CUANDO ME TOCAS

Siento la suavidad de la cama. Abro los ojos, la luz me lastima y los mareos son ligeros. ¿En donde estoy? ¿Qué hora es? ¿Hay comida? ¡Tengo hambre!

Me siento en la cama, sus ojos se enfocan en mis pupilas y no evito sonreírle.

—¿Donde estamos?

—En mi casa.

—¿Tu casa? —Eso si fue muy inesperado.

Mi curiosidad era mucha.

—Así es. ¿Te sientes mejor? Pensé que te quedarías dormido.

—¿Ya estaba dormido?

Sonrió ligeramente. Me dio un poco de pena averiguar más.

—Sí. Te dormiste durante todo el camino.

—Ah.

Nos quedamos en silencio por algunos segundos. Me tallé los párpados y bostecé un poco.

—Tengo hambre.

—¿Ya se te pasó la borrachera?

Me reí.

—Supongo que sí.

Asintió.

—¿Qué te gustaría cenar?

—Lo que sea.

—Está bien. Vamos a la cocina.

Me levante de la casa, mis pies estaban descalzos y el piso no era frío.

—Déjame ir al sanitario. ¡Necesito ir!

Orine muchísimo. ¿Cuánto alcohol había bebido? Bueno, al menos ahora me encontraba más despejado y el control sobre mi cuerpo era excelente.

—¿Cómo es que termine en la casa de mi jefe? —No pude evitar pensar.

La casa de Christian era magnífica. Minimalista. Moderna. Lujosa. Muy grande. ¡Me emocione un poco de estar aquí! Lo oculté en mi interior.

—¿Cómo qué se te antoja? ¿Algo dulce? ¿Picoso? ¿Ligero? —Me miraba con atención.

—Un pan con mermelada estaría bien.

Mi respuesta pareció sorprenderle.

—¿Solo eso?

—Y un vaso de leche también.

—Claro.

Abrió el refrigerador, saco un envase de leche. De su alacena sacó el pan tostado y la mermelada. ¡De zarzamora!

—¡Gracias!

Tome una rebana de pan, abrí la mermelada y empecé a untar. Di la primera mordida, sabía muy bien. ¡Delicioso! Bebi un poco de leche.

—¿Está bueno? —Él tenía curiosidad.

—Muy bueno. ¡Delicioso!

Sonrió. Bajo la vista a su reloj, comprobó la hora.

—Son las doce de la noche y tú estás cenando pan con mermelada después de una borrachera. ¿Cómo lo haces?

—¿Hacer qué?

—Como si el alcohol no te hubiese afectado. ¡Te ves tan despreocupado!

Asentí. Mordí. Mastique. Crují. Trague. ¡Muy dulce!

—La mermelada esta muy buena, nunca había probado la de esta marca.

—¿Me estas cambiando el tema?

—No. La mermelada me gusta. En realidad, no tiene gran ciencia. ¡Sí estoy despreocupado! Siento que me divertí esta tarde en la fiesta y tu mamá es increíble.

—¿Mi madre te agrada?

—Es buena onda.

Me precio escuchar que suspiraba.

—Ambos se divirtieron mucho. ¡Terminaron bien borrachos!

—No me acuerdo.

—Pero yo sí me acuerdo.

—Bueno, nos divertimos y eso estuvo bien. ¿Tu no bebes?

Volví a morder mi pan tostado.

—Sí. Pero no mucho.

—¿Te consideras un bebedor moderado?

—Exacto.

—Yo antes solía moderarme, pero, desde que mis padres murieron, no sé, a veces siento que bebiendo puedo expresar mi dolor de una forma divertida.

—¿Expresar tu dolor?

Mastique. Era muy crujiente. El dulce me alegro la noche.

—Sí. Como todo pasó muy rápido, tuve que aprender a sobrevivir con un dolor no expresado.

—Lo dices porque te quedaste solo.

Asentí.

—En realidad, Raúl se mudó un tiempo conmigo y así, él me ayudó a salir adelante. Volví a la escuela. Termine de estudiar y ahora, estoy haciendo una pasantía en tu empresa. ¡Eso está bien!

Su mirada parecía estar procesando mis palabras. Termine de comer mi pan. Bebí leche. Saboree. Me relamí los labios.

—¿Te gusta como es tu vida justamente ahora?

Su pregunta me pareció interesante.

—Sí. Aunque tengo un dolor, también tengo una oportunidad de ser feliz. ¡Depende de mí si me gusta la vida que llevo! Por eso bebo. Para alocarme de vez en cuando.

