Capítulo 6

A primera hora Ruby se despertó y se cambió para presentarse ante los nobles, quería verse bien pero también imponer elegancia e inteligencia, estaba un poco nerviosa pero decidida a convencer a la corte de que ella era una buena opción.

—¿Está lista alteza? El emperador la espera —Frederic, el mayordomo había ido a buscar a la chica por orden de su señor y se quedó sorprendido por su angelical apariencia.

—Estoy lista Frederic, vamonos ya

—Suerte mi señorita —Dijo Sara al despedirse de Ruby, ella la veía con mucho orgullo ya que habían crecido juntas y sabía cuanto deseaba cumplir sus metas, por otro lado, como la princesa se había ido Sara le informó a la emperatriz, por medio de un ave mensajera celestial que todo estaba saliendo bien. Su madre no desconfiaba de ella, pero aún así se preocupaba y quería asegurarse de que todo estuviera bien.

Ruby entró al salón de reuniones y todos la miraron fijamente mientras se acercaba al emperador, algunos la miraban con fascinación y deseo mientras otros la miraban con indignación y molestia.

—Ella es la mujer de la que les hablé. —Señaló a la princesa para que se presente.

—Buenos días a todos, mi nombre es Ruby Dennise Nordt y mi objetivo es aportar todo lo posible para la guerra que se aproxima. —Algunos se miraron entre ellos preguntándose donde habían escuchado antes ese nombre, pero ninguno se acordó de que ella era la princesa.

—¿Alguna vez participó en una guerra señorita?

—Si, pero todas fueron enfrentamientos pequeños en comparación a mi ejército —Y era verdad, ya que su imperio tenía el ejército más grande y mejor entrenado de todos, ya que los propios emperadores los ayudaban a entrenar.

—Con todo respeto señorita Ruby, no creemos que una mujer extranjera deba tener el puesto de general.

—Eso ya no está en discusión primer ministro, ya tomé esa decisión y ustedes no van a oponerse, solo convoque esta reunión para que conozcan a la nueva general ¿Quedó claro? ¿O tienen más preguntas? —Gerald era un hombre muy imponente y no le gustaba para nada que alguien lo contradiga por lo que ya nadie dijo nada. —Pueden retirarse, General Nordt tú te quedas.

—Crei que iba a ser más difícil, pero gracias, me ayudó mucho

—Los ministros solo deben acatar órdenes, no fue nada

—De todas formas le agradezco ¿Quería decirme algo? Como pidió que me quedara

—Tengo que ir al pueblo en un rato ¿Quieres venir? Es que quizá les guste verte a esos niños y las personas que salvaste antes.

—Me encantaría acompañarlo, quiero ver como están esos niños

Ambos viajaron hasta el pueblo y todos recibieron a Ruby con gran alegría, el pueblo estaba de luto pero aún así decidieron festejar a su salvadora y agradecer también al emperador, la tía del niño que había salvado fue a agradecerle por salvar al hijo de su hermana y ofreció algunas comidas para ella. Gerald estuvo arreglando algunos asuntos para la reconstrucción de propiedades dañadas y dejar algunos guardias por si los enemigos volvían, aunque le parecía más que extraño que lograrán cruzar la frontera sin ser detectados, por lo que también reforzó la seguridad de ese lugar.

—Es muy tarde ¿Por qué no se quedan esta noche? —sugirió una de las mujeres que Ruby ayudó

—No creo que su majestad quiera quedarse esta noche, será mejor que regresemos.

—Me parece una buena idea en realidad, vamos a pasar la noche aquí —Ruby se sorprendió por lo que dijo el emperador pero terminó por aceptar.

—Tengo solo una habitación disponible, estamos ayudando a varias familias que perdieron sus hogares...

—No hay problema, gracias. —La mujer se retiró dejando a ambos en la sala después de mostrarles donde quedaba la habitación.

—¿Cómo vamos a hacer?

—Usted duerma en la habitación y yo estaré aquí, como general mi deber ahora es protegerlo.

—Entiendo, si tu quieres eso. —Sin decir más Gerald se fue a la habitación, el lugar era bonito aunque se notaba la humildad de los dueños.

Ruby iba a quedarse montando guardia, pero luego de un rato le agarró mucho sueño y como había algunos soldados más afuera decidió irse a dormir a un sofá de la sala. Un hombre que se hospedaba allí porque estaba de paso por el imperio se levantó al no poder dormir y la vio, una mujer hermosa con uniforme dormía como un ángel en ese sillón ¿Qué hacía una mujer tan hermosa y elegante en un lugar así? Y fue cuando recordó algo de su infancia, ella se parecía mucho a una niña que conoció hace mucho tiempo atrás.

—Oh, lo siento, no quise despertarla —Dijo él al ver que Ruby se levantó para sentarse en aquel sofá que no se veía muy cómodo.

—No hay problema, pude dormir un rato al menos, de todas formas no estoy durmiendo bien últimamente.

—¿A qué se debe su insomnio? —Preguntó con curiosidad.

—Nada importante ¿Y usted? ¿Por qué no puede dormir?

—Tengo algunos problemas familiares que no me permiten conciliar el sueño, además de que estoy lejos de mi hogar.

—¿De dónde eres? —La conversación parecía fluir demasiado para ser que acababan de conocerse.

—Soy de un lugar muy poco conocido, solo un pequeño reino.

—¿Huiste de tu familia?

—Algo así, es solo que mi hermana mayor va a heredar el trono y como vivo encerrado en ese palacio decidí salir a conocer el mundo.

—Oh, eres un príncipe. —El joven se dio cuenta que podría intimidar a la mujer sin tener intenciones y se apenó, no se dio cuenta y reveló su identidad.

—Si...

—¿Viniste en secreto?

—Si, por favor, no le digas a nadie quien soy. Aquí no soy un príncipe

—¿Y cual es el plan?

—Entrar al ejército, desde niño me entrenaron para luchar pero casi no hay guerras en mi país. —Ruby estaba sorprendida de la similitud con su historia y estaba feliz de poder hablar con alguien que la entienda un poco más.

—De hecho, yo también soy princesa de un reino y vine para estar en el ejército, ahora soy general.

—Debes ser muy buena luchando entonces.

—Si, mi familia siempre me entrenó para sobrevivir, aquí luchan para ganar pero gente como yo fue entrenada para matar.

—Te entiendo, me pasa algo similar, espero tener una suerte como la tuya entonces.

—Espero que cumplas tu objetivo, deben estar buscando muchos soldados ahora que estamos por entrar en guerra. Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?

—Joel ¿Y el tuyo?

—Ruby, es un placer conocerte Joel. —Ambos se sonrieron y siguieron hablando un rato más.

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