Maximus viajo al día siguiente, estaba enfadado ese sería el final de su relación con Eleonora.
Una cosa era que anduviera de fiestas, compras, viajes y otra muy diferente eran esos excesos.
Se encontraba junto al médico observándola.
Yannis se reunió junto a su amigo en el hospital.
— Habla con los contables, suspenderé todas sus cuentas y prepara todo, la internare dijo Maximus.
— Cómo órdenes dijo Yannis.
Maximus no dejaría que Eleonora arrastrara su apellido en el fango y mucho menos que en el futuro Helena sea señalada por los excesos de su madre.
Finalmente,Maximus interno a Eleonora en una clínica de rehabilitación en Cerdeña, alejada por completo del interés de la prensa griega.
Tras seis meses de rehabilitación Eleonora fue dada de alta y llevada a la isla.
Ella observa a su hija la niña jugaba en la sala tenía dos años y medios.
—Jack, haz el favor de salir... -le suplicó Rosse la niñera, al pequeño terrier que se escondía bajo la mesa.
Le habían negado la oportunidad de hincar los dientes en la pierna de Länder y por tanto, le habían impedido cumplir con su deber de proteger a su dueña Helena de un intruso. Se suponía que los perros no se enfurruñaban, pero Jack solía enrabietarse como un niño cuando se veía privado del placer de echar a las personas de la casa.
Helena soltó una risotada y se dispuso a gatear bajo el mueble en busca de su compañero de juegos. Pero Ròsse se lo impidió, aquellos enormes ojos verde jade se abrieron de par en par y empezó a dar manotazos para librarse de los brazos de su niñera. Cuando vio que no lo conseguía, gritó contrariada.
— Helena, no dijo Rosse
<<¿No?>>Helena miró con evidente perplejidad a la mujer de pelo claro y grandes ojos azules llenos de ansiedad. Marie, su niñera, utilizaba con frecuencia aquella desagradable palabra, y también su padre. Pero sabía que Rosse la adoraba y detestaba negarle nada. De hecho a sus dos años y medio tenía todos los instintos de una tirana que había descubierto que únicamente necesitaba algunas respuestas básicas para obtener el triunfo en cualquier situación: cuando le frustraban algún plan, solo tenía que agarrar un buen berrinche hasta que le dieran lo que quería. Así que empezó a respirar hondo preparándose para gritar y patalear.
Maximus ingresó a la sala en ese momento.
— Koukla mou, no llores dijo su padre perplejo ante semejante berrinche.
—Esta niña está muy mimada! -le dijo Länder y lo había hecho con tan evidente desagrado, que la tierna y maternal Rosse se había sentido herida ya que ella era la responsable de la educación de Helena.
—Exigente la pequeña, ¿no? - comento con desaprobación Serafina. ¿No has pensado en buscarle otra niñera necesita un poco de disciplina?.
Maximus miró a Rose, ella era la que más la concentia, lo que más le gustaba de Rose era precisamente eso que solo tenía ojos para su hija, pero empezaba a ver las desventajas.
— Lleva a la niña a su habitación ordenó Maximus.
— Como ordene señor Athanasiou.
-Tienes que ser firme con ella -le había recomendado Marie después de que Rose insistiera en que le explicara por qué la niña no se comportaba de ese modo con ella-.
—Helena puede llegar a ser muy terca cuando se encapricha comento Serafina.
Rose la levantó en brazos y la estrechó con fuerza mientras parpadeaba para eliminar las lágrimas de sus ojos. Todo el amor desesperado que nunca podría entregarle a un hijo propio ya que no podía tenerlos había sido transferido a esa niña. Tal vez al principio vio la oportunidad del trabajo como un nuevo comienzo y sabia que solo era un trabajo , pero como no encariñarse si solo tenía nueve meses cuando cargo por primera vez a Helena, salió con la niña de la sala para ducharla.
Maximus ingresó a la habitación de la niña, escucho voces provenientes del baño.
Helena se encontraba en la tina aplaudiendo mientras Rose le cantaba una nana en inglés.
— Pateras, exclamó Helena aplaudiendo mientras miraba a su padre parado en la puerta.
Rosse miró a su jefe estaba muy serio y se dio vuelta.
— Ahora no Koukla mou, termina de bañarte. En cuanto termine la espero en mi oficina.
— Como ordene señor Athanasiou dijo ella mirándolo. Él frunció el ceño, Rosse llevaba la camiseta empapada y no tenía brasier bajó la mirada hasta donde se adivinaban los duros pezones de Rosse. Maldijo profusamente, se dio media vuelta y abandono la habitación.
Luego de acostar a la niña y que esta se durmiera Rosse paso a cambiarse la ropa mojada, cuando bañaba a Helena llevaba encima la menor cantidad posible de ropa, ya que siempre acababa empapada.
Luego se dirigió hacia la oficina golpeó la puerta y Maximus permitió que pasara.
Maximus la observó en silencio admiraba su cintura estrecha y las esbeltas curvas bajo el modesto vaquero y una sudadera a pesar de esa ropa tan poco favorecedora, Maximus había reconocido inmediatamente que era una belleza, un diamante en bruto. Tal vez no una belleza convencional, no la clase de belleza a la que él estaba acostumbrado, pero desde luego era una chica muy guapa.
—Siéntese, tenemos que hablar le dijo Maximus señalando la silla.
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Updated 131 Episodes
Comments
Eliana Artigas
Deberían enamorarse
2024-08-01
3
Herlinda Luna
Jajajaja ahora resulta que le gustó Rose
2024-07-23
0
Amparo Duque
genial
2024-03-08
6