La Heredera
En el día de mi cumpleaños les presento mi nueva novela, no empiecen a apurar porque ni yo sé donde termina esto.🤣
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Maximus estaba aburrido. Había perdido interés por los opulentos encantos de su amante de piel color crema y sumamente sofisticada. Justo en ese instante estaba en la cama, cautivada por su reflejo en el espejo mientras se colocaba el resplandeciente colgante de rubí que colgaba de su cuello.
–Es precioso –le dijo con los ojos abiertos de par en par y ávida admiración–. Gracias. Has sido muy generoso.
Ginna era muy perspicaz. Sabía que el colgante era un regalo de despedida y que tendría que abandonar su espléndido piso de Londres sin discusión y partir en busca de otro hombre rico. Tal como Maximus había descubierto, el sexo no era para tanto. En el dormitorio prefería a las aficionadas antes que a las profesionales, pero no se hacía muchas ilusiones con la moral de las mujeres que tenía como amantes. Les proporcionaba medios para disfrutar de la buena vida mientras ellas le proporcionaban a él una necesaria válvula de escape para su excesivamente acusado deseo sexual. Esas mujeres comprendían la necesidad de que fuera una relación discreta y entendían que contactar con los medios sería un movimiento muy poco inteligente. —¿Vas a casarte? –le preguntó Ginna bruscamente antes de lanzarle una mirada de desconcierto–. Lo siento, sé que no es asunto mío.
–Aún no, pero pronto –respondió Maximus escuetamente estirándose la chaqueta sastre de su traje y dándose la vuelta.
—Buena suerte –dijo ella en voz baja–. Será una mujer afortunada.
Maximus ingresó al ascensor en realidad no se hacía muchas ilusiones con respecto a su matrimonio. Frío y cínico eran las dos palabras que describirían a Maximus Athanasiou tenía 43 años, acechado por las mujeres dada su inmensa fortuna y su atractivo físico. Esa noche se dirigió a París, donde se reuniría al día siguiente con su futura esposa Eleonora Papadousky, una joven heredera.
Eleonora Papadousky ingresó a las oficinas
del corporativo Papadousky.
Su padre había fallecido tres meses antes y ese día, un día después de que ella cumpliera 23 años se leería el testamento.
—¿Señorita Papadousky? Un hombre joven, con traje elegante, la arrancó de sus agitados pensamientos. Eleonora recogió el bolso y se puso en pie.
— ¿Sí?
— El señor Athanasiou la está esperando. Eleonora alcanzó a desplegar una versión forzada de su alegre sonrisa y consultó su reloj.
— A las diez en punto. Maximus no ha cambiado nada; sigue siendo un maniático de la puntualidad. El hombre pareció sorprenderse de aquel comentario coloquial.
Ella pasó a la sala de juntas seis cabezas se giraron a verla cuando las puertas se abrieron.
— Señorita Papadousky, bienvenida tomé asiento le dijo Maximus.
Eleonora tomó asiento y miró a los caballeros presentes.
El abogado leyó el testamento, ella no podía creer lo que estaba escuchando, su padre la había dejado prácticamente en la calle.
— Pero soy su hija, no puede hacerme esto dijo ella.
Maximus la observó, los excesos de Eleonora habían sido motivo de preocupación para su padre. El muy tonto pensó que obligándola a casarse y formar una familia los excesos acabarían.
— Tu padre solo quiso proteger su fortuna y tu futuro dijo Maximus.— Hasta que tu decidas hacer lo que el testamento exige, yo administrare todo y te depositaré la mensualidad que tu padre fijo.
— Sí, pero de que me sirve cumplir con la imposición de mi padre, solo recibiré un porcentaje, el resto será para mi hijo y tu seguirás administrando todo.
— Es cierto, pero recibirás tu porcentaje, y la mensualidad de tu esposo.
Eleonora lo miró seriamente — Dejenme a solas con el señor Athanasiou.
— Caballeros, retírense dijo Maximus.
Ella lo miro con recelo, su padre ya le había insinuado unos meses antes que se casara con Maximus y no habia sido la primera vez.