—Eres muy interesante Julen.

—Si me lo han dicho.

—¿Quieres más?

—¿Puedo acabarme tu frasco de mermelada?

—¿No crees que es muy dulce para esta hora?

—No. Nunca es suficiente para cuando se busca la felicidad. ¡Me siento chido! —Movi mis cejas y sonreí ampliamente.

—Como tú digas.

Tome una cuchara y la metí en el frasco. Saqué mermelada y la metí en mi boca. ¡Dulce! Delicioso. Empalagoso.

—¿Y como aprendiste a bailar?

—A mis padres les gustaba el baile. Ellos me enseñaron.

—Ahora entiendo porque mi mamá y las muchachas no te soltaban. Te sacaban a bailar mucho, ¿no?

—Sí. Eso me suele pasar en las fiestas. Las chicas quieren que baile con ellas y me gusta.

—Que popular eres.

Asentí. Comí más mermelada. Deguste. ¡Lo disfrute!

—¿Y tú no sabes bailar? —Le pregunté.

—No. Soy una piedra.

—Pues que mal. El baile es divertido.

—¿Por qué sería divertido? Solo mueves los pies y ya.

—No. No es solo eso. ¡Bailar es disfrutar y divertirte! Yo creo que piensas así porque no sabes, pero, si supieras, pensarías diferente.

—¿Tú crees?

—Claro.

Termine de beber mi vaso de leche.

—¿Me enseñarías a bailar?

—¿De verdad? —Dude de su propuesta.

—Sí.

Rodeo la barra y se acercó a mí. Extendió su mano y tomó mi mano.

—Julen. ¿Bailarías conmigo esta noche?

¡Fue inesperado! ¡Repentino! ¡Súper dulce!

—Tú…

—Pídele a Alexa la canción que quieras bailar.

¿Esto estaba pasando? Trague saliva dulce. ¡Me sentí súper chistoso!

—Alexa. Reproduce Divine de Lunar Isles —le pedí a la bocina inteligente.

—Reproduciendo Divine de Lunar Isles —respondió ella.

Baje de mi asiento. Nuestras manos estaban entrelazadas y no me sentí extraño con él.

—Solo, trata de sentir el ritmo de la canción. No pedí una cumbia o una salsa porque eso es nivel avanzado. Esta canción es suave y tiene vibras retro. Solo mueve tus brazos y tu cuerpo al ritmo que tu sientas.

Solté su mano. Empezamos a movernos.

—Hasta ahora estoy confirmando que de verdad estás chaparrito —dijo él.

—Mido uno setenta.

—Y yo uno ochenta y cinco.

—¡Eres un nefilim! —Bromee.

—¿Te estás burlando de mí?

—Tal vez.

Sonreí ampliamente.

—¿Cómo doy vueltas?

—Tu mano derecha será la guía. Cada vez que quieras dar una vuelta debes empujar la mano de tu pareja y jalar para la vuelta. Así como este movimiento —le hice una muestra. Volví a tomar su mano.

—¿Solo eso?

—Sí. Inténtalo.

Asintió.

Copio mi movimiento y no le costo darme una vuelta. Le ofrecí mi otra mano y de ahí, nació otra vuelta más.

—¿Te pareció difícil? —Pregunté.

—No. Eres bueno enseñando.

—Ahora, solo debes practicar.

Asintió.

Seguimos bailando un par de canciones más y entonces, cuando Porcelain termino de sonar, él se acercó a mí. Me envolvió en sus brazos. Acomodó su rostro en mi cuello y el perfume de su camisa me hizo sentir nervioso. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué me abrazaba de forma tan repentina?

—¡Gracias por enseñarme! —Susurro a mi oído.

Alejo su rostro de mí y sus manos se posaron sobre mis hombros.

—¡Gracias por el pan con mermelada!

Nuestros ojos se encontraban en una oportunidad de fundirse para ser “solo uno”. ¡Mi corazón se estaba derritiendo por sentir sus manos sobre mis hombros!

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Comments

Mary (Lupis❤️🌹)

Mary (Lupis❤️🌹)

beso , beso, beso

2024-05-12

3

Diana Quintero

Diana Quintero

waaaaooooo 🔥 💑 😘

2024-04-20

4

°~zuley_ R.D.❤~°

°~zuley_ R.D.❤~°

Quien mas se imagino la voz de Alexa cuando respondió😂😂

2024-03-26

11

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