MOLESTO CONMIGO

Mi respiración está agitada. Ni siquiera pude comer en paz. Tuve que devorar el pollo a toda velocidad y no saboreé nada.

—¿Por que te fuiste? Te dije que debías esperar —Christian se veía molesto.

—Tenía hambre. Además…

—¿Estas intentado excusarte?

Su enojo era evidente. No tenía idea de porqué estaba reaccionado así.

—No. Te estoy diciendo lo que pasó. Me preguntaste porque me fui.

Note que reía de forma engreída.

—Siempre quieres dar explicaciones.

—Pues es que tú me las estás pidiendo.

Negó ligeramente. Sus labios se curvaron en una sonrisa y de pronto, empezó a acercarse a mí. Puso su mano sobre mi hombro y sus ojos no se apartaron de mis pupilas.

—Vamos al auto.

Durante el trayecto permanecimos en silencio durante varios minutos. Fue hasta que una luz roja nos detuvo, que rompí el silencio.

—¿A donde vamos?

—Es mi hora de comer.

—¡Ah! —Me desilusionó escuchar que era eso.

—¿Comiste? —Preguntó él.

—Un poco.

—¿Poco?

—No me dio tiempo terminar. Como la reunión se extendió más de lo…

—¿Me estas culpando?

—No. Nada de eso.

—Como sea, pasaremos a un restaurante. Después de eso, ¿que dijiste que tengo pendiente?

Me hice el pensativo, traté de recordar.

—Su cita con Juliana a las seis de la tarde.

—¿Conseguiste las flores?

—Hice un pedido en una florería que está cerca de Las Animas.

—¿Agendaste cita con mi madre?

—El martes de la próxima semana, ella quiere que la lleve a comer.

—Genial. Busca una reservación en Las Calandrias. A ella le gusta ese lugar.

—Por supuesto.

...🍬🍬🍬...

En mi plato hay enmoladas, un vaso de agua de horchata al lado y mi tenedor llevando la comida a mi boca.

—¿Están buenas? —Preguntó.

—Sí.

Sus ojos se enfocaron en mi plato, como si tuviera antojo de saborear.

—¿Quieres probar? —Le ofrecí.

Mis palabras le tomaron desprevenido. Pero no respondió. Uso su tenedor para tomar un trozo de comida de mi plato y lo llevo a su boca. Comenzó a degustarlo.

—¿Está bueno? —Quise saber.

—Sí. Esta bueno.

Asentí. Seguí comiendo.

—¿Crees que soy desesperante? —El tono de su pregunta me puso a pensar.

—La verdad no sé. Apenas te estoy conociendo.

—Bueno, pero…

—Quizá y no eres paciente. ¡Es eso! Te falta tener mas paciencia.

Dio un bocado de lasaña. Eso es lo que él había pedido para comer.

—¿Siempre eres tan sincero?

—Supongo que sí.

—¿No te da miedo que yo pueda despedirte por no tratarme como espero que me trates?

—Pues no. Si me despides, podré buscar otro empleo. Creo que la vida está llena de oportunidades.

Di un bocado de comida.

—¿Pediste rosas en la florería?

—No.

—¿Por qué? Yo siempre regalo rosas. Mis secretarias siempre eligen rosas.

—¡Que aburrido!

—¿Me llamaste aburrido?

Sonreí.

—Sí. O sea, las rosas son bonitas y todo, pero siempre dan eso. ¡Cambia de flores!

—¿Que elegiste?

—Claveles, clavelines, estater, nube y hortencias.

—¿Tú las pediste así?

—Aja.

—¿Cómo sabes el nombre de todas esas flores?

—Me gustan las flores. Cuando mamá estaba viva, solía comprarle flores cada vez que podía.

Su semblante cambió.

—¿Ella murió?

—En la pandemia. Papá también.

Pareció impactado con mis palabras. Me sentía en confianza para poder hablar, expresarle parte de mi vida.

—¡Lo lamento!

—Descuida. No fui el único que ha perdido a sus padres.

Continué comiendo.

—¿En que universidad estás estudiando?

—No estoy en ninguna.

Se sorprendió por mi respuesta.

—¿Por qué eres pasante en mi empresa?

—Estudio en un Cecati.

Se impactó más.

—¿Que estás estudiando?

—Informática.

Arrugó su entrecejo.

—¿Y por qué decías que no estabas capacitado para ser mi secretario?

