CONFUSIÓN

Eran las siete de la noche y la famosa reunión no había terminado. ¿Qué debía hacer? ¿Esperarlo? ¿Irme? ¡Huir a casa!

Me recargue contra el muro de cristal y deje escapar un suspiro. Mi primer día había sido bastante confuso.

Recibí una llamada de Jessica.

—¿Cómo estás Julen? —Pregunta ella.

—Estoy bien. Ya es mi hora de salida, pero aún no sale de su reunión. ¿Qué hago? ¿Me voy?

—No, no te vayas. Espéralo a que salga.

—¿Pudiste aclarar que no soy su secretario?

—Aún no. Bueno, él no me dio oportunidad.

—¡Ay! No me digas eso. Entonces mañana seguiré siendo su secretario.

—Espero solucionar esto. Déjame ver que hago mañana.

—Está bien. Jessi.

—Dime.

—Yo soy capturista y manejador de base de datos. Espero terminar mi pasantía con el puesto con el que entre.

—Claro.

Finalizamos la llamada. Guarde mi móvil en el bolsillo de mi pantalón. Saque un paquete de frituras que tenía guardado en mi portafolio.

Escuché que la puerta se abría. Muchos ejecutivos empezaron a salir. Trate de arreglar mi postura.

—Es hora de irnos —mi jefe se detuvo a mi lado.

—Claro.

Su semblante se torno interesante, pareció olfatear el ambiente. Dirigió su mirada hacia mí.

—¿Estabas comiendo cheetos?

—Sí. ¿Quieres? —Y no me dio pena sacar la bolsa y ofrecerle.

Su mirada no irradiaba ninguna emoción. ¿Le desagradaba mi buena generosidad?

—No gracias. Iremos a la oficina.

—¿Regresar a la oficina? Pero…

—Carlos está esperando en el auto. Hay que darnos prisa.

Empezó a caminar con su autoridad inata.

—Christian. Espere.

Se detuvo en seco.

—¿Cómo me llamaste? —Arrugó su entrecejo.

—Christian.

—¿Y por qué me llamas así?

—Pues es que así te llamas.

Entrecerró un poco los ojos.

—¿Quien eres? —Preguntó.

—Soy Julen.

Sus labios se curvaron en una sonrisa odiosa.

—No me refiero a tu nombre. ¿Dime quien eres para llamarme así?

—Pues hasta el momento, soy un empleado en tu empresa.

—Un empleado.

—Sí. Exactamente.

—¿Desde cuando los empleados llaman por su nombre a los jefes?

Sus palabras me sacaron mucho de onda. ¿Qué rayos le pasaba? El tipo tenía semblante molesto, su mirada era muy firme y su temperamento me parecía que era un asco.

—Bueno. Lamento que eso te moleste. En muchos lugares el ambiente laboral es muy ameno y los jefes suelen ser menos delicados en temas como esos.

Se acercó un poco a mí.

—¿Crees que soy delicado?

—Lo creo. Además, ya no estoy en horario laboral. Puedo llamarte por tu nombre.

—¿Fuera de horario laboral? Tú crees que yo…

—Me contrataron en un horario de diez de la mañana a siete de la noche. Son la siete treinta y sigo contigo. Debería empezar a contar eso como hora extra —sonreí.

Porque en verdad, no me daba miedo ser sincero con él.

—¿Quieres que te despida? Porque en realidad, ser mi secretario es…

—Despídeme si quieres. La verdad yo no fui contratado para reemplazar a tu antigua secretaria. Ni siquiera se porque rayos se te ocurrió que yo era su reemplazo.

Mis palabras lo dejaron muy impactado, lo noté en su rostro.

—¿Tú eres…?

—Despídeme. No hay ningún problema —sonreí ampliamente—. Yo no estoy capacitado para ocupar el puesto de tu secretario.

Sus ojos se enfocaron en mis ojos, jamás pasó por mi mente que mis palabras estuvieran retando el ego de Christian.

—¿Donde vives? —Se acercó a mí y metió su mano en la bolsa de Cheetos. Se llevó uno a la boca.

—Vivo por Camino Real.

—¿Tomarás taxi?

—Sí.

...🍬🍬🍬...

Son las diez de la mañana y me encuentro llegando a mi oficina. ¡Volví a ser capturista! Danny Ocean canta Dembow a todo volumen a través de mis audífonos.

Enciendo mi ordenador. Dejó mis cosas en mi escritorio y justo cuando voy a sentarme, mi celular empieza a vibrar.

—¿Hola?

—¿En donde estas?—El tono de su voz me asusta.

—¿Quien habla?

—¿No has registrado mi número?

—Pues no recuerdo que me pidieras agregar tu número y, tampoco sé quién eres.

Termino la llamada. ¿Quien rayos era? Pasaron dos minutos y la puerta de mi oficina se abrió. Sus ojos se enfocaron en mí.

—¿Por qué no has registrado mi número? —Reclamó él.

¿De verdad estaba aquí?

—Nunca me lo diste.

Arrugó su entrecejo.

—Como sea. Quiero que lo registres. ¿De acuerdo?

—Así no se piden las cosas —pronuncie sin miedo.

Se apoyó contra mi escritorio y se acercó un poco en mi dirección. Se veía muy autoritario desde donde yo estaba sentado.