— Te escucho, exclamó Maximus enarcando una ceja.
— ¿Tú sabes que mi padre quería que casara contigo?, pregunto ella.
— Efectivamente, me había comentado sus intenciones.
— No tengo interés alguno en casarme, pero estoy abierta a una negociación dijo ella.
—¿Hablas de un matrimonio de conveniencia?
— Sí, te sorprende eso.
— Para nada creo que en veinte años me cruzaré contigo y seguirás igual de cabeza fresca.
— Tú tampoco eres un niño, aún no te has casado y me doblas la edad.
— Lo reflexionaré y te comunicare mi decisión dijo Maximus.
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...Maximus se encontraba de pie en la terraza de su Isla Athanasiou, con sus penetrantes ojos miró hacia puerto y vio la llegada de su flamante yate....
Su futura esposa Eleonora Papadousky había llegado en dos días contraería matrimonio y la fusión de ambas fortuna sería un hecho. La unión entre las dos familias más poderosas de Grecia se llevaría acabo.
Eleonora Papadousky miro hacia la imponente mansión donde aguardaba su futuro esposo Maximus, ella era hija única a sus veintitrés años lo único que le importaba era andar de fiestas. Pero su padre había dejado estipulado que para poder disponer de su herencia debía casarse y tener un hijo, obviamente su padre había elegido a su futuro esposo antes de morir, ya que lo había nombrado supervisor de los negócios de la familia, por lo tanto responsable de la fortuna Papadousky y ese era nada más ni nada menos que Maximus Athanasiou socio de su padre, él muy cretino la habia hecho esperar por dos meses para darle una respuesta, obviamente .
Eleonora Papadousky bajo del yate y vio a su futuro esposo. Maximus observó a su futura esposa, si bien Eleonora era un auténtico dolor de cabeza tenía que reconocer que era linda poseía una piel perfecta, un cabello rubio ceniza, unos ojos color jade preciosos y una boca que hacía a un hombre pensar en el pecado… y él tenía pocas inhibiciones cuando se trataba del sexo. Era un hombre de sangre caliente con la necesidad de mantener relaciones sexuales de manera regular, si a eso le sumaba que ganaría una fortuna con esa unión.El matrimonio se le hacía algo perfecto.
Eleonora miró a Maximus era sencillamente imponente, desde su metro ochenta de estatura, el brillante pelo negro hasta el fuerte mentón masculino y los ojos de color pardo. El mayor defecto era tal vez que era completamente intransigente, muy estructurado y que ella no tenía deseo alguno de casarse.
— Eleonora bienvenida espero que el viaje haya sido placentero dijo él besándola en la mejilla.
— Gracias, lo fue. Aun así hubiera preferido casarme en la ciudad dijo ella mientras caminaba a su lado.
— Lo sé, pero acostúmbrate a este lugar pasaremos bastante tiempo aquí dijo él.
— Pensé que después de nuestro matrimonio podría regresar a Londres, tú te harás con el control de todo no me necesitas aquí dijo Eleonora.
Maximus se detuvo colocó su mano debajo de su mentón y la miró a los ojos.
— Estaremos juntos hasta que me des un hijo, sin ese hijo tú no tendrás acceso a tu fortuna y claro está yo deseo un heredero.
— ¡Supuse que esperaríamos un tiempo!.
—No, piensa que cuanto antes lo tengamos más rápido podrás hacer tu vida dijo él. — Aún estás a tiempo si no estás de acuerdo puedes marcharte.
Ella suspiro — Está bien será como tu quieres.
Ellos ingresaron a la imponente mansión, Eleonora miró a su alrededor, en un año podría dejar ese lugar, un año encerrada en esa maldita isla. Maximus llamo a una de las empleadas.
— Hipólita, acompañe a mi futura esposa a su habitación, cenaremos en dos horas...
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Comments
Cinzia Cantú
Con razón quiere rápido un hijo !! Al tenerlo ella que hará, se irá sin más ??
2024-10-30
0
ADRIANA VA
/Smile/
2024-07-17
0
Lourdes Mercado Cobos
uuuuaaa 20 años demasiada diferencia
2024-03-25
2