Capítulo 7

 Al otro día el emperador despertó y no estaba muy cómodo, en realidad casi no durmió, no porque fuera incómodo sino que se había quedado pensando en la tensión que se aproxima por la guerra, las tropas enemigas ya estaban movilizandose y era cuestión de días que todo empezara. Salió en busca de Ruby para decirle que lo ayude a encargarse de los últimos detalles y se irían, aunque era un poco excusa, quería conocer un poco a la mujer que esta a asignando como general... claro que solo por cuestiones oficiales, pero cuando fue en su búsqueda la encontró afuera hablando con unos niños y con un hombre alto y fuerte al lado ¿Y ese de donde había salido? Se preguntaba el emperador.

—General —Dijo él llamando su atención y todos hicieron una reverencia, excepto Joel, se negaba a hacer algo así

—Buenos días su majestad ¿Durmió bien?

—Nos vamos en cinco minutos, ya me ausente lo suficiente —Ruby no entendía muy bien esa formalidad en su tono pero asintió y se fue, seguida de Joel.

—Te ayudo, así será más rápido para su majestad —mencionó él mirando al emperador quien sólo lo miró como si quisiera matarlo, no le gustaba que le falten el respeto

 Rápidamente, volvieron al palacio sin decir ni una sola palabra y Joel quedó en el pueblo luego de despedirse de Ruby, se había quedado encantado con esa chica y con su historia, era realmente una mujer muy fuerte.

—Probablemente en unos días partiremos a ña frontera junto al ejército ¿Está preparada para eso?

—Por supuesto que si ¿Cómo podría no estarlo?

—Bien, prepara todo.

—Oh solo una pregunta ¿Sara puede acompañarme? —Era una pregunta bastante extraña para Gerald ¿Por qué quería a su dama de compañía allí?

—Puede ser peligroso para ella, pero es su sirvienta, haga lo que le parezca

—Bien, Sara no es solo una sirvienta, ella está muy bien entrenada y podría hacerle frente a un soldado si quisiera. —Algo difícil de creer ya que la muchacha siempre se ve tranquila y pacífica, aunque si la provocan su personalidad cambia rotundamente.

—Como digas ¿Vas a llevar a tus hombres?

—No, los voy a enviar de regreso a mi imperio, no quiero que participen en una guerra solo por escoltarme hasta aquí —Y es que sus padres enviaron una delegación de 50 hombres con ella por si acaso.

Los días continuaron, los preparativos ya estaban listos, el ejército de Wern ya estaba ubicado en zonas estratégicas y solo faltaba que el emperador y varios generales tomen sus lugares, Ruby ya tenía todo listo y solo se preguntaba como estaba Gerald, seguramente no estuvo durmiendo bien por tanta tensión por lo que decidió ir a visitarlo para llevarle unas hierbas para relajarse, a ella le funcionan mucho y quizá al emperador también le sirva. Fue hasta la oficina de Gerald, pero le informaron que ya estaba en su habitación por lo que fue hasta ahí, era temprano así que no creía que estuviera durmiendo, quizá seguía trabajando pero desde su habitación.

—Informen al emperador que estoy aquí. —habló a los guardias que entraron a avisarle al hombre

—Váyanse —ordenó el emperador a los guardias y miró a Ruby —¿Qué quieres?

—Vine para darle esto —Contestó ella y estiró sus manos dejando ver un frasco con algunas hierbas.

—¿Qué es eso?

—Es para ayudar a la ansiedad, te relajan. —El emperador estaba algo sudado y parecía que veía a Ruby con dificultad.

—¿Estás bien?

—Si, pasa y déjalo sobre la mesa —Dijo él y se volteó dejándola pasar, ella dudó un segundo porque no parecía apropiado, pero entró porque ella era una general, no pasaba nada.

—Estoy segura de que vamos a ganar esta guerra.

—Aún así las pérdidas son inevitables y no me agrada esa idea. —El emperador estaba caminando hasta su cama cuando de repente cayó de rodillas al suelo.

—¡Gerald! —El emperador se sorprendió al escuchar que lo llamó por su nombre e intentó levantarse pero Ruby lo detuvo —No te muevas, estas volando de fiebre, voy a llamar al medico.

—No, no lo llames, estoy bien —Ella lo ayudó a llegar a la cama y se sentó

—No seas tonto, voy a llamarlo ahora mismo —El emperador tomó la mano de Ruby para evitar que se vaya de su habitación y habló

—Ruby, él ya sabe lo que me pasa, es algo normal.

—¿Cómo puede ser normal? Estamos a punto de ir a una guerra, el emperador no puede estar débil y lo sabes.

—No soy débil

—Bueno no te ves muy fuerte justo ahora, que terco, si no quieres al médico yo te atenderé. Gerald se quedó en silencio y Ruby lo acostó en la cama

—¿Qué haces?

—Ya no hables, voy a curarte, no quiero que mi jefe muera antes de la guerra ¿ok? —Ella se acercó rápidamente y le dio un beso en la frente a Gerald quien sintió toda una energía recorrer su cuerpo.

El emperador tenía una maldición desde hace muchos años, una que le impedía amar a una persona tener una familia en el futuro, era una maldición que lo mantenía distante y en soledad de todos, habían muchas personas en el palacio pero aún así se sentía solo en todo momento.

—Ruby

—Oh, tienes una fuerte energía oscura, un sello muy fuerte

—Ya me siento mejor Ruby, gracias —Ella sonrió al emperador y acarició su cabello pero en ese momento se desvaneció sobre él. —¿Ruby? —La princesa había forzado gran parte de su poder para acabar con la maldición de Gerald. Al otro día despertó muy cómoda abrazando su almohada hasta que recordó lo que había pasado la noche anterior y abrió sus ojos notando que estaba abrazando al emperador en su propia cama, se levantó espantada y llena de vergüenza

—¿Por qué estoy durmiendo aquí?

—Te caíste encima mío y parecías estar durmiendo muy cómoda ¿Cómo iba a despertar a la persona que me curó?

—¿Qué pensará la gente? —Ella estaba más que preocupada —Van a decir que seduje al emperador para cumplir mis caprichos.

—Entonces salta por el balcón, como la última vez —comentó él con una sonrisa divertida, le agradaba molestar a Ruby.

—¡Buena idea! —Ni siquiera lo pensó y saltó por ahí encontrándose con Frederic durante su huida —¡Ahh!

—Alteza ¿La asusté? ¿De dónde viene? —Ella estaba como una niña que acababa de ser descubierta y salió corriendo.

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