—Pues es que yo no estoy en esa carrera. Como tal si hay quien estudia para ser secretaria.

Me faltaba poco para poder terminar mi comida. Bebi un poco de agua.

—¿Y por qué no preferiste la universidad?

—Existen diferentes caminos para lograr el éxito. La universidad es un camino. El Cecati es otro camino. Al final, estoy aquí. Sentado frente a ti, que eres mi jefe. ¡Eso está padre! Eres el primer jefe ejecutivo que me invita a comer a su mesa.

Ser sincero a la hora de hablar no era una dificultad para mí.

—¿Te gusta estar comiendo conmigo? —Preguntó en tono curioso. Hasta sus cejas se tornaron interesantes.

—Sí. ¡Que buena onda eres! Digo, aunque ya nos hemos peleado y a veces hasta me desesperas, creo que esto es bueno.

—¿Te desespero?

—Sí. Más cuando te pones en modo engreído.

Me pareció notar que sonreía tenuemente.

—¿Engreído?

—Descuida. Es normal que seas así hasta cierto punto. Ser jefe te da la autoridad y el poder de mandar y dirigir.

Tomó su copa de vino y la acercó a su boca. Bebió. Disfruto y saboreo aquella sensación que mis palabras le dejaron en la mente.

—¿De donde saliste Julen? —Me pareció que esa fue la primera vez que me llamaba por mi nombre.

—Yo…

—Es hora de irnos —se puso de pie y me dejó solo, con la boca abierta.

...🍬🍬🍬...

Las flores tenían un aroma agradable. La combinación que elegí se veía bastante elegante. Tonos blancos, verdes tenues, rosas, lilas y morados. ¡Hermoso!

Salí de la florería con una sonrisa amplia en el rostro. Pedí un InDrive para llegar a la oficina. Eran las cinco treinta cuando salí del ascensor. Camine por la oficina y sentí que todos me miraban. ¿Por qué me observaban tanto? Me sentí un poco eufórico y chiveado. ¡Sonreí inevitablemente!

Jessica venía caminando por el pasillo frente a mí. Nos detuvimos unos segundos para platicar.

—Julen. ¿Cómo va tu día? —Pregunta ella.

—Muy bien. ¿Tú que tal?

Sonrió.

—Me siento algo cansada. ¿Y esas flores? ¿Te las dio alguien?

Me chivie un poco más.

—Las compre, Christian me las pidió. Tendrá una cita esta tarde.

—¡Están bien bonitas! ¿Tú las escogiste?

—Sí.

—¡Ay! Tienes buen gusto. Ojalá mi novio me regalara flores así.

Sonreí.

—Tengo que ir a la oficina de Christian.

Me despedí de ella. Camine hasta mi escritorio. Conecte mis auriculares y puse Be There de Dharmacide. Entre a la oficina de Christian.

Su escritorio estaba desordenado. Quise ser gentil y me puse a escombrar. Al terminar, deje el ramo de flores sobre su escritorio. ¡Me gusto el resultado! Quise captar una fotografía como un intento de vida aesthetic.

—¡Genial! —Pronuncie al ver el resultado.

Me eche para atrás, un paso nada más y sentí su cuerpo. Al instante, giré para verlo y la cercanía era mucha. ¡Sus ojos se enfocaron en mis pupilas!

—¡Me espantaste! —Pronuncie una vez que arregle mi postura. Me quite los auriculares.

—¿Salió bien la foto?

—Sí.

Decidí mostrársela.

—Así que no elegiste rosas y mejor escogiste este ramo —dirigió la vista a su escritorio—. ¿Reorganizaste mi escritorio?

—Sí. Solo un poco porque era un verdadero desastre.

Asintió.

—Es hora de irnos. Vamos.

—¿Quieres que vaya contigo? Pero se supone que tendrás una cita y yo no…

—Ven conmigo. ¡Por favor! Si algo no sale bien, al menos te tendré a ti.

¿Qué? ¿Tenerme a mí? ¿Para desquitarse? ¡Changos!

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Comments

Alpilia

Alpilia

solo veo inoceeeeencia, cuando miro tus oooojos~ solo veo inoceeeeencia, cuando miro tus oooojos~

2024-04-17

13

Mary (Lupis❤️🌹)

Mary (Lupis❤️🌹)

Huy aquí habrá muchos besos b

2024-05-12

0

Mari Rodriguez

Mari Rodriguez

nunca había escuchado esa palabra

2024-04-18

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