraciones se vuelven una sola. ¡Cierro los ojos! Siento la unión. Abro ligeramente mi boca. Le permito besarme. ¡Se siente muy bien! Subo mis manos a sus mejillas. Su lengua entra a mi boca y es tan delicioso. ¡Muerde mi labio inferior! Siento que sus manos descienden por mi pecho y se colocan en mi cintura. Sigue besándome. Uso mis manos para acariciar su nuca, su cabello es muy suave y este momento se siente como una eternidad.

Pero debe terminar. Soy yo quien lo termina. Me alejo de sus labios. ¡Siento que es una tortura!

—¿Qué te pareció nuestro primer beso? —Pregunta.

—Fue increíble. Nunca había dado un beso en los labios.

Pareció sorprendido.

—¿Soy tu primer beso?

Asiento.

—¡Lo eres!

Eso le provocó felicidad y yo me siento como el protagonista de mi propio drama.

...🍬🍬🍬...

La música suena a todo volumen. Hay muchas personas en este sitio. Gente bebiendo, comiendo botana, fumando, suspirando, pensando…

—¿Quieren otra ronda? ¡Yo invito! —Erick parece emocionado, el vodka ha encendido su interior.

—¡Sí! Otra ronda esta bien —dice Kevin.

Dario está sentado a mi lado y en mi vaso aún hay alcohol. Prefiero tomar una alita con habanero. Empiezo a comer. El picante se extiende por mi boca y la carne sabe muy rica. ¡Delicioso!

—¡Juguemos algo! Piedra papel o tijera —sugiere Dario.

—¡¿Qué?! Ya estamos muy adultos para eso —repone Jessi.

—Nos dividimos en equipos. El perdedor bebera un trago. ¡El que qué se emborrache más rápido pierde!

Entonces rápidamente se formaron los dos equipos. Raul, Jessi y Erick eran un equipo. Dario, Kevin y yo, éramos otro equipo.

En la primera ronda perdió Jessi contra Kevin. En la segunda ronda perdió Raul contra Kevin. En la tercera ronda perdió Kevin contra Erick. En la cuarta ronda perdí yo contra Erick. Después de veinte rondas. Yo fui el que perdió. ¡El vodka se me subió muy rápido!

—¿Seguro que estás bien? —Pregunta Dario.

Me río como idiota.

—¡Claro! ¡Por eso quiero bailar!

Sonaba Combi Versace y el ritmo se me hizo atractivo. Corrí a la pista, encontré un sitio en medio y empecé a bailar. Sacudí mi cuerpo, subí mis brazos, movía mis manos, me reía, suspiré, mi corazón estaba agitado. Cuando Tokischa empieza a cantar no puedo evitar sentir un fuego en mi interior. La canción termina y sigue Delincuente. ¡El alcohol en mi sangre me hace perder el control y solo me dejo llevar!

Empiezo a bailar, me junto con tres chicas y empezamos a perrear. ¡Un chico de traje perreando!

—¡Hey! Te la estás pasando súper —un chavo se acerca a mí

—Sí.

Su sonrisa me gusta.

—No pude evitar observarte. ¡Eres muy lindo!

—¿Te parece?

—¡Bastante! —Y de pronto, se acerca a mí, su boca susurra a mi oído—. ¿Y si pasamos la noche juntos?

Su propuesta tambalea mi mundo. Me río.

—Que gentil eres, pero…

—Te la vas a pasar bien conmigo —me toma de la muñeca y quiere arrástrame detrás de él.

—¡No gracias! Estoy bien así. Me estoy divirtiendo mucho aquí —le digo.

Pero tira con fuerza de mí y siento mi cabeza muy mareada. ¿Qué debo hacer ahora?

—¡Ven conmigo! No te resistas.

—¡Raul! ¡Este chavo me quiere llevar con él! —Grito con todas mis fuerzas. Pero la música no hace que mi voz se escuche.

Su mano me aprieta, siento malestar en mi cuerpo y lo intento. ¡Me freno con todas mis fuerzas! Quiero apartar su mano y entonces, él aparece.

—¿A donde vas Julen? —Erick me sujeta de la otra mano.

—Este tipo me quiere llevar a no sé donde.

Erick hace contacto visual con el desconocido.

—¿Qué pretendes, viejo? —Le pregunta Erick—. Él viene conmigo.

—Perdón, pensé que él...

—Desaparece de nuestra vista —le ordena Erick.

El desconocido me suelta y se va. Erick me toma de los hombros.

—¿Estas bien?

Sonrió.

—Sí. ¡Quiero ir al baño!

—Iré contigo. No quiero que vuelvan a querer raptarte. ¿Te parece bien?

Estoy mareado en el sentido divertido.

—¡Sí! Yo tampoco quiero que me rapten.

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