—¿Te cuesta obedecer a tu jefe?

—Pensé que me habías despedido.

Sonrió ligeramente, como si yo lo estuviera fastidiando.

—Sí. Te despedí como capturista. Decidí que te quiero contratar como mi secretario.

—Pero…

—Está oficina ya no será tuya. Vine por ti. Te llevaré a tu nueva área de trabajo.

¿De verdad estaba pasándome esto?

—Yo no quiero ser tu secretario, en mi contrato…

—Te pagaré el doble de lo que establece tu contrato.

¿Pagarme dinero? ¡Que padre! En realidad, por ser pasante, no me daban pago.

—¿Por qué quieres que yo sea tu secretario? Pense que estarías molesto conmigo por lo de ayer.

—Sí me hiciste enojar. Pero, me gusto como me trataste. ¡No te doy miedo!

Me reí ligeramente.

—La neta no me das miedo. Pero no me dan ganas de trabajar como secretario. No quiero terminar siendo tu esclavo.

—¿Mi esclavo? Yo no te veo como un esclavo.

—Si quieres una nueva secretaria, puedo informar a mi escuela. Hay personas que estudiaron para ser…

—¡Ven conmigo! ¡Por favor!

Eso fue muy inesperado. Escucharlo decir “por favor”.

...🍬🍬🍬...

Mi nueva oficina era menos amplia que la anterior, de hecho, no era una oficina como tal. Mi escritorio quedaba justo afuera de la oficina central, dónde Christian solía estar.

—¿Puedes venir a mi oficina? —Christian me había llamado por teléfono.

No me demore nada.

—¿En que puedo ayudarte? —Pregunté con tono jovial.

—Que educado sonaste.

—Es que si no, luego siento que lastimo tu ego —me reí ligeramente.

—Eres muy directo con tus palabras. Me gusta eso.

—Yo…

—¿Que tengo en mi agenda de hoy?

—Reunión a la una de la tarde con Carlos Mayers. Cena con Juliana Betancourt a las seis de la tarde y…

—Necesito que me consigas una ramo de flores para Juliana Betancourt. Agenda cita con mi madre este fin de semana y agenda cita con mi abogado para restringir a mi exesposa.

—De acuerdo. ¿Algo más? —Hice contacto visual con él.

—¿Por qué tienes una paleta en la boca mientras hablas conmigo?

Me sonreí.

—¿Quieres una? Siempre cargo dulces conmigo —y de forma muy casual, saque una Tutsi de mi bolsillo y se la lancé.

Sus manos la tomaron en el aire.

—¿Que fue eso? —Preguntó sacado de onda.

—Para que te endulces el día. Dicen los rumores en tu empresa, que sueles ser muy amargado.

—¿Amargado? Yo no…

—Me voy. Comenzare con mis tareas para hoy. Si necesitas algo, márcame a mi celular, me pondré audífonos y no te escuchare si me hablas normal.

Sonreí y me marché de allí.

Me senté en mi escritorio y comencé a averiguar.

Los minutos se fueron volando rápido y aunque ahora no tenía privacidad como en mi antigua oficina, al menos, nadie se atrevía a molestarme. Estaba gogleando ubicaciones de florerías y de pronto, siendo las doce en punto, noté que Erick me estaba mirando a lo lejos.

Sonreí y le hice la seña de paz con mi mano derecha. Correspondió a mi saludo.

Mi celular empezó a timbrar segundos después. Era un número desconocido.

—¿Hola?

—¿Cómo va tu día? Soy Erick.

—¿Cómo conseguiste mi número?

—Está en el directorio de la empresa. Apareces como Julen, secretario personal del director ejecutivo.

—¿Neta?

—Sí.

—Suena bien como aparezco.

Hicimos contacto visual a lo lejos.

—¿Comemos juntos hoy? Comprare pollo frito.

—Claro. Mi hora de comida es a las dos.

—Perfecto. Pasó por ti.

¿Pasar por mí? ¡Que onda!

—Nos vemos en la cafetería.

...🍬🍬🍬...

Son las dos y veinte. La reunión aún no termina y ya tengo hambre. ¿Qué debo hacer? Si no tomo mi hora de comida, no tendré oportunidad de comer después.

Me tomo diez minutos llegar a la cafetería.

—¡Provecho! —Es lo primero que digo al llegar a la mesa.

Erick, Jessica y Kevin están sentados comiendo.

—¡Gracias!

—¿Cómo te va? Veo que sobreviviste a tu primer día —dice Kevin.

Tomó un plato y sacó un muslo del bote de KFC.

—No estuvo mal. Christian es muy intenso pero estoy aprendiendo a tratarlo.

Puse un poco de salsa picante y justo al dar mi primera mordida, mi celular empieza a timbrar. Es Christian.

—¿Hola?

—¿Donde estas?

—En la cafetería, vine a…

—Te espero en el lobby en tres minutos.

—Pero…

Colgó la llamada.

Más populares

Comments

Pau Pau

Pau Pau

JAJAJAJJA DIOS MÍO, todo le salía mal al pobre 😭

2024-05-07

3

Mary (Lupis❤️🌹)

Mary (Lupis❤️🌹)

jajajaja no lo deja comer

2024-05-11

0

ROMI Alvarez

ROMI Alvarez

Pobre ni comer lo dejá.

2024-05-09

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play